ANTONIO RIVERA
Jueves, 16 de mayo 2019, 12:36
Siempre que se acercan elecciones, y sobre todo cuando en plena noche electoral se empiezan a hacer cábalas con los primeros resultados escrutados, se empieza a hablar del sistema D´Hondt. Bueno, más bien, y para ser exactos, se suele hablar (incorrectamente) de la Ley D´Hondt, atribuyendo de esta forma la categoría de Ley a un mero sistema o método de reparto. Vamos qué es ese famoso sistema D´Hondt del que todo el mundo habla pero que poca gente conoce en profundidad.
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El sistema D´Hondt es un sistema de reparto que permite obtener el número de cargos electos en proporción a los votos conseguidos por las candidaturas, o sea, una forma de adjudicar escaños de acuerdo a los votos obtenidos por cada candidatura presentada a unas elecciones.
En matemáticas, cuando queremos hacer este tipo de repartos de la forma más justa, recurrimos a lo que se llama repartos proporcionales.
Imaginen el siguiente ejemplo para entendernos: tres amigos juegan a la lotería comprando un billete entre los tres, poniendo 10 euros el primero de ellos, 5 el segundo y 3 el tercero. Imaginen que tienen la suerte de que les toquen 90.000 €, ¿cuánto dinero recibirá cada uno de ellos?.
Es evidente que para resolver este problema tendremos que buscar una forma justa de reparto, o sea, aquella en la que cada uno de los amigos reciba una cantidad del premio en proporción al dinero invertido.
Basta para ello por cierto hacer una sencilla regla de tres, «Si jugando 18 € (precio total del boleto) gano 90.000 €; jugando 10 ganaré x»…y así para cada uno de los tres amigos. Si lo resuelven obtendrán que el primero de ellos recibirá 50.000€, el segundo 25.000€ y el tercero 15.000€….y los tres tan contentos porque las matemáticas les han permitido repartir de forma justa el premio.
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Pero, ¿qué pasa con el Sistema D´Hondt? Pues que, como ahora verán, lejos de repartir de forma justa el número de escaños a partir de los votos obtenidos, realiza un reparto de lo menos proporcional, favoreciendo claramente a los partidos más votados….algo sin duda que se aleja de forma peligrosa del concepto ideal de democracia.
Veamos primero cómo funciona este sistema de reparto, que por cierto fue ideado en 1878 por el jurista belga y profesor de derecho civil y de derecho fiscal en la Universidad de Gante Víctor D´Hondt.
Imaginemos unas elecciones a las que se presentan cinco partidos, entre los que deben repartirse siete escaños, obteniendo cada uno de ellos el siguiente número de votos:
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Lo primero que haríamos es eliminar aquellos partidos que hayan obtenido menos de un 5% en las elecciones municipales y autonómicas (en las elecciones generales es un 3%) de los votos emitidos), algo que no me negarán que no es muy democrático que digamos…. El umbral electoral exigido para obtener representación favorece la composición de mayorías perjudicando a los partidos menos votados.
A continuación nos construiríamos una tabla como la que sigue, en la que iríamos dividiendo para cada partido su número de votos recibido por el número de escaños, o sea, que cogeríamos el número de votos de A (340.000) y lo dividiríamos por 1,2,3,4,5,6 y 7, poniendo lo que nos dé el cociente en la tabla.
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De esta forma, y para el partido A tendríamos 340.000/1= 340.000; 340.000/2= 170.000; 340.000/3=113.333 (cogiendo sólo la parte entera); 340.000/4=85.000; 340.000/5=68.000; 340.000/6=56.667 y 340.000/7=48.571.
Estas operaciones las repetiríamos para cada número de votos obtenidos por cada partido y con todos los resultados obtenidos construiríamos la siguiente tabla:
Ahora sólo queda seleccionar los 7 valores más altos que tengamos en la tabla (coloreados en verde), con lo cual cada partido obtendrá tantos escaños como el número de dichos valores tenga en la tabla. En este caso el partido A obtendría 3 escaños, el partido B otros 3 y el partido C 1.
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Pues así es como funciona este sistema de reparto, poco proporcional como les decía, y que favorece de forma clara la formación de grandes mayorías, dejando fuera a la mayoría de partidos que se presentan y evitando que las cámaras queden muy fragmentadas.
Como ven hay veces que las matemáticas y la política se unen, aunque para hacerlo como en esta ocasión más valdría que no lo hicieran…
(Artículo recuperado de 2015)
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