Catalá acaricia la alcaldía de Valencia con un resultado muy ajustado

Catalá tiene, con los resultados del sondeo en la mano, muchas más posibilidades de alcanzar la alcaldía que de no hacerlo, aunque este escenario también existe. El PP valenciano se disputa un concejal con Compromís (8/9) que, en el caso de caer del lado de la formación de Joan Ribó, abriría la puerta a un nuevo Gobierno municipal de izquierdas.

Eso sí, este escenario necesita una segunda condición: que Podemos logre representación en el consistorio. La encuesta concede a la candidatura que encabeza Pilar Lima un 4,4% en intención de voto, ligeramente por encima del 4,2% obtenido en 2019. Una eventual movilización del electorado morado en la recta final de la campaña podría abrirle la puerta a un escenario que, a la vista de los números, es posible pero poco probable.

El resultado de la encuesta municipal arroja similitudes y diferencias evidentes con el sondeo autonómico. Entre las primeras, la constatación de que el PP valenciano ganará una y otra cita electoral, con un notable incremento en sus apoyos respecto a 2019 que corre en paralelo al retroceso de Ciudadanos. La formación naranja ve cerrada la puerta a Les Corts y, a la vista de este sondeo, también la del Ayuntamiento de Valencia, con un porcentaje de voto del 3,2%.

El PP tiene el viento a favor, ayudado por la desaparición de la formación naranja, pero también por el desgaste de la gestión del gobierno municipal y autonómico. La tesis de que los Gobiernos no los gana la oposición, sino que los pierden sus gobernantes, encuentra en el Ayuntamiento de Valencia mucho sentido, con un equipo de Gobierno que no ha sido capaz de hacer frente a algunas de las principales reivindicaciones ciudadanas. Catalá ha sabido capitalizar ese hastío, hasta el punto de convertirse en la preferida para ocupar la alcaldía tras el 28-M, tal y como reflejaba el sondeo publicado el sábado por este diario.

Otro paralelismo entre los resultados del sondeo autonómico y del municipal tiene que ver con la posición del PSPV. El resultado de Sandra Gómez -7 concejales- es exactamente el mismo que el de hace cuatro años, similar a lo que le ocurre al PSPV de Ximo Puig a nivel autonómico. Y se trata de un dato preocupante, porque supone seguir como segunda fuerza política de la izquierda, incluso a pesar del retroceso de Compromís.

Gómez, a la que su partido ha tratado de presentar como probable alcaldesa dando por seguro que superaría a Ribó, se queda en realidad congelada en esos 7 ediles, incluso a pesar de haber recibido en las últimas semanas la visita reiterada de miembros del Gobierno central, que a la vista del resultado de esta encuesta parecían tratar más de salvarla que de impulsarla hacia la alcaldía.

El sondeo local y el autonómico también coincide para Cs, fuera de una y otra institución y sin aparente margen de mejora. En el caso de Fernando Giner se cumplen además las previsiones con las que trabajaba el PP valenciano, y que anticipaban su desaparición del Ayuntamiento. Motivo por el que desde esta formación se habría trasladado a Giner la conveniencia de propiciar acuerdos para que los votos que obtuviera su partido no acabaran convirtiéndose en el salvavidas de un Gobierno de izquierdas. No hubo acuerdos y, a la vista del sondeo, no habrá Cs en el Ayuntamiento la próxima legislatura.

El auge de Vox es otra de las coincidencias evidentes entre uno y otro sondeo. Pese a una legislatura complicada en la que los dos ediles de la formación de derecha populista no han disimulado sus discrepancias, la lista que encabeza Juanma Badenas se catapulta hasta los 4 concejales, con una intención de voto que roza el 11%, y que incluso podría hacerle crecer algún edil más.

Pero también hay discrepancias entre los resultados de uno y otro sondeo. A Compromís le afecta la diferencia más visible, puesto que en el resultado de la encuesta autonómica se recogía una horquilla favorable que podía hacerle crecer hasta dos escaños y en cambio en el Ayuntamiento perdería entre uno y dos concejales.

La explicación de este resultado obliga a poner de manifiesto la pésima valoración del alcalde de Valencia, Joan Ribó, con una nota de 4,2, la peor de los dirigentes políticos que optan a la alcaldía. La mala valoración de Ribó puede tener que ver con esa imagen de apatía, de indolencia hacia la gestión municipal que se ha ido construyendo a lo largo de la segunda mitad de la legislatura y de la que el líder de Compromís no ha sido capaz de separarse.

La caída de la coalición podría haber servido para impulsar a Gómez. Podría, pero no lo hace. La candidata socialista ve frenadas sus expectativas probablemente por la escasísima rentabilidad que ha podido darle a su condición de vicealcaldesa, así como a la incapacidad del PSPV para ofrecerse a los votantes desencantados con Compromís como una alternativa real. Declaraciones de la líder del PSPV de la ciudad de Valencia en las que proclamaba que Compromís «sólo habla para los suyos», mientras que el PSPV lo hace «para todos los vecinos», lejos de acercar a exvotantes de Compromís, contribuyó a alejarlos.

¿Y Podemos? La cabeza de lista a la alcaldía, Pilar Lima, ha protagonizado los últimos días cierta polémica por los comentarios emitidos en un programa de televisión después de su compañera de formación, Irene Montero, pusiera en valor su condición de «sorda y bollera». A Lima, que ha decidido llevar a la fiscalía al mencionado programa, le puede venir más que bien esa publicidad añadida que supone convertirse en el centro de un episodio de estas características. Con todo, no será fácil lograr una movilización tan importante como la que necesita. Máxime a la vista del dato que revela el sondeo sobre transferencia de voto y que señala que sólo la mitad de los que votaron a Podemos en 2019 tienen decidido volver a apoyar a esta formación. En 2019, por cierto, Podemos ya se quedó a pocos votos de acceder al consistorio.

Con estas claves, la recta final de la campaña electoral se perfila como definitiva. Catalá va por delante y tiene más opciones, pero el sondeo revela que todo está por decidir y que el éxito decidirá de la movilización del electorado.