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BURGUERA / HORTELANO
Viernes, 5 de junio 2015, 00:50
Podemos y Compromís aprietan coordinadamente las tuercas al PSOE de cara al pacto del futuro Consell. Lo hacen tanto en Valencia como en Madrid. Como si ya fuesen el equipo que ellos mismos sugieren que pueden conformar de cara a las elecciones generales de noviembre. El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, explicó ayer en una entrevista en Telecinco que en su encuentro con el líder del PSOE, Pedro Sánchez, celebrado el pasado miércoles, le comunicó al socialista que su formación apuesta por un gobierno con Mónica Oltra al frente de la Generalitat y que no entrará en un Ejecutivo presidido por un socialista, a la sazón Ximo Puig. Ante eso, según Iglesias, Sánchez le respondió que, por su parte, el PSOE puede intentar un acuerdo con Ciudadanos.
El eurodiputado insistió varias veces en que le gustaría que Oltra liderara la Generalitat y recordó que Podemos (con 13 escaños) y Compromís (19) suman más escaños que el PSPV (23), por lo que Puig «tendrá que ver con quién se entiende». A las declaraciones del fundador de Podemos se suma la revelación de que Iglesias y Oltra almorzaron juntos en Madrid esta misma semana, lo que ha disparado el malestar acumulado ya por los socialistas valencianos ante las maniobras de Oltra, que negó que evite a Puig; «nos queremos un montón» ironizó.
Mientras en las solapas del PSPV aún asoma el rastro del confeti de la celebración por la debacle del PP el pasado 24M, Oltra se olvidó hace días de los besos y abrazos de aquella noche loca y articula un discurso en 'modo fajador'. Antes de hablar sobre el futuro pacto con los socialistas tensa el rostro. Sus labios se afinan. A esos gestos debería estar atento Ximo Puig, quizá su futuro socio pero su rival hoy. Cuando a Oltra le mentan que el PSPV suma más escaños que Compromís, lo niega (se apropia de los de Podemos), cuando le dicen que Sánchez no cede ante la presión de Iglesias, calla y sonríe enigmáticamente. Entiende que no le conviene mostrarse empecinada, pero lo está. Quiere ser la presidenta de la Generalitat y, sobre todo, cree que debe serlo. Para convencerla de lo contrario, el PSPV deberá argumentar algo más que la alcaldía de Valencia está a punto de caer en manos de Ribó (Compromís) gracias a los votos del resto de partidos de izquierda (Valencia en Comú y los socialistas). El ayuntamiento de la capital es considerado por Oltra como una pieza equiparable a otras donde el PSPV aspira a contar con el apoyo de Compromís: Elche, Alicante o Castellón. La líder de la coalición nacionalista arrugó primero la nariz y tiró de dignidad para intentar zanjar el debate entre ella o Puig. Consideró tal discusión «un intercambio de cromos». Sin embargo, poco después desveló que, ya puestos, los cromos 'repes' del PSPV no le convencen. «Aquí alguno quiere cambiar el cromo del Coyote por el de Messi», criticó Oltra, quien admitió que «el cromo de la presidencia» es «obviamente» el «importante, ese es el de Messi». A continuación se matizó: «No se pueden cambiar cromos porque cada uno tiene su valor» y el de la presidencia «no es en sí mismo importante». En cualquier caso, no renuncia a él, y sus aliados de Podemos tampoco. Oltra admitió su encuentro con Iglesias y aseguró que fue breve y que se habló «de muchas cosas», entre ellas el pacto valenciano.
«Me gustan los tríos, en política», bromeó en relación a su preferencia para crear gobierno. «Un gobierno fuerte debe tener el apoyo de los 55 diputados que puedan dar una mayoría estable», apuntó Oltra, que sí quiso aclarar que no es partidaria de la presidencia rotatoria de la Generalitat y que, tras comprobar que todos los medios entendieron ayer lo contrario, consideró que «quizá me he explicado mal». Lo que tampoco consiguió explicar Oltra es cómo logra sacar tiempo para comer con Pablo Iglesias («tiene una agenda apretadísima», apuntó ella), así como con Carolina Punset (la líder de Ciudadanos) a pesar de no tener intención de formar gobierno con ella, pero le ha sido imposible cuadrar la agenda con el líder del PSPV.
En el partido de Puig, que todavía ayer por la mañana mantenía un discurso conciliador, se recibió mal la noticia de la comida entre Iglesias y Oltra. El secretario de Organización del PSPV, Alfred Boix, antes de la reunión del consejo territorial del partido, lamentó la actitud de «quien aquí sólo quiere hablar del qué (el programa) y se va a Madrid a hablar del quién (la presidencia) utilizando la vieja política, celebrando comidas secretas en restaurantes», en relación a Compromís y a Mónica Oltra, una futura compañera de viaje que ya se intuye muy incómoda.
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