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Sandra Gómez, María José Catalá y Fernando Giner. J. Signes / Txema Rodríguez / Irene Marsilla

Radiografía de los perdedores

Los candidatos de PSPV, PP y Cs se han llegado a ver con opciones de superar a Ribó y lograr la vara de mando: ninguno de ellos lo ha conseguido Sandra Gómez, María José Catalá y Fernando Giner no han logrado los apoyos necesarios para alcanzar la alcaldía de Valencia

J. C. Ferriol

Valencia

Martes, 28 de mayo 2019, 20:07

Joan Ribó, con diez concejales, tiene todas las papeletas para seguir cuatro años más como alcalde de Valencia. A la espera de comprobar el impacto de la oferta lanzada por la candidata del PP a la alcaldía, María José Catalá, a Ciudadanos y PSPV para formar gobierno, Compromís mantendrá el control del Ayuntamiento de Valencia. Ribó es, evidentemente, el gran ganador de unas elecciones en las que, hasta hace unas pocas semanas, cualquiera de los cuatro partidos políticos mayoritarios en la capital parecía tener opciones de acceder a la alcaldía.

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Gana Ribó y, por lo tanto, pierden los demás. Sin medias tintas. Ni el resultado de Sandra Gómez es el esperado, ni Catalá o Giner han sumado junto a Vox los apoyos necesarios para conseguir superar en concejales a la izquierda.

Las razones son distintas para unos y otros, aunque el resultado sea el mismo. Gómez, con una poderosa campaña de publicidad, contaba con el viento de cola del empuje de la marca PSOE que ya se comprobó en las generales de hace un mes y que tan bien le vino a Ximo Puig. Entonces, cuando el líder del PSPV decidió adelantar elecciones, Gómez alertó del riesgo de desmovilización en las locales. La noche del domingo, durante una parte del recuento, los datos situaban con ocho concejales a la candidata socialista, apenas a uno de Ribó que en ese momento llegaba a nueve.

El desenlace del recuento sumió en la depresión a los socialistas del cap i casal. Las previsiones de los jóvenes turcos -el grupo de colaboradores más cercanos a Gómez- que consideraban posible alcanzar la alcaldía, igual que las publicadas en algunas encuestas, tropezaban con la realidad de la fortaleza de la formación nacionalista. Y reabrían el debate sobre el problema que los socialistas tiene en la ciudad de Valencia, donde llevan décadas encadenando malos resultados. Mejorar dos, después de haber caído hasta los cinco de la pasada legislatura, sólo puede considerarse como un mal resultado.

Los de Catalá y Giner no son mejores. Ni con todos los reparos que se puedan poner a la legislatura de los populares en el Ayuntamiento ni con el reconocimiento de que el perfil político del candidato de Cs, por más que él haya puesto todo su empeño, encajaba poco con una carrera política como la que se dibujaba por la alcaldía de Valencia. El PP valenciano se encomendó a Catalá, convencidos de que era su mejor opción. Pero la realidad de las cifras apunta a dos concejales menos y a un partido que sigue desaparecido en la ciudad.

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Para Giner, al margen de la buena voluntad, la comparación con Toni Cantó y el resultado logrado por éste en las autonómicas constituían una comparación insostenible. La incorporación de Rocío Gil en la lista municipal ya dejó entrever que el diagnóstico del partido iba por otro lado. El 26-M lo ha acabado de demostrar.

La invisibilidad de Oliver lleva a los votantes de Unides Podem a otros partidos

A. C. / María Oliver, la candidata de Unides Podem en la ciudad de Valencia, era casi invisible para la ciudadanía. Aunque la formación morada apostó por entrar dentro del gobierno local (a diferencia de a nivel autonómico que lo apoyaron desde fuera) la gestión no se ha vendido con éxito.

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En Unides Podem tenían la sensación de que se hablaba de ellos en la campaña y esta sensación se ha confirmado. Oliver, pese a haber estado cuatro años como concejal, tampoco parecía la candidata idónea y es que para muchos le faltaba un tirón electoral que se ha demostrado que era necesario.

Este hecho, sumado a que la candidata estaba investigada en una causa por otorgar un estudio a un exdirigente de Podemos, han contribuido a que los votantes que apostaron el proyecto morado en 2015 (Valencia en Comú) y Esquerra Unida les hayan abandonado para votar a otras formaciones como PSPV y, especialmente, Compromís. La derrota es mayúscula ya que se evidencia que no son imprescindibles para que haya una mayoría de izquierdas en Valencia.

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El valencianismo político vuelve a pinchar en la capital

JC. F. M / Los resultados logrados por las principales formaciones políticas valencianistas en las elecciones municipales en la ciudad de Valencia constatan un nuevo pinchazo de esos partidos. SOM, el partido que lidera Jaume Hurtado y que se presentaba bajo la marca 'UIG-SOMVAL-CUIDES' logra 1.398 votos en la ciudad, el 0,36%. El partido de Hurtado es la octava fuerza política en la capital, por detrás de PACMA. AVANT, otra de las formaciones valencianistas más destacadas, se queda en 686, un 0,18% -esta formación ha presentado un escrito ante la Junta Electoral al detectar problemas en sus papeletas-.

Por último, Poble Democràtic obtiene 355 votos y un 0,09% de porcentaje. La suma de estas tres formaciones políticas rozaría los 2.500 votos.

