Elche, ciudad del cambio

El tiempo avanza deprisa y ya ha pasado un año desde las elecciones municipales. Un año cargado de intensidad política, debate social y muchas, muchas, campañas electorales. 
En homenaje a ese año, esta semana vemos distintas celebraciones de los partidos que forman parte del equipo de gobierno municipal, todos ellos con diferentes motivos para la celebración: un año tras echar al PP del gobierno municipal;un año de cambio tras la revolución que saca a Compromís la mayor de sus sonrisas;un año de cambio y «vuelta a la normalidad», según el propio alcalde del PSOE.

Si bien es cierto que no vamos a echar de menos al gobierno de Mercedes Alonso, es el momento de reflexionar, ¿es este el municipio que queremos?

En Elche se sigue privatizando suelo y servicios públicos, se sigue desahuciando a familias sin alternativa habitacional, seguimos teniendo impactantes tasas de desempleo en muchos de nuestros barrios y seguimos sufriendo la precariedad laboral y la economía sumergida que lentamente se traslada también a la hostelería. Sin duda queda mucho por hacer y el reto no es sencillo.

Mientras escuchamos hablar a diferentes portavoces de Compromís sobre la impresionante transformación que por lo visto ha tenido lugar en nuestro municipio, y en el PSOE celebran la vuelta a la «normalidad», somos muchas las personas que nos preguntamos ¿lo que hace a Elche ciudad del cambio son los partidos que forman parte del equipo de gobierno? Porque, seamos claros, en Elche gobierna el PSOE como siempre, aunque dé la sensación de que el resultado obtenido por Compromís les resulta suficiente como para actuar como si Mireia Mollà fuera alcaldesa y Elche hubiese vivido una transformación similar a la de la ciudad de Valencia. No es fácil afrontar la tarea institucional, y más sin auditar las cuentas, y resulta difícil de creer que un alcalde que como diputado votó a favor de la reforma laboral y del cambio del art. 135 de la Constitución, poniéndole techo al gasto social, vaya a estar a la altura de las exigencias ciudadanas en este momento histórico.

También podríamos pensar que lo que convierte a Elche en ciudad del cambio son las políticas que se llevan a cabo desde el Ayuntamiento. El control y la participación ciudadana son garantías democráticas del cambio y ni un tripartito ni otro pueden enorgullecerse de su labor en este ámbito. Si algo hemos aprendido tras dos años de votar y votar es que un municipio no cambia en función de las siglas que haya en el Ayuntamiento, que los partidos y sus nombres no generan cambio alguno. La política cambia cuando la ciudadanía es protagonista y garante de los procesos democráticos y aunque Elche está cambiando, sin duda, sólo será ciudad del cambio con su gente, contigo. Cuando los representantes políticos no se hagan fiestas a sí mismos y seamos los vecinos y vecinas quienes tengamos mucho que celebrar.