Vox se estrena en su rol de agitador con el anuncio de un recuento de votos

Vox aspira a convertirse en el niño malo del Parlamento valenciano. «Las cosas van a cambiar y mucho», adelantó ayer José María Llanos, futuro síndic de la formación. Los diez representantes le otorgan, de entrada, una enorme visibilidad a la que tratarán de sacar rédito entre los cimientos de un PP que camina hacia la «liquidación», apuntan fuentes conocedoras de la formación de derecha populista.

Ese papel de agitador de la Cámara, en cierta medida ya comenzó ayer con un anuncio sorprendente: pedirán a la Junta Electoral un recuento de votos manual. La formación sospecha tras las «muchas quejas y dudas» que han recibido y porque hay «demasiados» nulos. «Todo parece un poco extraño», indicó Llanos. Además, relató que aparecieron en muchas cajas papeletas de Vox «dañadas». Aceptarán el resultado de este nuevo recuento. «Los que seamos y somos, lucharemos por el proyecto de la ciudadanía, de los valencianos, que es lo que nos importa», proclamó. El líder estableció este lunes cuál será la hoja de ruta de la formación. Ni un milímetro de margen a las acciones de ese Botánico 2.0 todavía en fase embrionaria. «Estaremos ahí para censurar, controlar y decir alto y claro qué hacen mal». «Ha gobernado solo para un sector de la sociedad, para tener pesebres y caladeros de votos», resumió. Y lanzó varios mensajes a esa «derechita cobarde» -la expresión ha hecho más daño que cien mítines- con la que han bautizado a los populares. «Nadie, ni el PP ni Cs les ha levantado la voz», lanzó como resumen de los pasados cuatro años.

La idea base de Vox consiste en no defraudar a sus votantes. Serán claros como el agua, sin ambigüedades, componendas o retórica propia de los partidos tradicionales. «Venimos a cambiar las cosas», insistió el líder del partido en la Comunitat. La decena de diputados disponen de cuatro años por delante para «afianzar un proyecto». El crecimiento -si lo hay- vendrá indudablemente del PP, cuyo futuro es incierto. No obstante, desde las filas de Vox amplían el caladero a CS.

El objetivo del partido de derecha populista consiste en dejar en evidencia las carencias en los discursos de PP y Cs. Su posicionamiento en Les Corts llevará a ambas formaciones a tener que pronunciarse. «No habrá posibilidad de esconderse». Es ahí, con los populares en caída libre y con un Ciudadanos que no termina de verse cómodo en las posiciones más escoradas a la derecha, siempre según la interpretación que hacen desde Vox, donde quedará un espacio en el que trabajar.

Existen otros factores que benefician esta primera etapa de la formación verde. No tienen hipotecas ni pueden ser víctimas de reproches por anteriores etapas. Llegan limpios al Parlamento, sin mochilas del pasado. Y esto, sin duda, les puede permitir una oposición agresiva. La evolución del partido será clave. La formación de Santiago Abascal apenas lleva unos meses a pleno rendimiento y ha logrado casi 300.000 votos en las elecciones. Los dirigentes confían en multiplicar esos números con el paso de los meses y la incorporación de nuevos votantes. Creen que tienen un «magnífico» horizonte y que no pesará la inexperiencia de sus diez diputados -como ocurrió con Podemos en su primera legislatura- y confían en mantener la cohesión interna, una circunstancia que dañó tanto al partido de Iglesias como al de Rivera en los últimos cuatro años.