Puig se consolida como referente de la izquierda tras el adelanto electoral

Ximo Puig será el próximo presidente de la Comunitat. Los números vuelven a sonreír al Botánico, pero dejan una mayor satisfacción en las filas socialistas. El PSPV se convierte en el líder indiscutible de la izquierda con sus nuevos cuatro representantes en Les Corts. Pero conviene apuntar alguna salvedad. El PSPV gana, pero crece menos de lo pronosticado. Algunas encuestas le llegaron a dar un aumento de nueve representantes. Se quedó en la mitad.

Además, en paralelo, se produce un reajuste de fuerzas en el bloque de izquierdas que permite al PSPV exhibir músculo frente a sus socios en el Consell. El aumento de los socialistas y la caída Compromís establecen una distancia de 10 escaños entre ambos. Una brecha suficientemente amplia para que Puig, en la renegociación con los nacionalistas, pueda abrir el debate de la Vicepresidencia. ¿Debería seguir Mónica Oltra? Los datos sustentarían una pérdida de poder de la vicepresidenta en el Gobierno autonómico. Y más todavía en un escenario en el que Unides-Podemos ya anunció su deseo de entrar en el Consell. El asunto se pondrá sobre la mesa de los negociadores.

Los resultados evidencian que la estrategia electoral diseñada por el secretario general del PSPV ha sido idónea. Ligar el destino de los socialistas valencianos al tirón de Pedro Sánchez en las generales le ha permitido a Puig obtener una cómoda ventaja. Y eso pese a que el porcentaje de voto es tres puntos inferior al nacional. Asunto diferente es que ese adelanto de un mes respondiera a la intención del presidente de singularizar el debate en la Comunitat. Más bien, la confluencia con la campaña nacional, la ingente información del proceso catalanista y la irrupción de la derecha populista de Vox arruinaron cualquier intento de subrayar el factor valenciano.

Puig surfeó en esa ola de optimismo que vendía -y era cierta- el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) acerca de las expectativas de Pedro Sánchez. El crecimiento del líder de los socialistas valencianos es un factor innegable. Hay que recordar que los comicios de 2015 se vendieron como una fenomenal victoria cuando la realidad arrojaba una derrota estrepitosa. Lo paradójico fue que el peor resultado electoral en la historia del PSPV le sirvió para presidir la Generalitat en la alianza del Botánico. Y el presidente, en estos cuatro años, ha sabido cultivar un perfil centrista, moderado comparado con sus socios de Gobierno hasta convertirse en una de las referencias en la Comunitat. El interlocutor más fiable del Gobierno valenciano más allá del famoso mestizaje. Sin lugar a dudas, el líder del bloque de la izquierda. Lejos ha quedado la posibilidad de un sorpasso de Compromís, una quimera hoy en día para la coalición nacionalista a la vista de los resultados al cierre de esta edición.

Tampoco en la política nacional encontró facilidades Puig, pero supo sobreponerse a un destino caprichoso. El valenciano conspiró en la expulsión de Pedro Sánchez. Pero tras el regreso de este se convirtió en apoyo y socio estratégico en estas elecciones. Su campaña, de hecho, se puede calificar de perfil bajo, aprovechando las visitas de Sánchez, sin arriesgarse a cometer demasiados errores. No a la defensiva, pero lejos de mostrarse agresivo. Y es que Puig había perdido uno de los bastiones que alegremente exhibía para sacar los colores a los populares: la infrafinanciación. Tras retrasar Sánchez una reforma hasta la propia legislatura, la reivindicación de más fondos para la región se ha hecho con la boca pequeña. Esa tibieza en las reclamaciones ha sido aprovechada por Compromís para criticar a su socio del Botánico. Pero la estrategia no ha obtenido el rédito esperado.