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Tal y como se anunciaba en 'La Verdad' de 21 de diciembre pasado, el alcalde de Elche, Carlos González, y la concejala de Cultura y Educación, Patricia Maciá, deben de estar a punto de convocar a los representantes de la asociación Volem Palmerar y a los cabecillas de la afición pictórica ilicitana para conformar la creación, en el bonito Huerto de San Plácido, de una escuela municipal de pintura inspirada en la desaparecida Escuela de Pintura de Hort del Xocolater, que estuvo funcionando desde el año 1975 hasta el mes de mayo de 2014. Convirtiendo a la ciudad de Elche en el lugar del planeta de más pintores por metro cuadrado, con innumerables talleres de pintura, institucionales y particulares, a su alargada sombra. Todos los recién nacidos en Elche durante estos 39 años han venido sensibilizándose al aguarrás desde la cuna. Difícilmente se podrá entrar en una casa de la ciudad y no encontrar cuadros pintados por sus habitantes o del entorno familiar.

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A la hora de pensar, hoy día, sobre un nuevo proyecto de aprendizaje artístico tal vez fuera oportuno deparar, aunque fuese a modo de homenaje, en algunos de los conceptos que sirvieron para alumbrar la extinta Escuela de Pintura del Hort del Xocolater, idea de Jaime Brotons Guardiola, responsable de la Obra Social de la Caja de Ahorros del Sureste de España de entonces, y el asesoramiento de los arquitectos y críticos de arte Manuel y Tomás Martínez Blasco: «Confesemos que quisimos imitar a la escuela naturalista de Barbizon. Intentamos rememorar aquel grupo de pintores encabezados por Teodoro Rousseau, al que se añadieron Dupré, Díaz de la Peña, Daubigny... Porque aquellos iluminados fueron los primeros en entender que el bosque de Fontainebleau podía susurrarles la gracia de sus enseñanzas, y se marcharon a vivir sus sueños en las escondidas sendas que el bosque les deparaba.

«Nosotros también disponíamos del bosque de palmeras como un corazón confidente. Pero la doctrina no podía ser la misma. Aprender a amar la Naturaleza, con fecunda avidez, para proyectarla sobre el lienzo, eso era fácil en un grupo de pintores ya hechos. Sin embargo, aquí costaba mucho despertar ese amor en jóvenes aprendices, distraídos e inseguros. Éste ha sido el mejor mérito de la Escuela del Hort del Xocolater: haber ganado la batalla, afrontando la dura realidad de tener que trabajar con tiernos principiantes, sacudiéndoles el miedo hasta que tomaran su vuelo en el espacio artístico de la Pintura.» ¡Muy bien! Ahí estuvimos. Digamos que estos fueron los principios fundacionales históricos que nunca deberemos olvidar a la hora de analizar y reflexionar sobre los resultados conseguidos por nuestra Escuela.

Antes de continuar, quisiera manifestar mi admiración y afecto por la asociación Volem Palmerar, profundamente preocupada por la conservación, divulgación e investigación de todo lo que implique al Palmeral de Elche. Casualmente asistí a una de sus reuniones y pude presenciar la complejidad de cuantas iniciativas se ponían encima de la mesa, haciendo hincapié en la conveniencia de interaccionar con los colegios e institutos de la ciudad para diseñar proyectos conjuntos de más largo alcance. Sembrar las habas, vamos. Muy bien.

Y ahora viene lo más bonito. Han sido los cariñosos y nostálgicos recuerdos de aquellos sábados de pintura entre palmeras, de una antigua alumna del Hort, María Dolores Asencio, y ahora componente de Volem Palmerar, quienes han propiciado que estemos a punto de inaugurar un nuevo espacio para el dibujo y la pintura al aire libre en Elche. Ella puso en marcha la organización de las estrategias más oportunas para seducir y emocionar a toda la corporación municipal y a toda la ciudadanía. Tendríais que haber visto el despliegue de más de 150 pintores, niños y mayores, trabajando en el Huerto de San Plácido el día 28 de noviembre pasado, en la celebración del XV aniversario de la declaración del Palmeral de Elche Patrimonio de la Humanidad por la Unesco... Todos los presentes teníamos en mente la Escuela de Pintura del Hort del Xocolater en un auténtico intercambio de suspiros y lamentaciones. Aquello clamaba al cielo. Creo que tardaré en volver a ver al alcalde y a la concejala de Cultura tan tocados. Gracias, Loli, ya estás en la historia. Continuará...

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