Borrar
Un afortunado gana el bote de 1.214.432,18 euros en la Bonoloto de este miércoles en un municipio de 10.000 habitantes
Pablo Iglesias, en un momento de la entrevista.
«Votar Ciudadanos es votar la continuidad del PP en las instituciones»

«Votar Ciudadanos es votar la continuidad del PP en las instituciones»

Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, asegura que, aunque no es filólogo, «no hay muchas diferencias entre lo que se habla en Valencia y lo que se habla en Barcelona»

Pablo Salazar

Viernes, 22 de mayo 2015, 13:43

No debe de ser fácil ser Pablo Iglesias. Creo no equivocarme si afirmo que al propio Pablo Iglesias le está costando aceptar y asumir el personaje público, popular y mediático en que se ha convertido. El viernes pasado, cuando se celebró la entrevista tras su encuentro (que no mitin, según la terminología podemista) en la Facultad de Geografía, se le vio cansado, exhausto. Llega al aula de informática donde hemos quedado rodeado de una guardia de corps de voluntarios ataviados con camisetas moradas, con su equipo de prensa atento a todos los detalles, envuelto entre cámaras, como una estrella de rock. Con otros atuendos y con muchos menos años, pero cualquiera diría que está adoptando modos y maneras de esa casta que tanto ha combatido. Intenta recomponerse del encuento que no mitin con una bebida energética.

-Hoy se cumplen cuatro años del 15-M. ¿Podríamos decir que hemos pasado de un estado de indignación a uno de malestar atenuado?

-Hemos pasado a la politización de la indignación y eso se traduce en propuestas. El 15-M fue un síntoma de lo que nosotros llamamos una crisis de régimen, de los consensos asociados a un régimen político que era notablemente estable. La crisis económica, la corrupción y las políticas de recortes rompieron ese consenso y la primera expresión social de esa ruptura fue el 15-M, que no tuvo una traducción política inmediata, por lo que los partidos estaban muy tranquilos e incluso decían «bueno, pues que se presenten los indignados a las elecciones», y se presentaron a las elecciones y ahora podemos hablar de una fase posterior en esa transición hacia algo nuevo en lo que parece que Podemos va a tener un protagonismo.

-No voy a entrar a debatir sobre indicadores económicos, pero sí que me gustaría transmitirle sensaciones, más allá de si vamos bien o vamos mal. Una sensación: campaña de Navidad, más gente en la calle, más gente comprando, más alegría en los comercios. Otra sensación: Semana Santa, más gente viajando, más gente en los restaurantes... Son sólo sensaciones personales de que algo está cambiando aunque ustedes digan que no.

-Me encantaría que fuese así, el problema es que las sensaciones de algunos contrastan mal con los datos y los datos hablan de 13 millones de españoles en riesgo de pobreza y de un tercio de los salarios con 645 euros al mes o menos. Hay más paro que cuando Rajoy empezó a gobernar y aunque se crea empleo se destruye con la misma velocidad o incluso más, y el empleo que se crea es con condiciones muy precarias. Eso hace que el consumo crezca muy poco. Los tres grandes problemas económicos de nuestro país eran el paro, la desigualdad y la deuda. Desde que empezó la crisis la deuda ha pasado del 30% del PIB a casi el 100%, el paro no se ha reducido y la desigualdad ha aumentado, colocándonos a los niveles de Lituania. Los datos no nos pueden llevar al optimismo, por desgracia, porque nadie se alegra de que la situación económica sea mala. Eso sí, los beneficios de las grandes empresas han aumentado, el número de multimillonarios ha crecido también, lo mismo que los beneficios de algunos de los bancos responsables de la crisis.

-Hablemos de su partido. Tengo la impresión de que Podemos es un fenómeno muy actual, muy de estos tiempos de internet, donde todo va muy rápido. Se presentan a las elecciones europeas, nadie les conocía, no aparecían en las encuestas, obtienen cinco eurodiputados, empiezan a subir y a subir, se disparan en las encuestas y se llega a hablar de Pablo Iglesias en la Moncloa, pero de repente comienza a desinflarse el globo, baja y baja, y ahora da la sensación de que está en caída libre. Me parece que es un fenómeno muy de esta sociedad que se cansa y se aburre rápidamente de las cosas.

