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«La razón humana es arquitectónica por naturaleza». 'Crítica de la razón pura' (1781) del filósofo alemán Immanuel Kant.

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Foto de la reunión de hace unos días del gobierno tripartito con la empresa adjudicataria del Mercado Central: ahí aparece el portavoz de Ciudadanos, David Caballero, sentado a la mesa como un negociador más. Retrato de esta semana de la reunión del alcalde, Carlos González, con el nuevo presidente del Elche, Diego García: y ahí está, otra vez, el líder ciudadano, sonriente, estrechando la mano al presi junto al concejal de Deportes, JR Pareja, con quien aparentemente hace muy buenas migas (sin ir más lejos, el fichaje del nuevo asesor del área deportiva en la persona de un candidato de la formación 'oranje'). No es que el Ciudadano David aproveche la presencia de las cámaras para colarse junto a los protagonistas de la actualidad informativa, cual versión ilicitana de Mocito Feliz. No, está ahí porque le invitan. O porque pide estar y le invitan. El popular Vicente Granero ya los tiene calados y en cuanto ve la oportunidad lo advierte: esto es ya un cuatripartito en toda regla. Voluntad de entendimiento y de integración, responde la primera autoridad local, mientras le guiña un ojo (o los dos) a su aliado externo. El frustrado pacto nacional PSOE-C's contribuyó a un acercamiento que ya se tanteaba desde el momento mismo de la constitución de la corporación, sabiendo como sabían los socialistas lo químicamente inestable que resultaría el acuerdo con Ilicitanos. A medida que esas sospechas se traducían en desencuentros cada vez mayores, aumentaba el arrimo a C's, por lo que pudiera pasar y los escarceos furtivos se intensificaban. La entrada en el gobierno local del Partido de Elche de Pareja (compañero de martirologio de Caballero en las redes cristinianas) allanó el camino, aunque con las reticencias de Mireia Mollà y sus compromisarios. Reparos que de momento se han soslayado en aras a la estabilidad de la gobernanza que proporciona este apoyo 'outsourcing'. Así es que seguiremos viendo al ciudadano jefe en más fotos y cónclaves del tripartito, al menos hasta ver cómo quedan las alianzas tras la nueva contienda electoral nacional. La contraprestación, de momento, se queda en media exclusiva más y la contratación de un asesor naranja, pero no se descartan más prebendas según se desarrollen los acontecimientos. Atentos al pajarito.

Atento y expectante ha estado también esta semana el alcalde y a la sazón secretario local del PSOE a los acontecimientos en torno a la 'rebelión' (dentro de un orden y sin levantar mucho la voz) del jefe autonómico Ximo Puig tras plantar cara a Ferraz al proponer un pacto con Podemos y Compromís para el Senado. González, como persona respetuosa con sus superiores, ha firmado el manifiesto de apoyo a la propuesta (destinada, como todo el mundo sabía y ha constatado, a estrellarse como un insecto volador contra el parabrisas). Cuentan las fuentes apócrifas que estampó su firma a regañadientes, con su puño atenazado por la presión ambiental, y con sentimientos divididos entre su querencia orgánica y personal a Pedro Sánchez, y su lealtad debida a Puig. Es lo que tiene ser un militante de tanta raigambre y pedigrí. Si fuese de los nuevos, no sentiría esos resquemores y habría simulado un ataque de fiebre del heno para no acudir a la reunión. Y encima, ni siquiera ha aprovechado la ocasión para negociar en contraprestación un empujoncito en la lista al candidato ilicitano al Congreso, Carlos Sánchez, y que subiera del quinto al tercer o segundo puesto, con el fin de enmendar el entuerto político que supone dejar a Elche sin presencia socialista en las Cortes Generales. Pero las listas no se tocan. Y del 'acord valencià', res de res. Preguntados esta semana los portavoces socialistas municipales (Patricia Macià y Héctor Díez) al respecto del manifiesto de alcaldes, se limitaron al consabido «a mí que me registren» y que eso era cosa de los jefes, mientras el lenguaje corporal venía a decir: «No nos metáis en este 'chafungo' que bastante tenemos con el chapoteo Carlos». La cuestión es que lo que se pierde por un lado (figurar en la lista de respondones a la dirección federal, alineados con el respondón mayor del reino, Puig), se gana por el otro. Porque esta muestra de arrojo y valentía, aunque condenada al más estrepitoso fracaso desde el primer momento, contribuirá a estrechar aún más los lazos con sus socios locales de Compromís y les hará ver que la implicación es total con el gobierno tripartito, cuatripartito o lo que venga, ya sea aquí o en Valencia. Para que no recelen de las fotos de Caballero. Por el momento.

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