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Hoy, 14 de abril del año 2016, celebramos el 85 aniversario de la proclamación de la II República española, uno de los referentes más indiscutibles de los demócratas españoles. El paso del tiempo, también el hecho de haber podido superar definitivamente casi cuarenta años de franquismo, nos han permitido observar con mayor nitidez la relevancia que para la democracia tuvo este periodo en nuestra historia más reciente.

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Sin duda alguna, después de transcurridos casi cien años de la proclamación de la II República, perduran con extraordinaria vigencia muchos de los derechos y valores que se promulgaron en este momento, recogidos esencialmente en la Constitución aprobada en diciembre de 1931. En ella se daba un paso enorme en el reconocimiento y defensa de los derechos humanos reivindicados con fuerza por la sociedad española. De hecho, prácticamente un tercio del articulado estaba destinado a proteger los derechos y libertades, tanto individuales y sociales, además de recocer la soberanía popular que recaía sobre Congreso de los Diputados. En este texto se incorporaban, o bien reafirmaban, algunos elementos jurídicos fundamentales tales como: la igualdad de los españoles ante la ley, la separación entre el Estado y la Iglesia en aras de la laicidad, el reconocimiento del matrimonio civil y el divorcio, etc. Por este motivo, podemos afirmar que fue uno de los textos constituyentes más avanzados de la Europa de entreguerras y que, lamentablemente, acabó malogrado por la llegada de la dictadura militar.

Estos ocho años de gobierno republicano fueron vividos de una forma muy intensa en la ciudad de Elche, que en aquel entonces contaba con un padrón municipal cercano a los 40.000 habitantes, de los cuales poco más de veintitrés mil residían en el núcleo urbano y el resto en las pedanías rurales. El incipiente desarrollo de la industria alpargatera y del calzado en la ciudad en este primer tercio del siglo XX explica a la perfección un crecimiento demográfico que nos llevaría, en pocos años, a convertirnos en la segunda ciudad más poblada de la provincia debido a la fuerte inmigración.

A pesar de la falta de datos precisos en cuanto al número de empleados existentes a principios de la década de 1930, sabemos, a través de varias fuentes históricas, que probablemente eran más de 10.000 los obreros que trabajaban en la industria de la alpargata, el calzado y sus componentes o la madera. Así, es en esos mismos años cuando Elche, gracias a la aparición del caucho, se convierte en el principal productor nacional de calzado, estableciéndose en la ciudad una de las fábricas más importantes: el Trust Gomero.

Elche llega, por tanto, a los años de la II República como una ciudad con un tejido social formado por una gran mayoría de obreros que habían tomado ya conciencia de clase y que luchaban por defender sus derechos y sus necesidades. Esto explica a la perfección la continua aparición de gremios, de sindicatos y de partidos políticos entre los que destacaban los republicanos y el partido socialista, fundado en 1891 por un grupo de trabajadores entre los que estaba el que, a la postre, después sería el primer alcalde de Elche en la II República, Pascual Román.

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Las elecciones de abril de 1931, aunque de carácter municipal, se habían convertido en plebiscito en el que estaba en juego algo más que el control de los gobiernos locales. Así, tras la contundente victoria de republicanos y socialistas en todo el país, fue inevitable el advenimiento de la II República y el declive de los partidos monárquicos que habían sido derrotados claramente por un electorado que mayoritariamente deseaba cambios sociales y económicos. En Elche los resultados fueron bastante elocuentes, quedando en ayuntamiento ilicitano con la siguiente composición: 12 socialistas, 12 republicanos y 6 monárquicos. De este modo, cuatro días después de los comicios, el 16 de abril, se constituyó el nuevo ayuntamiento en el que fue elegido, prácticamente por unanimidad, el primer alcalde socialista de Elche Pascual Román Antón.

Aunque fueron años difíciles, marcados por la mayor crisis económica mundial sufrida y por el avance imparable de los totalitarismos, el nuevo gobierno local republicano tuvo desde el principio muy claros los objetivos que debían conseguirse. Así, en poco tiempo se consiguieron importantes mejoras sociales y se lograron aspiraciones históricas que demandaba el proletariado. Los cambios se centraban fundamentalmente en las áreas de educación, sanidad y beneficencia. El ideal republicano de que sólo a través de la educación podría alcanzarse el progreso de nuestra sociedad y la superación de las igualdades, conllevó una apuesta decidida por la construcción de nuevos centros educativos en la ciudad, así como la dotación de los ya existentes. Fruto de ello fue la creación de varias escuelas, aunque no todas las que se proyectaron por falta de recursos económicos, y la llegada a Elche del primer Instituto.

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Asimismo, fueron muchos más los logros conseguidos. Entre ellos podríamos destacar los siguientes: la creación de la Casa de Socorro y del Subinstituto de Higiene, la declaración del Misteri d"Elx como Monumento Nacional en 1931 o la protección del Palmeral, declarado de interés nacional en 1933, a instancias del alcalde socialista Manuel Rodríguez quien, ya a finales de 1931, había emprendido la batalla para conseguir que éste fuera declarado Parque Nacional y protegerlo, de esta manera, de la tala indiscriminada.

La II República española representa, en conclusión, un periodo de democracia que posibilitó la eclosión de un gran número de valores emergentes que respondían a las demandas de la nueva clase social que, mayoritariamente, formaba el grueso del tejido social de las ciudades españolas del primer tercio del siglo XX. Elche, una ciudad eminentemente obrera, en pleno crecimiento económico y demográfico, supo encarnar y consolidar aquellos valores, defender aquellas libertades y derechos conquistados por el pueblo. Indudablemente, el trágico final de aquel periodo de progreso y bienestar fue demasiado injusto para quienes lucharon por una ciudad mejor. Hoy 14 de abril, 85 años después, queremos recordar el legado de la República, y su contribución a la construcción de la ciudad.

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