Calle principal de Segart. Damián Torres

Cinco listas para 170 vecinos

Segart, el primer municipio que conocerá el nombre de su alcalde, con dos candidaturas formadas por gente «que aquí no conoce nadie»

Manuel García

Segart

Lunes, 15 de mayo 2023

¿Cinco listas electorales? No tenía ni idea«. Tres trabajadores se afanan con sus bocadillos que cogen con sus manos encallecidas por la labor diaria en la obra. Es la hora del almuerzo en l'Olivera, el único bar de Segart, negocio que regentan José ... y su hija María. En el municipio reina una tranquilidad que apenas rompe el sonido de algún teléfono móvil. La antítesis de la vida estresada de hoy en día.

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Los hombres, en su tiempo de descanso, se refugian del sol que ya empieza a apretar. Las cáscaras de los 'cacaus' copan buena parte de la mesa cubierta con un mantel de papel. Comparten una botella de vino y gaseosa y no se muestran especialmente entusiastas cuando se les explica el motivo de que este pueblo del Camp de Morvedre tenga una 'curiosidad electoral' que se puede considerar noticiable.

Apenas levantan la vista de su bocadillo cuando se les pregunta y no se extienden en demasía en sus contestaciones. Tienen otras preocupaciones en sus cabezas. Entre ellas saber que en pocos minutos van a tener que estar de nuevo bajo el sol durante varias horas más. Otro día de trabajo como para tener que pensar en política.

Algunos municipios pequeños tienen la particularidad de contar con más de dos listas electorales de cara al próximo 28 de mayo en un contexto en que la desafección política provoca que se dé la circunstancia contraria, que no haya candidatos.

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En ocasiones se presentan a los comicios formaciones compuestas por personas que no conoce nadie o que no parten con las mejores expectativas.

La obsesión de los partidos por el 'horror vacui' electoral, no tener aspirantes en todas las plazas y poder exhibir lo contrario como un signo de fortaleza, lleva a situaciones más que curiosas. Pero lo de Segart ha sorprendido a los vecinos al ser un caso más que extremo.

Unas escaleras conducen hasta el interior del ayuntamiento de la localidad. Al abrir la puerta llama la antención encontrarse recopiladas, en dos grandes cuadros, un montón de fotos de carné en sepia y desgastadas hechas a mediados de siglo. Se encontraron cuando se estaba ordenando una estancia y se decidió que estos vecinos ya fallecidos 'recibieran' a quienes entran en la Casa Consistorial. Son rostros duros, de un tiempo ya pasado. Ellos no votaron en su momento.

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Quienes sí están convocados a las urnas son unas 170 personas, según apuntan los propios trabajadores municipales al comprobar el censo. Con una cantidad irrisoria de menores de 18 años, prácticamente todos los vecinos están llamados a cumplir con su deber democrático. Y a su disposición tendrán nada menos que cinco candidaturas.

Pero no cinco papeletas diferentes, como ocurre en muchos otros municipios. Su elección municipal es como la del Senado. Han de marcar cuatro candidatos de entre los 21 que hay repartidos entre cinco formaciones políticas. Eso sí, la paridad no es la nota común en las candidaturas, puesto que hay 15 hombres y solamente seis mujeres entre quienes aspiran a dirigir un municipio que cuenta con un presupuesto de apenas 250.000 euros al año, por lo que no es difícil imaginarse las peripecias necesarias para llevar adelante proyectos.

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Entre las opciones hay cinco candidatos bajo las siglas del PSPV, encabezados por José Ripoll, cuatro de Junts per Segart, con el alcalde Francisco Garriga a la cabeza; dos de Acord per Guanyar (con Borja Esteve como número uno); cinco del PP con Jorge Antonio Espinosa como número uno y otros cinco de Vox, todos ellos hombres, con Juan Antonio Gea como primero.

De este modo, los cinco candidatos más votados, independientemente del lugar que ocupan en su lista electoral, formarán el pleno y elegirán posteriormente al alcalde.

Los vecinos explican que tres de esas cinco candidaturas sí las componen personas que conocen. Todos son familiares o conocidos en un pueblo de este tamaño: «A los que están en la lista del PP y de Vox no los conoce nadie», sentencia José Ramón, un enamorado de la cultura y las tradiciones de su pueblo que recuerda, con orgullo, que su municipio «es el primero de la Comunitat que da a conocer los resultados».

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Aunque los vecinos saben que ha habido algún intento discreto, por parte de las direcciones de Vox y del PP, de que hubiera una lista con vecinos, finalmente han tenido que recurrir a personas «que, por los apellidos, ni siquiera son de la zona, porque en estos pueblos nos conocemos todos», comenta Francisco Garriga, el actual alcalde de Segart y candidato a la reelección, quien tiene entre ceja y ceja el adoquinar la calle principal del municipio como proyecto estrella para la próxima legislatura.

Precisamente en esa calle que cruza la localidad, Lola, una vecina, se afana en arreglar unas flores que muestra orgullosa: «Aquí no lo quiere hacer nadie, lo tengo que hacer yo», explica con una sonrisa mientras se afana con las tijeras. Aunque no quiere explayarse mucho sobre cuestiones relacionadas con las elecciones municipales, su deseo es simple pero nada fácil de cumplir para el próximo propietario de la vara de mando de Segart: «Quien salga elegido alcalde que lo haga lo mejor posible en beneficio del pueblo». Junto a ella pasa Salva. Lleva un paso decidido en dirección hacia la salida del municipio. Apenas deja que se le pregunte. Resopla y se aleja sin detenerse: «No me gusta la política», zanja.

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En medio de un entorno privilegiado pero con la preocupación de estar en medio de un Parque Natural cuando el calor aprieta debido al gran riesgo de incendios, la campaña electoral tampoco es común en Segart. Nada de grandes mítines ni de pegadas de carteles espectaculares. Se han reservado dos paredes y en ellas se pueden pegar los carteles que consideren por parte de los aspirantes.

Con respecto a los eventos en los que pedir el voto, no se puede decir tampoco que los vecinos vayan a tener la posibilidad de conocer a todos los candidatos. El propio alcalde reconoce que están a la expectativa de celebrar un acto para los vecinos, pero aquí la comunicación es más del día a día y de hablar por la calle cuando se encuentra uno a un edil o al propio alcalde.

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La sorpresa llega al saber que Vox, formación con una lista formada por personas que no son de la localidad, ha pedido la Casa de la Cultura para el día 20 por la mañana.

«Habrá que ver quién viene», comenta curioso un vecino, quien señala que no entiende este modo de actuar de algunos partidos en determinados casos como éste: «Si no pueden hacer una lista, que no la hagan, pero esto es intentar confundir al personal. Quien se presente que sea de verdad y para hacer cosas por el pueblo».

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