«-En realidad soy veterinario, pero cásate conmigo y nunca más miraré a otro animal». Hugo Z. Hackenbush (Groucho Marx) en 'Un día en las carreras' (1937).
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Hemos vivido unos días navideños más intensos de lo habitual, lo que sin duda ha repercutido en un sobrepeso añadido al normal en estas fechas. Así, comprobamos que el alcalde y el gobierno plural y de progreso que encabeza no solo se ha comido el turrón, sino también unos cuantos polvorones y algún que otro mazapán. Y para atestiguarlo, todos sus integrantes brindaron con cava y sidra sin alcohol al término del último Pleno del 2015, en el que, tras un año de prórroga presupuestaria, el tripartito aprobó sus primeras cuentas municipales, con la 'germanor' que caracteriza las relaciones entre los socios en los últimos tiempos, tras el amago de ruptura de Ilicitanos con el IBI. Y una vez más, volvieron a brindar con Sus Majestades de Oriente en la recepción que les ofrecieron en el Ayuntamiento, tras llegar a la ciudad en unos coches eléctricos. Quedaba la duda de si finalmente nuestros primeros munícipes saldrían en la Cabalgata encarnando a los andarines monarcas portadores de oro, incienso y mirra. Especialmente hubo quien se fijó de manera pormenorizada en si tras las frondosas barbas y rizadas cabelleras de Gaspar y Melchor se escondían Mireia Mollà y Cristina Martínez, en sintonía con otras ciudades donde han apostado por magas travestidas y/o republicanas en pro de la visibilidad femenina en tan machista y/o monárquica celebración. Otros creyeron identificar claramente a Carlos González personificando a Baltasar, tras un buen embetunado, pero la propia primera autoridad desmintió posteriormente tal conjetura mientras quemaba una 'atxa' en lo alto de Calendura, argumentando que tal suplantación sería una burda burla al noble colectivo de las personas con una mayor concentración de melanina epidérmica, por lo que no era él. ¿Sería entonces Suprercristina? Tampoco, desmintió rápidamente la edil a través de varios cientos de mensajes en las redes sociales (algunos de ellos saltaron incluso del ciberespacio al sideral a través del Hispasat), en los que argumentaba con aportaciones documentales y grabaciones varias que se encontraba en pleno trabajo, supervisando la actuación de la nueva ambulancia municipal para emergencias y catastróficas desdichas. Por el momento no había tenido que actuar todavía, porque al no salir animales (salvajes) en la Cabalgata, el riesgo de accidentes entre el público y de malos tratos a los cuadrúpedos se redujo sensiblemente. Se la ve contenta y satisfecha a la responsable del área municipal sanitaria y de emergencias desde que tiene a su lado a sus excompañeros del SAMU ocupándose de estos asuntos. Al menos durante un par de meses, mientras se convoca el concurso para el contrato definitivo de este servicio. Hay quienes se preguntan (los de siempre, claro) si no hubiese sido mejor prorrogar el convenio con DYA el tiempo necesario para convocar y adjudicar el nuevo contrato, en lugar de darle el servicio a dedo a una nueva empresa por unos meses. ¿O es que ya se da por supuesto que será la adjudicataria?, se siguen preguntando esos mismos de siempre. Una labor que ha pasado a desempeñar la misma empresa que realiza idéntico servicio para la Conselleria de Sanidad Universal. Es decir -recalcan, dale que dale, los detractores de Cris, que los tiene, aunque parezca que no-, que vamos a pagarle a una compañía 200.000 euros al año (casi cuatro veces más que el convenio con DYA y con menos recursos) para que haga un servicio que, según reconoce la propia edil, no corresponde prestar al Ayuntamiento, pero que lo presta para suplir las carencias en ambulancias que tenemos en el municipio por culpa de la conselleria que paga a la empresa que va a reforzar el servicio que esa misma compañía no cubre, porque no se lo pagan y por eso lo abonarán las arcas municipales, aunque ahora con personal de total confianza de la edil. Y mientras anunciaba todo esto (bueno, no dijo nada de la relación contractual de la elegida con Sanidad), Martínez tenía a su lado al concejal de Compromís Antonio García, que miraba al techo tratando de no sonrojarse cada vez que la edil repetía, ante las insistentes preguntas de los habituales plumillas pérfidos y manipuladores, que la empresa que había contratado a dedo temporalmente se nutría de sus compañeros de trabajo. Transparencia total, nada de ocultismo, como manda la nueva política. No había nadie del PSOE en la rueda de prensa, para evitar un mal trago similar (qué iban a hacer, si se aprobó en la Junta de Gobierno), pero JR Pareja, que al parecer era el único concejal de la oposición de guardia en esos días vacacionales, salió para hablar de «enquistamientos personales» de la edil respecto a DYA en este tema. Mercedes Alonso tampoco ve bien que se haya firmado la defunción del convenio con DYA sin llamar antes al SAMU a ver si se le podía practicar una RCP y mantenerlo vivo por un tiempo. En cualquier caso, ya que todo queda en familia (política), es de esperar que un día de estos el tripartito presentará una moción para exigir a la conselleria que abone a las arcas municipales los 200.000 euros por un servicio que debería prestar y no presta. O para que Sanidad asigne una ambulancia más de SVB y asunto resuelto. Mollà ya lo está viendo con Ximo Puig.
Bien, pues siguiendo en esta línea, un proyecto que, según todos los indicios, necesitará unas buenas maniobras de reanimación, y no solo cardiopulmonar, es el del Mercado Central. Sobrepasado ya el plazo oficioso que el equipo de gobierno dio para resolver si seguía adelante o no (finales de año), la situación deriva hacia el choque de intereses y la paralización 'sine die'; o lo que es lo mismo, que entrará en el terreno judicial por los años de los años. El PP, por boca de la exalcaldesa, ha denunciado que los técnicos municipales elegidos para contestar las correcciones presentadas por la empresa son contrarios al proyecto, lo que ha motivado una encendida defensa de la independencia del colectivo funcionarial local a cargo del concejal de las obras, José Manuel Sánchez. ¿Sabrán algo los populares de su etapa en el gobierno que se les escapa a los del tripartito? Al parecer sí, porque Alonso ya ha dicho que el informe será negativo. Y si no, al tiempo. Vale, pero mientras tanto, tranquilos; no sea cosa que alguien sufra una crisis de ansiedad y haya que llamar a la ambulancia.
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