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La enóloga Patricia Pellicer, durante la entrevista. LP
Entrevista

«Nos gustaría crear un sello Alto Palancia para los vinos de la zona»

Patricia Pellicer, enóloga de la Cooperativa de Viver

J. Falomir

Valencia

Miércoles, 7 de noviembre 2018, 01:32

Natural de Carlet (Valencia) pero afincada desde hace más de una década en Castellón, la enóloga Patricia Pellicer es la responsable del nuevo proyecto de la Cooperativa de Viver orientado a la elaboración de unos vinos de calidad, monovarietales y que sean capaces de poner a Castellón en el mapa vitivinícola, aunque con el sello particular de Alto Palancia, que englobe a todos los productores de la comarca. Un proyecto en el que participan con la misma intensidad el presidente de la cooperativa, David Carot, la directora Ana Roca y el ingeniero Agrónomo Paco Ribelles.

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- La apuesta de la Cooperativa de Viver por el vino se encuadra dentro de su política de diversificación ¿no es así?

- En efecto. No sólo estamos cultivando con éxito nuevos productos como la alcachofa o el tomate de verano, potenciando el cultivo de la nuez o haciendo un aceite que se diferencie del resto de los vírgenes extra del mercado, sino que intentamos también recuperar variedades de productos casi desaparecidos como la alubia de confit con la que la cooperativa trabaja actualmente. Y toda esta labor procuramos hacerla siempre con la participación de las cooperativas de poblaciones vecinas, ya que con alguna, como la de Bejís, tenemos incluso un acuerdo de colaboración. En esa misma línea de renovación y aumento de la oferta se encuadra nuestra labor con el vino.

- Un vino que tiene un doble origen puesto que aparte de crear sus propias marcas han asumido otras ya asentadas procedentes de la bodega de Segorbe que la cooperativa compró hace año y medio.

- Es que la compra de esa bodega y de las cinco hectáreas de viñedos que tenía Divinos&Viñas -con marcas ya consolidadas como Odisea y La Perdición- surgió también de nuestro esfuerzo por dar respuesta a muchos socios de la cooperativa que tenían viñedos dispersos y no encontraban una vía de comercialización para sus uvas. Así que bajo la denominación genérica de 'La piel de la Vid', en el año 2016 sacamos al mercado nuestra primera añada de las marcas Nube, Brisa, Niebla y sobre todo nuestra marca estrella que se llama Moonastrell Rosé.

- Que como es fácil deducir se trata de un monovarietal elaborado con Monastrell, una uva de la zona.

- Claro porque debemos tener en cuenta que toda la comarca del Palancia era hace siglos una inmensa extensión de viñas que ya citaba el propio botánico Cavanilles en sus escritos. Unos cultivos a los que la filoxera puso fin. La variedad Monastrell es propia de esta zona, no en vano los franceses la denominaron Mourvèdre en clara referencia a Sagunto. Con esta variedad se nos ocurrió hacer un rosado pálido, tan de moda ahora, de estilo muy afrancesado, muy provenzal. Un vino bastante especial que ha sido nuestra apuesta de este año con una producción muy limitada de tan sólo 500 botellas y que ha tenido gran aceptación. En esa línea queremos seguir trabajando con el resto de nuestras marcas que también son monovarietales de uvas Chardonnay, Syrah y Cabernet Sauvignon cultivadas en Viver y Caudiel. De momento no vamos a hacer 'coupages' pero no lo descartamos para el futuro.

- Lo que sí proyectan para ahora mismo es recuperar otras variedades autóctonas.

- En ello estamos, trabajando en la recuperación de uvas de aquí como la Pampolat de Sagunt y la Mondragón, también la Plantafina y la Bonicaire. Para ello tenemos un vivero que reproduce esquejes pero además tenemos que conseguir que brote. Recuperar y poder aportar estas variedades es una forma de diferenciarnos y de dar a conocer los vinos de Castellón, aunque a nosotros nos gustaría crear un sello Alto Palancia que agrupase a todos los vinos de la comarca. Unos viñedos que están a 630 metros de altitud repartidos entre Segorbe, Caudiel, Jérica y Viver.

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- ¿Los socios de CoopViver han acogido bien la iniciativa?

- Los socios se quieren incorporar a un proyecto que ha nacido en parte para cubrir una necesidad suya. Nosotros estamos esperando que se sumen todos porque a lo mejor aparece una viña que nos ofrece otra variedad autóctona. De momento tenemos ya cinco hectáreas de viñedos de los socios donde también estamos experimentado. Este año hemos tenido una producción modesta de unos 50.000 kilos, pero aún así ya nos hemos visto limitados por la capacidad de la bodega. En consecuencia, no hay que descartar una futura ampliación si las cosas funcionan medianamente bien.

