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N. VEGA/J. C. FERRIOL
Viernes, 22 de mayo 2015, 01:18
Con la ayuda de cien autobuses y un partido volcado en la organización del mitin, los dirigentes del PP, con Mariano Rajoy al frente de la cuadrilla, pudieron dar ayer la tradicional vuelta al ruedo de un coso taurino valenciano lleno. No tan a reventar como antaño, pero lleno, y en estas circunstancias eso supone un esfuerzo titánico. Un equipo ha trabajado en los últimos días para ofrecer a Rajoy su plaza de toros fetiche entregada a la causa popular. Hasta 14.000 elevaron en el partido la cifra de asistentes al ruedo más simbólico del PP, al que el presidente del Gobierno ha vuelto una y otra vez desde sus años en la oposición para exhibir músculo y levantar los ánimos en sus filas.
En esta ocasión completar el aforo no era un deseo, sino una necesidad. Primero, porque los populares, con las encuestas cuestionando su fortaleza, requieren terminar en alto la campaña. Segundo, porque la Comunidad Valenciana, uno de los bastiones del PP, podría caer en esta contienda electoral. Y tercero, porque era el lugar idóneo para sacudirse de encima la corrupción en la comunidad en la que el partido se ha visto arrasado por los escándalos. El jefe del Ejecutivo, sin embargo, decidió obviar el asunto.
A tres horas del comienzo del mitin las puertas ya estaban abiertas para el acto central de la campaña del PP, una fiesta de música y banderas azules desde las cuatro y media de la tarde. Atrás quedaban los tiempos en los que el presidente se pensaba lo de visitar la Comunidad Valenciana en la que el 'caso Gürtel' se llevó por delante una generación de populares. Fue en este mismo escenario en 2009, cuando Rajoy confesó su confianza en el exlíder regional Francisco Camps, que acabaría dimitiendo. «Siempre -dijo- estaré detrás de ti, o delante, o a un lado».
«De entonces solo queda Rita [Barberá]», decían ayer en el PP valenciano el día en el que la Fiscalía abrió una investigación por los gastos de representación de la alcaldesa a raíz de una denuncia de Compromís. «Voy a decir lo que creo y lo que siento, Rita, eres la mejor», le respaldó sin ambages Rajoy, que definió a su compañera como «una persona con entidad» frente a la «pandilla» que a su juicio constituyen otras formaciones. «A ti te quieren y no a los que insultan, acosan y mienten», zanjó.
El equipo del presidente y candidato Alberto Fabra se esfuerza, por su parte, en ensalzar la renovación llevada a cabo en la formación. «Este es un PP reseteado», aseguran. Tanto que no creen que casos como el de Alfonso Rus les pase factura. Lo importante, insisten, es que se reaccionó rápido apartando a Rus del partido en cuanto se hicieron públicas las grabaciones en las que se escuchaba al presidente del PP provincial y de la Diputación de Valencia contar los billetes procedentes de presuntas mordidas.
Ola de optimismo
A los votantes más «exigentes» ante esta situación se dirigió ayer el presidente de la Generalitat valenciana para pedirles un «voto crítico, maduro, pero con confianza» y prometerles más razones para sentirse seguros de que el PP era lo que su comunidad necesitaba.
La ola de optimismo a la que va subido el partido en este último tramo de la campaña también ha llegado a la Comunidad Valenciana, el feudo en peligro. Fuentes de la formación confían en que la tendencia al alza detectada en los sondeos internos, los llamados 'tracking', se plasme en las urnas, donde saldrá a la luz si realmente hay tanto voto oculto como el PP calcula.
El presidente del Gobierno, mientras tanto, según su entorno, está satisfecho con la campaña electoral, convencido de que el resultado del domingo será mejor que el que reflejan las encuestas. «Si se salvan los gobiernos territoriales con pactos y mejora la economía, vamos bien hacia las elecciones generales», inciden voces territoriales. «Conviene tomarse en serio al PP», cerró ayer Rajoy.
Tocaba reforzar la moral de la militancia popular. Y Alberto Fabra se puso a ello ayer desde el minuto uno de su intervención. Primero, subrayando el éxito de haber conseguido reunir a 14.000 personas en la plaza de toros de Valencia. «Cuando llenamos esta plaza, gana el PP las elecciones, gana España y gana la Comunitat Valenciana», dijo.
Fabra aprovechó su intervención en el mitin central de los populares para invertir en esa teoría del refuerzo psicológico de un partido que vive en el 'ay' permanente, sometido a un sobresalto diario que llega un día de unas grabaciones, otro día de la fiscalía y otro día, del propio PP. Así que lo dejó claro: «Salgamos convencidos de que vamos a ganar, y de que eso es lo mejor que le puede pasar a nuestra tierra», dijo. «El PP puede, quiere y debe ganar las elecciones», remachó.
Una y otra idea podrían considerarse innecesarias frente a un auditorio de afiliados y simpatizantes. Pero los populares de la Comunitat son conscientes de que la convicción del votante PP no es tan absoluta como en otras citas electorales.
Fabra dio las gracias a Rita -«estás mejor que nunca y la gente quiere que sigas siendo la mejor alcaldesa de Valencia»- y al nuevo presidente provincial, Vicente Betoret. A Mariano Rajoy también le mostró su agradecimiento, aunque a continuación le recordó su compromiso de reformar el sistema de financiación autonómica la próxima legislatura. Fabra admitió haber pasado «muchas noches de insomnio pensando cómo sacar adelante a la Comunitat Valenciana». Por eso, explicó que quiere ganar las elecciones «para devolverle a todos los valencianos, de la mano de Mariano Rajoy, un sistema de financiación justo, que tenga en cuenta a los ciudadanos y no a los territorios». «Y si no lo consigo, no me volveré a presentar como candidato», recordó -las palabras de Fabra no tuvieron respuesta de Rajoy cuando el presidente del Gobierno tomó la palabra-.
Fabra dijo que el PP es un partido «fuerte, grande y unido», que quiere ganar el 24-M para devolver «los esfuerzos que hemos pedido estos cuatro años».
El líder del PPCV recordó que su partido no negocia «convicciones, ni principios ni valores» y cargó contra un PSPV «que dice que lo va a arreglar todo pactando con extremistas, radicales y antisistema». Fabra dijo que los socialistas «cambiaron el trasvase del Ebro por un puñado de votos» y el día de mañana «pueden cambiar nuestra lengua por escaños». El líder del PPCV llegó a plantearse un Consell «con un vicepresidente de Podemos con sus políticas bolivarianas», un conseller de Hacienda de EU «que subiría los impuestos» y uno de Cultura de Compromís «que defiende la autodeterminación, la cuatribarrada y el catalán». Pidió a los indecisos un voto crítico, maduro, «pero para el PP». «Sus exigencias nos han hecho mejores», aseguró. Dijo no prometer «quimeras ni utopías», ni garantizar «felicidad sin sacrificio», pero sí trabajo y un futuro mejor. «Es la hora de los valientes», remachó.
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