Ximo Puig y los candidatos del PSPV, un día soleado en la plaza de la Virgen. E. P.

¿A qué partido le perjudica que llueva el 28-M?

La fidelidad a las siglas y la movilización, factores a tener en cuenta si acompaña el mal tiempo en la Comunitat

JC. Ferriol Moya

Valencia

Martes, 23 de mayo 2023, 12:12

La pregunta a responder en las elecciones del próximo domingo es, obviamente, quién las va a ganar. Si la izquierda retiene la mayoría e impulsa un tercer Botánico o si la derecha recupera la hegemonía y alcanza la Generalitat. Esa es la pregunta principal. Luego hay preguntas secundarias, vinculadas a qué ocurrirá en las formaciones políticas que no logren la victoria, cómo será el próximo Consell o cómo influirá el resultado en las generales de dentro de seis meses. Todo son preguntas sin contestar hasta el próximo 28 de mayo. Y luego hay otras cuestiones por resolver, que pueden tener su impacto sobre ese resultado.

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Por ejemplo. ¿A qué partido le perjudica que llueva el domingo? ¿El mal tiempo puede condicionar el resultado electoral? ¿Hay electorados más proclives a quedarse en casa, o a salir de viaje, en función de las condiciones meteorológicas? Y por supuesto, ¿va a llover el domingo? La respuesta a esta última cuestión corresponde a los meteorólogos y aún ellos, a varios días vista, también pueden equivocarse. Aemet pronostica un 80% de probabilidades de lluvia para la jornada electoral en Valencia, con todas las salvedades que deben hacerse a una predicción con tantas jornadas de antelación. Quizá llueva un rato o toda la jornada. O puede que lo haga en la capital y no en el área metropolitana. O sólo sean unos nubarrones amenazantes.

En todo caso, el meteorológico es otro a los que tener en cuenta de cara a la cita electoral. El mal tiempo, y también el bueno –entendiendo éste como el clásico día despejado y de temperaturas normales para finales de mayo- tiene su influencia en el comportamiento del electorado. Un estudio sobre Meteorología y Comportamiento electoral elaborado por el profesor de Economía Aplicada de la Universidad Complutense Joaquín Artes concluye que en aquellos municipios en los que llovió en el día de las elecciones «el nivel de participación fue aproximadamente medio punto porcentual menor que en municipios similares que en los que no llovió el día de las elecciones». La lluvia juega en contra de la participación, se sostiene, entendiendo que los votantes «llevan a cabo una evaluación de los beneficios y los costes de ir a votar y deciden acudir a las urnas si los beneficios superan a los costes».

Si llueve, por tanto, cabe la posibilidad de que la participación sea menor. Y ese hecho ya es, en sí, un dato a tener muy en cuenta por los partidos políticos. La percepción extendida a lo largo de las últimas semanas hace referencia a un elevado nivel de movilización, propio de todas las campañas electorales, que en el caso del electorado de derechas parece ser mayor que en el de izquierdas. Un dato que puede hacer referencia a la voluntad de cambio sobre los gobiernos actuales, que en el caso del central, del autonómico valenciano y de muchos de los municipales son de izquierdas. Los partidos de izquierdas, y singularmente el PSPV y Compromís, vienen multiplicando los últimos días los mensajes dirigidos a movilizar a su electorado, prueba más que evidente que se detecta esa falta de movilización. Podemos, con las estimaciones de voto sólo ligeramente por encima del 5%, es el que más claramente sufre las consecuencias de la desmovilización de su votante.

¿Y la derecha? El lleno de la plaza de toros en el acto del PP del pasado domingo en Valencia simboliza el nivel de activación que muestra el electorado de derechas, y en particular el del PP valenciano, de cara a estos comicios. Los populares se ven con opciones de recuperar la Generalitat perdida hace ahora ocho años, y pisan el acelerador para confirmar esas expectativas y, al mismo tiempo, acercar a Alberto Núñez Feijóo a la Moncloa.

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Pero al margen de esa imagen conseguida en el coso de la calle Xàtiva, los análisis que se hacen del comportamiento electoral tienden a poner de manifiesto que el votante de perfil conservador tiende a movilizarse más que el progresista. El estudio del profesor Artés considera comprobado que «el PP resultaría beneficiado por las malas condiciones meteorológicas mientras que los partidos de izquierdas resultarían perjudicados». Un resultado, añade, que concuerda con las teorías que argumentan que los votantes conservadores «se ven menos afectados por el aumento de los costes de ir a votar», como el que supondría una jornada con lluvia, así como las teorías que desde la economía política argumentan que «los votantes de derechas son más expresivos que los de izquierdas, y por tanto más propensos a ir a votar».

Es lo que suele definirse como fidelidad a las siglas del partido. El electorado de derechas se siente más impelido a llevar a cabo ese derecho que es ejercer el voto, mientras que el de izquierdas necesita un nivel de motivación superior, muchas veces incompatible con que los partidos de perfil progresista ocupen el Gobierno. Si a esa deducción le añadimos el nivel de movilización, la conclusión de que el mal tiempo o la lluvia beneficia a la derecha se antoja poco discutible.

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Dicho esto, los avances de participación que se vayan conociendo a lo largo de la jornada confirmarán si la meteorología influye o no en los comicios. A mayor participación, más opciones para los partidos de izquierda, aunque esa circunstancia pueda elevar el listón electoral del 5%. A baja participación, las opciones de la derecha aumentan. Todo ello sobre el papel. El resultado final será el que confirme qué participación ha habido y, claro está, a quién le ha beneficiado.

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