Las palmas viajan a sus destinos

Las tradicionales palmas blancas para el Domingo de Ramos que el Ayuntamiento regala a la Reina doña Letizia, al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy; al Papa Francisco y al obispo de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, entre otras personalidades, ya están de camino a sus respectivos destinatarios.

Cuatro trabajos de artesanía de entre 3 y 3,5 metros de altura, que recogen la esencia de cada una de las autoridades asignadas. Ayer se presentaron en el Huerto de San Plácido las cuatro palmas rizadas con la presencia del alcalde, Carlos González; el concejal de Fiestas, José Pérez, y los responsables de la elaboración de las palmas, Francisco Serrano y Francisco Carbonell.

También se envían palmas lisas al rey Felipe VI, presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, y a Juan Manuel Ramón, alcalde de Jaca, ciudad hermanada con Elche.

González destacó el «gran trabajo» realizado por los talleres artesanos de la palma blanca, que cada año diseñan «auténticas obras de arte, ya que se caracterizan por su originalidad, plasticidad y belleza». Además recordó que la labor de la palma blanca «es una tradición única que forma parte de la identidad de los ilicitanos».

El taller de Serrano Valero ha sido el encargado de realizar las palmas para la Reina, el Papa y el obispo. Respecto a la destinada a doña Letizia, se caracteriza por llevar una corona trenzada al final de la palma y una representación de la Purísima. Además, está trabajada en palma fina, una labor más fácil, ya que las hojas se dividen en dos o tres tiras. La del Papa está confeccionada con más volumen, con el escudo del Vaticano y una cruz. En cuanto a la del obispo, destaca por dos llaves en la cúspide.

Por su parte, la familia Carbonell diseñó la palma rizada para Rajoy, en la que destacan las figuras de Cristo crucificado en la cúspide y de la Patrona ilicitana, la Virgen de la Asunción. Las palmas partieron ayer a sus destinos humedecidas en agua y azufre, envueltas en plásticos y dentro de un armazón de madera para que no sufran ningún daño, debido a su fragilidad.