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Marta Gil y su compañero Pere juegan acon los pequeños de la clase. M.G
«En nuestra escuela tiene cabida todo el mundo»

«En nuestra escuela tiene cabida todo el mundo»

Marta Gil Quesada, profesora de Escola El Drac, apunta alguna de las características pedagógicas del centro

EXTRAS/J.FALOMIR

Valencia

Miércoles, 5 de septiembre 2018, 21:00

Situada en El Vedat de Torrent, El Drac es una escuela cooperativa a punto de cumplir 40 años, tiempo en el que ha consolidado un proyecto educativo laico de enseñanza en valenciano. Forma parte del grupo cooperativo Akoe, junto a Les Carolines, La Gavina, Escuela 2, Grupo Sorolla, Florida, Juan Comenius, La Masia y La Nostra Escola Comarcal.Todos ellos con excelente currículum a sus espaldas.

Este año El Drac se ha encargado por primera vez de organizar La Nit de les Cooperatives, una reunión bianual para celebrar la asamblea general y también para la elección o renovación de los cargos del consejo rector de la UCEV.

Marta Gil Quesada es docente en El Drac desde hace tres años y antes lo fue en un colegio concertado religioso. De su experiencia profesional subraya que la diferencia fundamental entre un modelo y otro es que «en la escuela cooperativa todo el mundo es escuchado y toda opinión es valorada. Hay un sistema de gestión abierto a la participación que incluye, por supuesto, a los profesores contratados que no sean asociados». «Yo personalmente me sentí muy integrada y escuchada dese el primer día», asegura.

Sin embargo, admite que aunque no exista una gestión jerarquizada sí hay unas normas y un proyecto pedagógico que cumplir puesto que «hay unos órganos consultivos y todo debe ser aprobado en la asamblea». «En este sentido, una de nuestras líneas maestras es ir cada vez más hacia la inclusión social, si bien este es ya un colegio donde tiene cabida todo el mundo», afirma Marta.

El Drac es una escuela concertada, como lo es también la escuela religiosa donde Marta Gil trabajó anteriormente y en este sentido apunta que a nivel pedagógico las diferencias no son grandes «porque en el terreno educativo es la sociedad la que pide un cambio. Y ninguna escuela, sea privada, concertada o pública, puede sustraerse a esa realidad que impone otros parámetros educativos; todos debemos ser conscientes de eso», señala Gil Quesada.

Considera que las nuevas tecnologías «están cambiando la sociedad y el alumnado actual necesita otro tipo de estímulos. Por eso, en nuestro caso, intentamos que la experiencia real sea siempre la base de todo aprendizaje». «Si me piden un rasgo diferencial característico de El Drac es que en nuestra escuela por encima de las notas siempre hay un niño o una niña, que es lo que de verdad nos importa, frente al prestigio que en otras centros educativos supone la nota», añade Gil.

«Ya sé que esto suena a tópico pero el objetivo de El Drac es que la gente venga feliz a la escuela, los maestros también, por supuesto. Buscamos potenciar las cualidades de cada persona sin que importe como se presente externamente; no ponemos etiquetas».

El grueso del alumnado pertenece a familias que viven en los alrededores de El Vedat y que han elegido El Drac «porque conocen y valoran el tipo de educación que impartimos, por lo que la relación con los padres es buena y muy fluida. Nuestro objetivo ahora es la inclusión social y también trabajamos ahora especialmente en la resolución de conflictos».

«No buscamos ser una escuela de referencia como prioridad, porque pensamos que es mejor ir poco a poco pero haciendo las cosas bien y disfrutando con el trabajo. Un buen ejemplo de esto ha sido la reciente organización y desarrollo de la Nit de les Cooperatives», concluye Marta Gil.

50 años de historia en la Comunitat

Escola Tramuntana fue el nombre que un grupo de profesores eligieron en septiembre de 1968 para su proyecto pedagógico, la primera escuela en lengua valenciana que acogió a una veintena de niños y niñas en un chalet del Vedat de Torrent. Según apunta el periodista Carles Gámez, «Enric Alcorissa y Adela Costa, pusieron en marcha un centro educativo que nacía como alternativa a la escuela oficial y franquista». «No contábamos con ninguna tradición entre nosotros, era una experiencia única». El modelo pionero de la Escola Tramuntana, no sin dificultades -las autoridades le negaron su reconocimiento como centro privado-, acabó cuajando en otros centros, todavía con la dictadura en pie. Heredera de la Escola Tramuntana, La Masia, fundada en 1975, reavivó aquel ideario primitivo de construcción de una escuela laica, valencianoparlante, participativa, crítica y democrática.

En 1973 se había creado La Nostra Escola Comarcal, una cooperativa de enseñantes que se instala en la Villa Carmen de Catarroja. «La vinculación con la comarca, con su paisaje, es una de las características de estos centros», señala Andrés Payá. Un año antes, en Benimàmet, nace como parvulario Les Carolines tomando el nombre del barrio donde se encuentra. El colegio crece y pasa por otras ubicaciones hasta su actual emplazamiento en Picassent.

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