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La libreta gris

Chino capuchino mandarín

Gaspar Macià

Domingo, 3 de abril 2016, 10:33

«Si un pájaro te dice que estás loco, debes estarlo: los pájaros no hablan». Confucio, filósofo chino (551 aC-478 aC)

No hables en chino!», le espetó un asistente en el Pleno del martes a la compromisaria Mireia Mollà cuando la edil empezó su intervención utilizando la lengua del Tio Canya. Como había cuatro gatos contados -sin los habituales estudiantes, por las vacaciones, y con los abuelos a cargo de los nietos por las idem, el público se vio muy menguado-, el exabrupto se oyó claramente en la sala aunque no fue percibido por quienes seguían la sesión por internet (diez personas en el 'minuto de oro'), ya que no se escuchó prácticamente nada en las casi cuatro largas horas de sesión. Cosas del directo y del ''streaming''. La cuestión es que la portavoz de Compromís siguió a lo suyo mientras el autor del improperio volvía a echarse una cabezadita, desencantado al comprobar que no se había previsto traducción simultánea chino-valenciano ni chino-español, ni mucho menos chino-panocho. Todo lo más, a la lengua de signos. Así no se puede ser una Ciudad Inteligente ni nada que se le parezca: sin traducción políglota en el Pleno y con el sonido del 'streaming' roto. El acabóse. Pero pocos, de los pocos asistentes que había, y ni siquiera los concejales, repararon en que tal vez esa exclamación no era literal. Cabe la posibilidad de que el indignado ciudadano profiriese su desgarrado grito no como señal de rechazo al uso de una lengua cooficial aunque aparentemente ignota para el individuo en cuestión, sino para subrayar lo incomprensible que le resultaba lo que estaba viendo en la sesión plenaria (todo o parte de ella). Podría tratarse, por ejemplo, de un votante de Compromís a quien el hecho de ver a sus representantes respaldando -y beneficiándose de- la contratación de nuevos asesores y del reparto de más dedicaciones exclusivas, le sonaría a lengua de Confucio (ya saben, el que creó la 'confusión'). Allí todo el mundo, menos el PP, sacó tajada: que si uno o dos asesores por aquí para PSOE, Compromís y Partido de Elche; que si media exclusiva por allá para Ilicitanos y Ciudadanos... Es lógico que Vicente Granero pusiera el grito en el cielo y acusase al tripartito reconstituido de saquear las arcas públicas (lo cual no deja de ser una argumentación chocante en boca de un cargo popular, con la que está cayendo en su partido). Eso, aseguró, solo podía significar una cosa: que se está gestando el cuatripartito, en alusión a la concesión a C's. @CMR no abrió la boca en esta ocasión, no fueran a echarle en cara la media exclusiva que se echa al bolsillo 'by the face'. Un medio sueldo que, según se explicó en un comunicado previo -aunque no en el Pleno-, solicita la portavoz de Ilicitanos para que ese dinero no se lo gaste el malévolo trigobierno en más asesores. Pero advierte de que esos mil y pico euros mensuales no serán para ella, sino para organizaciones locales de carácter diverso. Atentos a los canales sociales habituales, en los que sin duda irá dando cumplida y transparente información de las transferencias que vaya realizando. En cualquier caso, su silencio en la sesión no libró a Martínez de las acusaciones de fariseísmo por parte de los demás grupos, por su oposición a incorporar más personal de confianza mientras estaba en el gobierno, al mismo tiempo que hacía contrataciones 'outsourcing' (bajo manga, en chino hongkonés) o por el 'finger' (a dedo, en chino capuchino).

Cuitas políticas aparte, esto de los asesores resulta un tema espinoso. Lo era antes y lo es más ahora, cuando los gobernados esperan de sus gobernantes que además de ser buenos gestores, lo parezcan. Puede admitirse que unos determinados puestos necesiten profesionales específicos externos que no existen en la plantilla municipal, pero también que los ciudadanos se pregunten si entre los 1.700 trabajadores municipales no hay una quincena que puedan desempeñar cargos administrativos (con cierta o mucha proximidad política al grupo en cuestión, si se quiere), en los grupos municipales. La cuestión es si perpetuar esa situación responde realmente a la nueva política que la ciudadanía está demandando. Más allá de los casos puntuales y necesarios, lo que la gente percibe es que los partidos siguen utilizando esta fórmula no para incorporar a expertos en el área a la que se adscriben, sino para colocar a militantes o comisarios políticos . Que no es que sea ilegal, pero sí engorda (el gasto).

Bien, pues salvado el Pleno sin mayores complicaciones, el alcalde se fue a Valencia a ver a Ximo Puig para preguntarle qué había de lo suyo, concretamente de la deuda histórica de la Generalitat con Elche. «Eso que me dices me suena a chino», le espetó el President a Carlos González cuando le planteó que la depauperada hacienda autonómica debe abonarle al Ayuntamiento ilicitano algo así como 50 millones, que es lo que han costado hasta ahora los terrenos del campus de la UMH, y que se han pagado con dinero municipal. «¿Pero a chino mandarín o a chino cantonés?», inquirió el alcalde. «A 'chi-no' hace falta que me lo digas, porque no tengo ni un euro. Estem acorats, xè!», le aclaró el Molt Honorable, con su mejor sonrisa. «Bueno, pues entonces dame al menos el antiguo edificio de los juzgados, que no os cuesta nada», reconvino González. «Ah, y también la Calahorra», apostilló el regidor, mientras salía por la puerta del Palau de la Generalitat. «Bien, se lo diré a Mónica, a vore què diu...», respondió Puig. «Xiexie*, President», replicó González. Y se volvió a casa más contento que un segundo lunes de Pascua.

(*) 'Gracias', en chino pequinés del mismo Pekín.

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