Gómez no convence para cambiar de aire en Valencia

Sr. García

M. H. / Se presentó a las elecciones como una perfecta desconocida para traer aire fresco a la ciudad de Valencia, pero lo cierto es que los vecinos han preferido seguir respirando el mismo ambiente en el Ayuntamiento. Sandra Gómez ha sacado al PSPV de la ciudad de la UVI en la que se habían instalado desde que perdieran la vara de mando en el año 89, pero lo cierto es que sólo ha conseguido llevar al enfermo a planta y prescindir de la respiración asistida del tercer socio en discordia. Compromís y PSPV han engullido a Podemos y podrán gobernar en tándem el consistorio más grande de la Comunitat.

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Gómez ha mejorado los resultados de los socialistas valencianos rodeada de un joven equipo de caras nuevas y una dinámica campaña, pero lo cierto es que los socialistas ya conocen lo que es ganar campañas y no elecciones. Si no, que se lo pregunten al equipo de la ya desaparecida Carmen Alborch.

Gómez ha sido durante cuatro años una socia leal pero incómoda para el alcalde, Joan Ribó. Enésima heredera del legado de los peores resultados del PSPV en la ciudad de Valencia y tenaz abogada de las causas perdidas, plantó cara incluso al mismísimo ministro de Fomento, José Luis Ábalos, cuando éste decidió dar vía libre a una candidatura alternativa para disputarle la Secretaría general.

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El domingo, la cara de Gómez era el espejo de las expectativas frustradas que se había puesto demasiado altas. Algo que le impidió disfrutar de la mejora de los resultados (pasa de cinco a siente concejales) y convirtió la fiesta de exaltación colectiva del socialismo en un pseudotanatorio.

El crecimiento en la ciudad, muy por debajo de la media del partido en la Comunitat y a años luz de los datos de las generales y autonómicas de hace un mes, supone un revés para la candidata. Pero sobre todo, la tercera plaza, por detrás de un PP renacido de los escombros de 11 imputados. Sin embargo, Gómez podrá jugar la partida a más largo plazo si sabe jugar sus cartas a la hora de negociar el nuevo pacto de gobierno.

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El efecto Catalá no logra movilizar al centroderecha

Sr. García

JC. F. M. / En una carrera electoral en la que se compite por una alcaldía, parece obvio concluir que el que logra la vara de mando es el ganador, y los que no lo hacen son perdedores. No es una verdad absoluta. María José Catalá no ha logrado la alcaldía de Valencia aunque el centro derecha se ha quedado a un solo concejal de distancia. Y por ese motivo no es ganadora de las elecciones, aunque considerarla perdedora pueda sonar desproporcionado. «Es un resultado agridulce», dijo la propia dirigente popular la noche del 26-M.

Catalá logra 8 concejales y más de 84.000 votos. Hace cuatro años, Rita Barberá logró 10 ediles y 107.000 votos. Concluir que se ha retrocedido, sin entrar en detalles, no tendría en cuenta el desarrollo de una legislatura en la que nueve de esos diez concejales han estado políticamente inhabilitados -como consecuencia de la imputación por Taula- y el PP de la ciudad de Valencia ha sido invisible. Ni contabilizaría el hecho de que la candidatura de Catalá se eligiera a cuatro meses de la convocatoria electoral, con un margen mínimo para tratar de activar a un partido instalado en la depresión.

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Hechas esas salvedades, la candidatura de Catalá confiaba en la remontada gracias al efecto de una campaña en la que apeló a la figura de Barberá, se cambio el acento de su apellido y logró un impacto significativo en las televisiones nacionales. La previsión no ha surtido efecto. Y Catalá, aunque ha logrado superar al PSPV de Sandra Gómez, obtiene el peor resultado de los populares en la capital en unas municipales en varias décadas.

Para Catalá, el resultado del domingo le obliga a tomar decisiones vinculadas a su futuro político. Liderar la oposición municipal, tal y como le permiten los resultados, para tratar de alcanzar la alcaldía dentro de cuatro años -tal y como ella misma dejó entrever en su comparecencia del domingo por la noche- podría llevar aparejada la renuncia al escaño en Les Corts. «Sería un gesto que reflejaría su implicación en lograr ese objetivo, pero está por ver que lo haga», admitió ayer un alto cargo popular.

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El análisis no lo comparte la dirigente popular, que ayer mismo trasladó a sus más estrechos colaboradores que su intención sigue siendo la de compatibilizar la labor de jefa de la oposición y la de mantener su escaño en Les Corts. Un intento de seguir presente en las dos esferas, la local y la autonómica.

Giner se estrella contra la quimera de las autonómicas

Sr. García

Á. S. / Sin embargo, lo cierto es que los resultados decepcionan. Principalmente porque en la extrapolación de los datos del 28 de abril Giner se veía alcalde. En cifras, la formación de Albert Rivera pasó en Valencia de 64.228 votos en 2015 a 85.552 en las autonómicas. Si se hubiera mantenido la proporción entre los dos bloques, Giner era el candidato que contaba con más opciones de ser alcalde. Pero se quedó en 68.000 votos, un 2,2% más que en 2015.

Con todo, se mostró ayer satisfecho con los resultados. «Hemos superado todas las encuestas y de los partidos que se presentaron hace cuatro años, somos el único que se ha consolidado y ha crecido, el resto ha desaparecido», comentó un optimista Giner durante una rueda de prensa acompañado de Toni Cantó y el resto del grupo municipal.

El análisis de los resultados de Ciudadanos ha de pasar, sí o sí, por las peculiares circunstancias que han permitido a Giner encabezar la oposición municipal en el Consistorio durante cuatro años, habida cuenta de que el grupo popular estaba políticamente desarbolado con nueve de sus diez concejales imputados. Pero los comicios demuestran que la derecha valenciana (aunque ayer insistiera Giner en proclamarse un partido de centro) ha preferido volver al PP o irse a Vox antes que confiar en un candidato estrellado contra un espejismo.

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