Urgente Dos detenidos por la agresión a tres aficionados del Villarreal tras el derbi en La Cerámica

«Predicar moral es fácil, mucho más fácil que ajustar la vida a la moral que se predica». Aforismo de Arthur Schopenhauer (1788-1860), filósofo alemán.

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Va un confiado ciudadano y pregunta en el Pleno del lunes cuándo se va a enterar la ciudadanía de los sueldos que cobran los concejales. Y hace hincapié, concretamente, en los emolumentos de la ilicitana Cristina Martínez, supongo que por la insistencia de la edil en que ella no vive de la política ni cobra exclusiva ni sueldos ni nada que se le parezca. No obtiene respuesta de la mentada, pero sale la responsable municipal de Transparencia Universal y Sostenible, la compromisaria Esther Díez, y le dice que en la web dedicada a airear la actividad municipal y la de sus protagonistas (siempre que sea pública y notoria, claro), tendrán los ciudadanos toda la información pertinente. La edil demuestra, una vez más, que es una persona seria y que cumple con su 'compromís', y cuelga la tabla de los sueldos en transparencia.elche.es. @CMR también lo pone en su 'féisbuc' pero como la cámara de su móvil no tiene gran angular, le sale la hoja algo desenfocada y a falta de dos columnas de la derecha. El ciudadano Caballero, que está a la que salta y no se le escapa nada, la acusa 'ipso facto' de manipular de nuevo las cifras y de mentir y engañar a los ilicitanos (los suyos en particular y todos en general) ocultando que aparte de los 803,06 euros que cobra al mes como teniente de alcalde y los 280,79 como portavoz, hay un apartado que dice '*Ver tabla 1', que no aparece en la foto de su 'feis'. Y que al pie de la página está la susodicha tabla 1, donde se indica lo que percibe cada concejal sin dedicación exclusiva por asistir a los plenos y comisiones o reuniones de órganos, empresas y consejos municipales. El líder de Ciudadanos echa mano de la calculadora, suma, resta, divide, multiplica, aplica alguna raíz cuadrada por aquí, una derivada por allá, lo multiplica por 3,1416... y zas: le sale que además de los mil euros indicados, se embolsa otra cantidad cercana, igual o superior, según las circunstancias, a 1.500 brutos más, cada mes. El resto de la oposición (y buena parte del equipo de gobierno, aunque disfrazados de tortugas ninja y con la voz distorsionada para no ser reconocidos) corrobora las cifras. O sea, remata Caballero: menos lobos, Caperucita Verde, que cobras y no poco, vino a decir. «Ves, lo que yo decía», infiere JR Pareja. «No, si ya os lo dije», añade Vicente Granero. La moraleja de todo esto no es que cobre otro sueldo público además de su asignación profesional como médico, porque de todos es conocida su capacidad de trabajo, su dedicación y denuedo por la cosa pública y su infatigable ahínco para desenmascarar a malandrines, rufianes, bergantes y tunantes sea cual sea su pelaje. Lo que hace que algunos (los de siempre y varios más) levante el apósito y sigan metiendo el dedo en la llaga es la renuencia de la edil a admitir que cobra como los demás miembros del equipo de gobierno. Tan simple como eso. En cualquier caso, para evitar cálculos y suposiciones malévolas y maledicientes, y no tener que ir de un sitio a otro de la traslúcida web municipal, columna arriba y columna abajo, ora a derecha, ora a izquierda, hay que dar otro paso adelante más. Nos hemos quedado en la Transparencia 2.0 y el pueblo reclama ya la 3.0. Es decir, que veamos en ese mismo portal las nóminas mensuales de todos los miembros de la corporación, con sus decimales incluidos. Eso sí que sería rendir cuentas al pueblo sin subterfugios. Aunque seguro que habrá por ahí alguna normativa de protección de datos o de la intimidad fiscal que seguramente lo impedirá. Pero no hay que cejar en la búsqueda de la absoluta transparencia. Seguimos.

Que le pregunten sobre trasparencia si no a Mercedes Alonso, que vuelve a la palestra de la trama corrupta del PP regional porque se ha aireado una conversación suya con Enrique Ortiz de cuando era alcaldesa, a propósito de la contrata de la basura. Una charla distendida en la que la primera edil admite su descontento con la actual contrata y relata varios incumplimientos, sobre los que pide consejo al zorro que vigila las gallinas, dicho sea metafóricamente, claro. Más allá de que PSOE y Compromís pongan el acento en el tono de la conversación y pidan las oportunas explicaciones e incluso la dimisión, lo más sorprendente resulta que pese a ese malestar, la empresa acabara recibiendo una sustanciosa prórroga del contrato, realizada de manera absolutamente opaca, con nocturnidad y alevosía, sin conocimiento de la oposición, y que según el actual gobierno tricolor, ha sido absolutamente gravosa y lesiva para los intereses generales de los ilicitanos. Eso es lo que dicen los políticos y lo que los ciudadanos comprueban en sus calles y plazas. No parece desprenderse de esta conversación ningún supuesto ilícito, pero no dice mucho en favor del olfato político de Alonso recurrir a los servicios como asesor en el tema de la basura a quien está inmerso hasta las cejas en el mayor caso de corrupción político-empresarial detectado en la provincia, precisamente en torno a las residuos sólidos urbanos. Tal vez pensó la entonces alcaldesa que ¿quién más cualificado que Ortiz para aconsejarla en un caso sobre contratas de limpieza? En ese aspecto, dejando aparte otras connotaciones, iba bien encaminada, desde luego. De cualquier manera, como se ha visto, no queda estética la cuestión. El 'caso Gürtel' le tocó tangencialmente y el asunto quedó en una mera declaración como testigo en Valencia. Ahora se rescata esta vieja grabación que vuelve a situar a Alonso en un lance comprometido, relacionado, aunque por el momento también tangencialmente, con otra oleada de corrupción en el seno de su partido. La transparencia, ya se sabe, no se estilaba en su época. Y las consecuencias se están viendo. No solo en el tema de las basuras. En el caso del Mercado Central parece que está siendo más complicado de lo esperado desenmarañar la madeja. Al final, lo traslúcido cunde más, en apariencias y en consecuencias. Ánimo.

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