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Redacción
Miércoles, 8 de julio 2020, 00:35
Hace casi 20 años nació el proyecto cooperativo Las Masadas. Una masada es a la tierra lo que un archipiélago al mar, en este caso un conjunto de casas que se agrupan bajo un mismo nombre y establecen lazos cooperativos para generar una economía social de subsistencia.Las Masadas engloba Mar de la Carrasca y La Posada del río Carbo, dos casas rurales que, a su vez, son proyectos familiares y estilos de vida que se encuentra en Villahermosa. Alberto e Isabel, motivados por la idea de vivir en la naturaleza; y Pedro y Teresa, ya instalados en ella, encontraron en el turismo rural el recurso económico para poder ofrecer a los amantes del medio natural o curiosos no solamente unas casas donde pasar unos días y respirar aire puro, «sino un estilo de vida», así lo contaban Pedro Carreño y Alberto Ruiz, dueños de los alojamientos rurales.
Dos rurales en Villahermosa
Imitando los modelos cooperativos de la naturaleza los proyectos han ido creciendo y definiéndose como espacios donde, a su modo de ver, «se ofrecen valores fundamentales para estos tiempos de cambio, como una cuidada alimentación ecológica con materias primas de cultivo propio, sesiones de yoga y yoga terapéutico de las que es posible disfrutar cada día al aire libre y liberadores paseos por sendas y caminos poco frecuentados donde la imponente presencia de la naturaleza transforma», afirman los propietarios de la cooperativa castellonense. Además se puede disfrutar de un entorno en el que «la vegetación esta primavera ha crecido de forma escandalosa».
Durante el tiempo de confinamiento han aprovechado para reflexionar sobre muchas cosas y entre ellas sobre la actividad hotelera, «al ver la casa vacía y la continuidad de semanas y semanas sin presencia humana, hemos podido apreciar el enorme valor que una escapada al campo tiene para las personas, entendiendo lo mucho que proporciona un paisaje con su propia armonía, su sol y sus cambios», destacan. Los propietarios han aprovechado para realizar alguna obra de mejora que tenían prevista mientras no tenían visitantes.
Tras los meses de parón han vuelto a abrir cumpliendo con medidas de higiene y seguridad, y cada fin de semana llenan sus alojamientos como ya lo hacían antes.«Viendo el enorme valor terapeútico que esto tiene hemos entendido la importancia de afinar la sinergía que realizamos nosotros con la naturaleza por medio de los cuidados a través de la alimentación y del yoga», concluyen satisfechos de las posibilidades que ofrece su proyecto en estos tiempos.
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