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Ricardo Caballero, junto a una reproducción de la Dama de Elche en el bar Villalobos.
«Quien se merecía un homenaje más que nadie era mi padre»

«Quien se merecía un homenaje más que nadie era mi padre»

presidente de Amigos del Villalobos

Gaspar Macià

Martes, 5 de abril 2016, 01:53

El próximo sábado el Centro de Congresos acogerá un homenaje popular a Ricardo Caballero Belmonte. Un acto con el que se reconocerá a este destacado ilicitano, a un mes de cumplir 81 años, su extensa contribución a Elche en distintas facetas. En la deportiva, fue jugador del Ilicitano, directivo del Elche CF, Club de Tenis y Club Ciclista Ilicitano, miembro del comité organizador del Mundial de España de 1982 e impulsor de un potente equipo de atletismo, el Naca, patrocinado por la empresa familiar. En la vertiente social ha sido presidente del Casino de Elche, cuya desaparición evitó, y es cofundador y presidente de la asociación Amigos del Villalobos.

-¿Qué le parece el homenaje que le han preparado?

-Hace cinco o seis años empezaron a hablar de hacerme un homenaje y yo les decía que hay otras personas que se lo merecen tanto o más que yo. Pero Fernando García, Juan Perán, Justo Medrano, Vicente Villalobos y Tomás Orts, entre otros, insistieron, y a unos amigos no se les puede decir que no. Yo siempre he dicho que a quien tenían que haberle hecho un homenaje era a mi padre [Narciso Caballero Pardo], que se lo merece más que nadie.

-¿Por qué?

-Porque cuando acabó la guerra ayudó a muchos, tanto a unos como a otros. A muchas personas a las que no les daban trabajo en ningún sitio. Un día vino Tonico Laladre [jugador del Elche] y le dijo: «Don Narciso, ¿por qué usted, que es el que más zapatos hace de Elche, tiene el doble de operarios de los que necesita, si estará perdiendo dinero?» Y mi padre le respondió: «Porque tienen hijos y nietos, y deben ganar el suelo ellos porque los demás no trabajan».

-De de las diversas facetas en las que ha trabajado por Elche, ¿cuál es la que le ha producido mayor satisfacción?

-Todas ha sido satisfactorias, pero guardo un recuerdo especial de mi etapa como miembro del Consejo Superior de Deportes en el Mundial de fútbol de 1982, una de cuyas sedes fue Elche. Me eligieron, como para otras cosas, desde Madrid, aunque la propuesta salió desde Alicante. Desde comienzos de los 60 hasta el 70 yo defendía todas las facetas deportivas de Elche y costeaba el equipo de atletismo, el CAI-Naca, el Atlético Elche, y otras muchas cosas.

-Fue presidente del Casino entre 1992 y 2001, sustituyendo a José Asencio ¿Qué recuerdos guarda de aquella etapa?

-Fue un momento muy complicado para la entidad, porque la gente de Elche no quería más Casino. Me rodeé de buenos directivos, como siempre he hecho donde he estado, y fuimos a hablar con el dueño del huerto de San Plácido, para ver si nos trasladábamos allí. Teníamos el compromiso de la CAM de darnos un dinero si dejábamos el edificio de la Glorieta, pero el propietario del huerto no quería vender y un político municipal nos dijo que no nos daba licencia para reformar la casa. Poco después el Ayuntamiento se quedó con ella y con el huerto. Lo que no sabía ese político, o no quería saber, es que si el Casino tenía 500 socios, 300 eran socialistas, personas mayores, a muchos de los cuales les pagábamos las cuotas porque no podían abonarla. Pero no pasó nada, continuamos nuestro rumbo y el Casino siguió adelante. Cuando no había dinero y se tenían que pagar las nóminas, ahí estaba la directiva si faltaba algo, pero casi siempre se llegaba. En aquellos tiempos se hacían muchos actos y unas fiestas que daba gusto...

-La peña de Amigos del Villalobos, que usted cofundó, se ha convertido en un referente social...

-Aquí nos juntamos buenas personas, buenos ilicitanos y buenos españoles. Da gusto estar aquí con estas personas, nos conocemos todos y hay un ambiente magnífico... almorzamos, cantamos e invitamos a gente importante a compartir estos momentos.

-¿Cómo surgió la idea?

-Un día estábamos en el local Juan Perán, Justo Medrano y yo, y me llama Vicente [Villalobos, el propietario] y me dice «Ricardo, voy a cerrar este mes». Le contesté que cómo iba a cerrar un local con más cien de años de historia. Le dije: «Deja que pasen unas semanas a ver si tienes beneficios». Así fue cómo empezamos a venir a almorzar los jueves Juan, Justo y yo, y poco a poco se fueron uniendo otras personas que pasaban por el local. Empezamos de broma y al poco tiempo éramos 14 o 15, y ahora nos juntamos hasta 35, y porque no caben más. Algunos se ponen en la barra porque no caben en las mesas. Con nosotros y otra gente que ha ido viniendo, Vicente ha conseguido mantener abierto su local.

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