La marca PPCV recupera su fortaleza de la mano de Mazón

55.000 votos más que hace cuatro años. Un crecimiento de 21 diputados -de 19 a 40-, con un porcentaje de voto del 35%, 16,5% más que en las autonómicas de 2019. La noche del 28 de mayo superó para el PP valenciano todas las expectativas.

Un triunfo arrollador para la formación presidida por Carlos Mazón, que obtiene 172.000 votos más que el PSPV, que se impone en las tres circunscripciones de la Comunitat, conquista las cinco ciudades más importantes y tiene en un 'ay' alcanzar la Diputación de Valencia.

Un éxito por encima incluso de las mejores expectativas de los populares, que hasta el comienzo del recuento situaban sus expectativas en el entorno de los 36/37 diputados. Al final fueron 40, y el PPCV fue el partido más votado en la inmensa mayoría de las comarcas -todas menos seis. Un resultado propio de otras épocas, cuando el PP valenciano no sólo era la formación política claramente mayoritaria en la Comunitat, sino también cuando llegó a superar en diversas ocasiones el 50% de sufragios y el millón de votos. Los 863.000 votos obtenidos el 28-M ya no están muy lejos de esos registros. Épocas en las que al PP valenciano se le señalaba como uno de los princiàles graneros de voto popular. Mazón, después de dos años escasos como presidente regional, aún no llega a las arrolladoras mayorías absolutas de Isabel Díaz Ayuso o Juanma Moreno. Pero viniendo de un resultado de 19 escaños, protagoniza un salto mayúsculo que tiñe de nuevo de azul buena parte del mapa autonómico.

El éxito de Mazón pasa precisamente por eso, por recuperar el PP valenciano como marca electoral. Porque los últimos ocho años, los de Gobiernos de la izquierda, el PPCV se había visto lastrado no sólo por los resultados obtenidos en las urnas, sino por los procesos judiciales que habían acribillado la última etapa política de éxito. Lo que Ximo Puig vino a definir en su día como la hipoteca reputacional, el concepto que hacía referencia a las innumerables causas de corrupción abiertas a cargos populares.

El triunfo de Mazón permite pasar página de estas últimas citas electorales. La fortaleza mostrada por los populares, de forma particular en la circunscripciónd e Alicante, con un porcentaje de voto que roza el 39%, encumbra más si cabe al propio Mazón, que se presentaba como candidato a la presidencia de la Generalitat encabezando la lista del PPCV por esta circunscripción.

La provincia de Alicante ha ido disparada -cinco puntos y medio mejor que la de Valencia- y la capital del Turia se anota otro resultado espectacular. La lista municipal de María José Catalá, próxima alcaldesa de Valencia, logra un porcentaje de voto del 35,6%. Partía del 18,3% de hace cuatro años, de modo que el incremento de voto es de más de 17 puntos. Los 145.000 sufragios recibidos representan un crecimiento de 62.000 votos respecto a 2019. De quedarse a 6.000 votos de la lista de Sandra Gómez -hace cuatro años- a aventajarle en más de 46.000.

Mazón ha reunido este lunes a la dirección regional de su partido para poner en valor el triunfo obtenido. La Comunitat Valenciana era la gran batalla que libraban PP y PSOE a nivel nacional en el ámbito autonómico. Quien obtuviera el triunfo se posicionaba de forma idónea para afrontar la carrera electoral de las generales. Y la victoria ha caído, de forma incontestable, del lado de los populares.

Los 40 escaños, sumados a los 13 de Vox permitirán a Mazón superar el debate de investidura y alcanzar la presidencia de la Generalitat. Un debate que se ve afectado por el adelanto de elecciones generales anunciado por Sánchez para el 23 de julio. El anuncio del líder del PSOE retrasará unos días ese debate para elegir nuevo presidente del Consell. Y esa circunstancia también permite a Mazón ganar tiempo de cara a las negociaciones que tendrá que afrontar con la formación que preside Santiago Abascal de cara a garantizarse sus votos al menos en esa investidura. El domingo por la noche, el candidato de la formación de derecha populista a la Generalitat, Carlos Flores, evitó reclamar abiertamente la entrada de su partido en el próximo Consell. Flores se limitó a tender la mano a los populares, y a añadir que Vox no será mera comparsa de estos.

La eventual incorporación de Vox al Gobierno valenciano podría ser un argumento que la izquierda utilizaría de cara a las elecciones generales -a modo de crítica por pactar con esta formación-... si estás se hubieran mantenido para final de año. Pero el adelanto electoral anunciado este lunes por Sánchez permite a Mazón ganar tiempo. No hay necesidad de cerrar un acuerdo con Vox porque muy probablemente su debate de investidura tendrá lugar después de las elecciones generales. Como poco, no hay tanta urgencia.

Mazón, antes de la junta directiva que durante la tarde de ayer reunió a un centenar de dirigentes del PP de la Comunitat, señaló que no iniciará ningún tipo de negociación hasta el día 5 de junio. El lunes de la semana que viene. La razón es que será ese día cuando se cierre oficialmente el recuento de votos en el ámbito autonómico. El candidato a presidir la Generalitat no ha querido adelantar nada más allá de asegurar que «no estoy dispuesto a dedicarme a las quinielas ni a los juegos de sillas. Tengo un programa con 2.000 propuestas de Gobierno. Lo importante no es con quién sino para qué».

Durante la reunión de ayer se fijó la estrategia municipal del partido en aquellas localidades donde tenga que dialogar para pactar posibles gobiernos. Todo queda abierto. La aspiración de Mazón es, «tal y como he repetido muchas veces», gobernar en solitario la Generalitat y el máximo posible de localidades de la Comunitat.

Frente a la convocatoria de elecciones generales, Mazón señaló que la inminente campaña electoral no supondrá un obstáculo para la formación del futuro Consell. En cualquier caso, se congratuló y reconoció su satisfacción por el adelanto electoral «porque así los vecinos de la Comunitat podremos votar y demostrar al sanchismo lo que pensamos sobre su constante ninguneo a la Comunitat».

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