Una entidad joven y con iniciativa

CoopViver, que aún no ha cumplido los 30 años, nace de la fusión de diferentes sociedades con almazaras anticuadas al objeto de crear una instalación moderna. Tal vez por eso tenga una vitalidad y una capacidad de emprendimiento propia de la juventud. Sus responsables se esfuerzan cada día en dar un paso más tanto en la diversificación como en gestionar la cooperativa de forma más profesional. Con un producto tan consolidado y prestigioso como su aceite de oliva verde, que tiene en la marca Lágrima su joya de la corona, ahora buscan nuevos productos con los que el agricultor pueda conseguir mayor rentabilidad. A la iniciativa del vino, en la que todo el equipo rector está implicado, le han precedido el cultivo de la alcachofa de verano o la alubia de confit. También han reimpulsado la comercialización de la cereza y están potenciado el cultivo de la nuez con un gran rendimiento. David Carot , Ana Roca, Paco Ribelles y Patricia Pellicer son el alma de una entidad cuyo número de socios prácticamente se ha duplicado desde su fundación y que cree en el trabajo colaborativo y en la interacción con otras cooperativas.

- Supongo que no es fácil entrar en un mercado tan competitivo como el del vino.

- De momento necesitamos que la gente conozca nuestras marcas y se interese por nosotros, puesto que queremos hacer algo diferente. Este año, por ejemplo, no hemos usado ni insecticidas ni herbicidas en las viñas para ser respetuosos con el medio ambiente, que es otras de nuestras líneas de actuación. Tampoco hemos usado herbicidas y en cambio hemos pasado la segadora a mano para eliminar las malas hierbas, lo que sale mucho más caro. También vamos a hacer esta año una aportación de estiércol subterráneo y confiamos en que la próxima vendimia no sea tan complicada como la pasada en la que las lluvias nos han dificultado la recogida y nos han creado problemas de hongos. Es una labor compleja y hace falta mucha motivación.

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- En este sentido, ¿los hijos de los socios de la cooperativa están implicados en el proyecto?

- En nuestra cooperativa hay relevo generacional, porque en Viver la agricultura se contempla como algo importante para la economía del territorio y se vive con mucho interés, sobre todo cuando una innovación puede revolucionar el mercado como se ha hecho con algunos productos; visto así, el vino es un revulsivo más y desde la cooperativa siempre intentaremos inculcar al socio la idea de la diversificación. Este es un territorio minifundista pero no como lo es en Valencia, puesto que aquí una parcela tiene al menos media hectárea, pero hay que unirse.

- Al final de todo el proceso el precio siempre resulta determinante ¿es competitivo el de Viver?

- Creemos que nuestra relación precio/calidad es excelente. La horquilla va de los 4,50 a los 10, 50 euros en la tienda, pero somos conscientes que dentro de esa franja tenemos que competir con denominaciones de origen muy conocidas, así que tenemos que pelear por la identidad del territorio y potenciar al máximo la calidad. Vender por debajo de esos precios no sería rentable para el productor, puesto que todos nuestros procesos son manuales y artesanales y por lo tanto costosos. Al final sólo son 10 las hectáreas que tenemos en producción y hay que dar muchas vueltas a los costes, que es lo que estamos haciendo. También necesitamos tener un distribuidor en Valencia como lo tenemos en Castellón. Conseguir una red comercial no es fácil, hemos hecho hasta ahora un gran esfuerzo en la producción y ahora toca hacerlo en comercialización y marketing.

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- ¿En ese campo entra también mantener una línea de etiquetas atractivas como hasta ahora?

- También a eso le estamos dando vueltas, pues hemos respetados etiquetas de la bodega Divinos ya que la de Odisea Roble, por ejemplo, es muy emblemática y reconocible. Para los vinos de La Piel de la Vid hemos creado una línea sencilla pero atractiva. Pero necesitamos algo innovador que aúne los dos proyectos y nos identifique al primer golpe de vista.

- ¿Qué importancia conceden a su origen cooperativo?

- Mucha. Nosotros no vamos a renunciar nunca a nuestro origen cooperativo, del que estamos muy orgullosos, a la hora de comercializar nuestros vinos. La idea de que un vino de cooperativa es de menor calidad debería estar ya superada porque además tenemos como referente a cooperativas tan emblemáticas como La Viña. Lo que sí que debemos hacer es procurar que en muchos aspectos la cooperativa funcione como una empresa para que sea más dinámica y más competitiva.

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