Los candidatos a la Alcaldía de Valencia durante el debate electoral. De izquierda a derecha: Badenas, Caballero, Ribó, Gómez y Giner. À Punt

La ausencia obligada de Catalá desluce el debate de los silencios en À Punt

Sandra Gómez y Fernando Giner salen airosos de una discusión sosa, sin apenas alusiones directas y en la que el alcalde ha mantenido un perfil bajo

Álex Serrano

Valencia

Viernes, 19 de mayo 2023, 00:45

Había momentos de un silencio ominoso, instantes en que los micrófonos de À Punt captaban a un solícito Fernando Giner animar a sus rivales a hablar, mientras de fondo podía escucharse el pensamiento de los presentadores: «Que alguien haga algo. Lo que sea, por Dios». ... La ausencia de María José Catalá, que estaba indispuesta, del debate de los candidatos a la alcaldía de Valencia terminó por deslucir un encuentro en el que su puesto lo ocupó Juan Carlos Caballero y que terminó con el mismo Giner y Sandra Gómez como claros vencedores, el uno por su insultante batería de propuestas («son 500 pero en este folleto las hemos reducido a 12», dijo) y la otra porque fue al ataque, sin piedad. Todo el rato. Le dio salsa al debate. El alcalde Ribó, por cierto, ni estuvo ni se le esperó: terminó el minuto de oro leyendo. Juan Manuel Badenas, por su parte, solucionó los errores de debates anteriores e insistió mucho en la cuestión estética de la ciudad.

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Joan Ribó - Compromís

Perfil bajo, ajeno a todos y todo

Vamos candidato a candidato. Joan Ribó, Compromís. El único que habló en valenciano (sólo Gómez alargó su uso del valenciano más allá del saludo, aunque poco tiempo). Pero fue casi lo único destacable de unas intervenciones donde el primer edil se dedicó a ser eso, alcalde. Mucho balance de lo que se ha hecho y pocas proposiciones. Las hubo, claro, pero sobre todo insistió en el bagaje de la ciudad que se encontraron hace ocho años (como Gómez, pero a eso iremos más tarde). Por ejemplo, en movilidad dijo que había que avanzar en la metropolitana (lo que no es enteramente de su competencia). En cuestión de turismo insistió en que muchos extranjeros compran pisos en Valencia y dijo apostar por el sector innovador. Poco más: mucho balance y, sobre todo, una intención clara de no responder a ninguno de sus rivales, principalmente a Caballero.

Juan Carlos Caballero - PP

La sombra de la candidata es alargada

Juan Carlos Caballero, segundo de la lista de María José Catalá, tenía un trabajo complicado. Tenía que meterse en los zapatos de su jefa, indispuesta este jueves, que en el debate de RTVE del miércoles fue la mejor: como en el que organizaron este jueves LAS PROVINCIAS y COPE, en el que Carlos Mazón fue la pieza de caza mayor más preciada, todos fueron contra ella, con Ribó insistiéndole en que dijera si iba a pactar con Vox, a lo que ella, rápida, respondió que la veían ya como alcaldesa. Caballero no hizo nada de eso. Efectista, con noticias (algunas de este medio), gráficos y fotos impresas en gran tamaño, consiguió colar el mensaje del PP, con especial hincapié en la bajada de impuestos («nos han freído a impuestos», repitió en varias ocasiones). Destacable su minuto de oro, que terminó con la frase: «Para seguir igual hay muchas papeletas pero para que Valencia vuelva a brillar sólo hay una opción. Tú lo mereces, Valencia lo necesita y juntos lo haremos». Antes de eso, en una de las pocas alusiones directas, se quedó callado ante el ataque directo de Gómez, que le había preguntado si se avergüenzan del expresidente de la Generalitat, Francisco Camps.

Sandra Gómez - PSPV

Un asedio constante al PP

Porque la candidata socialista, Sandra Gómez, fue un martillo pilón. Con tono quizá agresivo en ocasiones, no cesó de atacar al PP y, como hacía Ribó, de recordar el pasado, pero no tanto para poner en valor sus logros, que también, sino para atacar al PP. Una y otra vez, una y otra vez. De forma incansable y, en muchas ocasiones, efectiva. Como cuando aprovechó cuatro segundos que le quedaban al final del segundo bloque para espetarle a Caballero que él se subió a un coche oficial a los 20 años («eso es mentira», dijo él, fuera de tiempo). Ella sí lanzó propuestas: habló de las nuevas líneas de metro, de su tasa Airbnb... y anunció que el bulevar de la cultura que quiere levantar en Guillem de Castro llevará el nombre, si gana, de Carmen Alborch. Habrá que ver qué piensa de esto Compromís, que se niega a cambiarle el nombre a las calles donde viven vecinos.

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Fernando Giner

La voz de la razón... salvo con la ORA

Fernando Giner salió airoso. Vaya si salió. Con un tono sosegado, fue una auténtica ametralladora de propuestas. En movilidad, lanzó siete en cuatro minutos. Con un tono calmado y tranquilo, pero también enérgico en determinados temas («la ORA me la cargo. ¡Es que me la cargo!»), Giner apeló al voto por el centro con un curioso minuto de oro en el que pidió el apoyo «si eres un espíritu libre y no te gusta que te encasillen». Giner insistió en su propuesta de devolver el dinero que el Ayuntameinto recaude pero no se gaste a través del IBI y puso en valor que ha llegado a acuerdos con ambos lados del hemiciclo en estos dos mandatos. La voz de la razón y de la mesura. Habrá que ver si le sirve el 28 de mayo.

Juan Manuel Badenas - Vox

En busca de una Valencia libre y bonita

Juan Manuel Badenas, el candidato de Vox, estuvo a la altura. Más comedido que en el debate de RTVE, apenas le dirigieron la palabra (ni a él ni a nadie, los presentadores repitieron en varias ocasiones que podían interrumpirse ente ellos en cualquier momento, pero no lo hicieron), pero él aprovechó para ir a lo suyo: quieren una Valencia más libre, donde cada ciudadano decida cómo moverse, y también más limpia y, curioso, bonita. También habló de la inseguridad, pero no mucho. En movilidad es donde se sintió más cómodo. «Tienen la gran soberbia de llamar supermanzana a un cruce de calles con unas mesas de pingpong donde como se vaya la pelota a un niño no la cogen antes de que pase un coche. Ni Forrest Gump», dijo.

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La semana de los debates termina con dos claros vencedoras, dos candidatos que aguantan o sorprenden (Giner y Badenas, respectivamente) y otro que ha adoptado un perfil bajo, o quizá institucional. Quedan ocho días de campaña. Va de bo.

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