-Yo creo que las encuestas sirven para medir tendencias pero hay que esperar a los resultados electorales. En Andalucía triplicamos nuestros resultados respecto a las europeas, si ese mismo promedio se da el 24-M se va a confirmar que Podemos va a ser fuerza de gobierno en muchos sitios. Yo veo muchas veces la política a través de metáforas deportivas. Esto ha sido un partido de baloncesto en el que en el primer cuarto le hemos metido 20 puntos de diferencia al adversario, en el segundo cuarto hemos mantenido la diferencia, en el tercer cuarto el adversario ha reaccionado, pero falta por jugar el cuarto, y el cuarto ya lo jugamos además con mucha experiencia y con muchas ganas. Hubo un momento en que las élites reaccionaron y en el tercer cuarto nos jugaron como se juega en la NBA, con codazos a la cara, con rodillazos y con empujones, y con los árbitros mirando para otro lado.

-Dice que el sistema ha reaccionado. ¿Es Ciudadanos una reacción del sistema?

-Sin teorías de la conspiración. O sea, yo no creo que el malo del sistema sea como el malo del inspector Gadget. Pero escucho las reacciones de algunas de las figuras de las élites económicas. Recuerdo al presidente del Banco de Sabadell diciendo que hacía falta un Podemos de derechas, recuerdo a Esperanza Aguirre diciendo que le gusta Ciudadanos, y lo mismo Joan Rosell, presidente de la patronal, y buena parte de los dirigentes de Ciudadanos vienen del PP, el propio Albert Rivera tuvo carné del PP. Si a eso añadimos que han hecho un programa económico que podría haber elaborado la Fundación Faes, creo que estamos ante una opción política que va a ser el bastón del PP. Votar Ciudadanos es votar la continuidad del PP en las instituciones.

-Volvamos a su partido. El ya exdirigente Juan Carlos Monedero alertaba en una reciente entrevista contra el riesgo que para Podemos supone la moderación. A mí me sorprenden estas declaraciones, y más cuando acabamos de vivir en Valencia acontecimientos tan poco moderados como los insultos a la alcaldesa Rita Barberá en el mercado del Cabanyal en un boicot promovido por Compromís. ¿Usted piensa, como Monedero, que la moderación es un riesgo?

-Depende de lo que entendamos por cada palabra. Los que han roto la moderación son los que han aplicado políticas que han echado a la gente de sus casas. Y es muy poco moderado asumir 13 millones de españoles en riesgo de pobreza o un 57% de paro juvenil. Quienes han roto la razonable moderación son los partidos dinásticos. Creo que en eso tiene razón Juan Carlos (Monedero). Lo que debemos hacer es no perder nuestro carácter popular, nuestro carácter de llamar a las cosas por su nombre. Si alguien me dice, no es moderado llamar ladrón a un ladrón, yo le contesto que lo que no es moderado es robar. Nosotros nos consideramos una fuerza política muy razonable, que plantea propuestas de sentido común, que se ubica programáticamente en el espacio que ha abandonado la socialdemocracia.

-Ahora que cita la socialdemocracia, ¿me puede aclarar cuál es su modelo, si es el venezolano, el escandinavo o ninguno de los dos?

-No hay modelos que se puedan exportar de forma directa, pero somos europeos y nos miramos en las democracias del Norte de Europa. Llevar el debate a miles de kilómetros en realidad es porque están preocupados de discutir sobre España.

-Pero es evidente que ha habido una relación personal y de los dirigentes del partido con los regímenes bolivarianos y eso es algo que les va a acompañar en su carrera política.

