De la euforia contenida a la queja por el adelanto electoral

Una calma tensa se apoderó en la tarde de ayer de la sede de Compromís. Conforme se iban publicando encuestas a pie de urna, la excitación iba creciendo, sobre todo porque algunos sondeos apuntaban que la formación nacionalista incluso podría quedar muy cerca del PSPV y hasta superarlo para poder liderar el nuevo Consell que, otra vez, será de coalición. Sin embargo, los comicios nacionales, en los que apenas obtuvieron representación con un solo diputado, y el escrutinio provisional de los autonómicos, que los situaba como cuarta fuerza en la Comunitat, frenó la euforia. Aún así, el partido liderado por Mónica Oltra al cierre de esta edición parece que podrá reeditar su pacto de gobierno con los socialistas de Ximo Puig.

Caras cansadas tras una intensa campaña («estamos deseando que todo acabe», confesaban miembros del staff de la formación) y nervios crecientes fue la tónica general durante este final de jornada en el equipo de Oltra. Fran Ferri, cabeza de lista por Valencia, en una primera intervención, se mostró esperanzado con poder reeditar el Botánico y puso en valor el aumento de la participación. Ferri cree que la coincidencia de las autonómicas y nacionales les ha perjudicado, puesto que «no se ha podido dar visibilidad a la gestión».

Ferri e Isaura Navarro, candidata al Congreso por Compromís, fueron los primeros en llegar a la sede de la formación mientras los técnicos se afanaban para dejar tanto el escenario como el equipo de sonido a punto. Con un «Amunt Valencia» saludó Enric Morera, presidente de Les Corts, a sus compañeros cuando hizo acto de presencia, una de las pocas notas distendidas. Resultaba llamativo que a las doce de la noche apenas una veintena de simpatizantes se habían acercado a la sede. Poco a poco, el goteo de personas que lentamente llegaba a la plaza hacía casi imprescindible a Oltra, que salió pasadas las dos de la mañana y aseguró «que no hay ninguna suma que no pase por Compromís».