-En esto hay que ser claro: nosotros siempre hemos defendido la democracia y cuando hemos trabajado como profesionales en otros países estábamos allí precisamente para explicar los éxitos de los estados del bienestar europeos. Así que aquí lecciones, pocas. Mis padres combatieron contra la dictadura, y lo pagaron caro. Procedo de una familia en la qe el compromiso político por la democracia siempre estuvo claro, mientras que algunos que ahora se ponen medallas proceden de un partido que fundó un ministro de la dictadura.

-Hablemos del día después del 24-M. ¿Su norma general va a ser pactar con todo menos con el PP?

-Lo fundamental son los programas. No creo que haya mucho margen para pactar con el PP ni con Ciudadanos a la vista de sus programas. En Andalucía estamos demostrando que somos nuevos pero no somos tontos. Creo que el PP y Ciudadanos tratarán de gobernar juntos para seguir haciendo lo mismo que hasta ahora. En el caso del Partido Socialista, a sus bases les encantaría, pero para ellos tendrían que dar un giro de 180 grados.

-¿Y podría Podemos pactar con los nacionalistas? ¿En el caso valenciano, con Compromís?

-Tengo una enorme admiración y respeto por Mónica Oltra. Ha hecho un magnífico trabajo contra la corrupción. En principio estamos mucho más cerca programáticamente de Compromís que de otras fuerzas políticas.

-¿Cree, como defiende Compromís y otros partidos de izquierdas, que el valenciano y el catalán son la misma lengua?

-Yo no noy filólogo pero entiendo que la mayor parte de los filólogos dicen que es la misma lengua. Creo que no hay muchas diferencias entre lo que se habla en Barcelona y en Valencia como no las hay entre lo que se habla en Madrid y en Buenos Aires, y en Madrid y en Buenos Aires hay consenso de que se habla el mismo idioma.

-¿Y está de acuerdo en esa tesis de que Valencia, la Comunitat Valenciana, es lo peor de lo peor, que se transmite a través de algunos medios y de algunos partidos?

-Hay un eje Madrid-Valencia que ha hecho que los valencianos y los madrileños tengamos que padecer a los peores corruptos de España. Por eso hoy he dicho que Madrid y Valencia deben ser los motores del cambio, porque son las que más han padecido la corrupción, con un modelo de desarrollado fundamentado en la especulación.

-Pero no me negará que en Andalucía o en Cataluña ha habido tantos o más escándalos que aquí. ¿No es peligroso tratar de establecer una clasificación de comunidades corruptas?

-El caso catalán es gravísimo, y el andaluz tiene una particularidad que lo hace especialmente repugnante, y es que estaban implicados los sindicatos, que deberían defender a los trabajadores. Pero en el País Valenciano y en Madrid -aunque también en Cataluña, de alguna manera- la corrupción no ha tenido tanto que ver con prácticas indignas de algunos representantes políticos como con una forma de entender el desarrollo económico.

-¿Y cuál es su propuesta de modelo de crecimiento económico para la Comunidad Valenciana?

-Lo fundamental es la innovación productiva, y eso tiene que ver con el I+D+i, el blindaje de las instituciones y de los servicios públicos. Hay que repatriar a los jóvenes valencianos más preparados que se han ido al exterior, y toda esa innovación tiene que favorecer que las universidades produzcan conocimiento que tenga aplicaciones inmediatas sobre el desarrollo de la región. El turismo está muy bien, pero no se puede hacer depender el fututo económico del turismo. Es fundamental refozar la industria, la huerta valenciana y las capacidades productivas de una región con un enorme futuro.

-Si le pregunto por el trasvase del Ebro igual le suena a chino, pero supongo que Podemos tendrá una opinión sobre los trasvases y la política hídrica, ¿no?

-Lo más importante es no enfrentar a los territorios. Los trasvases no pueden ser en interés de una región contra el interés de otra, sino que tienen que ser en interés del país. Y ahí es fundamental que no se enfrenten territorios y buscar el consenso. Si Pablo Echenique es presidente de Aragón y Antonio Montiel de la Comunidad Valenciana se van a entender muy bien.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias «Votar Ciudadanos es votar la continuidad del PP en las instituciones»