«La eficiencia energética en las viviendas no solo redunda en el bolsillo, sino en la salud»

La sostenibilidad y la eficiencia energética se han convertido en los últimos tiempos en conceptos de moda que, por cierto, han llegado para quedarse. No solo se habla en un contexto de lucha contra el cambio climático, sino también económico, sobre todo debido al aumento del coste de la energía (gas, combustibles y electricidad) a causa de la guerra de Ucrania o de las materias primas. Hablando de eficiencia energética, todavía es frecuente asociarlo al consumo en vehículos o industria, olvidando la parte de la eficiencia energética de los edificios, ya sean viviendas u oficinas. Y, este último, se está convirtiendo en un verdadero caballo de batalla.

De hecho, la Certificación Energética de los Edificios es una exigencia derivada de la Directiva 2002/91/CE, más desde la publicación del Real Decreto 390/2021, de 1 de junio (que amplía el Real Decreto 235/2013), los edificios o partes de edificios existentes que se vendan o alquilen a un nuevo arrendatario, independientemente de que se utilicen menos de cuatro meses al año o no. Del mismo modo, lo deben poseer los edificios de nueva construcción, así como los edificios o partes de edificios pertenecientes u ocupados por una Administración Pública con una superficie útil total superior a 250 metros cuadrados.

Esta certificación tiene como objetivo informar de la calidad energética de la vivienda. Además, de ofrecer información objetiva sobre el consumo de energía y las emisiones de CO₂ del edificio. En este documento también se incluye información sobre las características energéticas de la envolvente del edificio (entendida esta como el aislamiento y estanqueidad de los cerramientos y ventanas, protecciones solares, etcétera); de las instalaciones térmicas (rendimiento y eficiencia de los sistemas de agua caliente sanitaria, calefacción, refrigeración y ventilación); así como de las instalaciones de iluminación, aunque solo en locales y edificios terciarios.

Pese a que este certificado está en vigor, a los expertos les preocupa el desconocimiento existente en la población de la importancia de mejorar la eficiencia energética de las vividas. Sobre todo, debido a que el parque de viviendas actual empieza a mostrar sus deficiencias, si nos referimos a la eficiencia, ya que muchas construcciones datan de las décadas de los 60 u 80 y ciertos parámetros no se tenían tan en cuenta.

Para hablar de la eficiencia energética en las viviendas, la concienciación ciudadana al respecto y los diferentes pasos a dar para lograrla se reunieron en La Rotativa de LAS PROVINCIAS, en un foro organizado junto a BBVA, Diego Cordón, director de Energía y Sostenibilidad de BBVA en España; Víctor Carballo, responsable de Smart Clima en Iberdrola; Laura Soto, secretaria Autonómica de Arquitectura Bioclimática y Sostenibilidad Energética en la Generalitat Valenciana; y Begoña Serrano, directora General del Instituto Valenciano de Edificación (IVE).

«Aumentar la eficiencia energética no es solo cuestión de ahorro, sino que estamos hablando de aumentar el confort de las personas y el valor de las viviendas. Debemos tener en cuenta que más de la mitad de los edificios en Valencia tienen una edad promedio de más de cuarenta años, son de la década de los 60-80. Para cumplir con los objetivos marcados en Europa se ha de realizar actuación en un 25% del parque de vivienda y para los objetivos del 2030 hay que trabajar en el 80% de los edificios», señaló Diego Cordón al inicio de la mesa de expertos. A esta idea se sumaron el resto de ponentes, por lo que Víctor Carballo añadió que «el objetivo en sí mismo es reducir el consumo para que este se haga de la forma más sostenible posible. Cabe señalar que el 40% de los consumos de los edificios es energético, el 30% se va en la climatización de los mismos». Según explicó Carballo, si se actúa en reducir estos consumos, también se reducen las emisiones y «se traslada no solo al bienestar, no solo al bolsillo, sino también a la salud, puesto que los datos indican que el 23% de las enfermedades que padecemos provienen del entorno».

La secretaria Autonómica de Arquitectura Bioclimática y Sostenibilidad Energética de la Generalitat Valenciana explicó, en referencia a los datos de la Comunitat, que «el Consell ya decretó en 2019 la emergencia climática y se han ido impulsando diferentes líneas de actuación para paliar la situación. Dentro de ellas está el Plan de Rehabilitación de viviendas. A lo que se ha sumado las actuaciones que desde el Gobierno central nos han solicitado». Soto también apuntó que, además, de tener muy presente los Next Generation para el Plan Europeo de Vivienda y nuevas construcciones. En la primera convocatoria, la de 2022, «se centró, principalmente, en el ahorro del 30% del consumo. Recibimos unas 2.200 solicitudes equivalentes a unas 6.000 viviendas». En referencia a estas convocatorias de ayudas, Laura Soto apuntó que «se han tomado medidas para mejorar las bases, para que resulte más sencillo realizar los procedimientos. Hemos detectado un gran interés por parte de la ciudadanía de mejorar sus edificios y viviendas».

A lo dicho por sus compañeros de mesa, Begoña Serrano apuntó la idea de que la información y la formación es la base para que el ciudadano esté concienciado y actúe no solo en su propio beneficio económico, sino pensando en el bien del Planeta. «No hay una receta única para alcanzar la eficiencia energética en las viviendas. Lo más importante es proporcionar la información de manera que el ciudadano la entienda y facilitar los procesos al máximo. Las instituciones como el Instituto Valenciano de la Edificación (IVE) tiene en marcha diferentes webs para ello. Una es la página www.renoveu.five.es, donde el ciudadano puede a través de la herramienta calcular el consumo de su edificio o vivienda con datos reales que parten del catastro de las mismas». Además, añadió Serrano, desde el IVE se lanzó una serie de oficinas para informar al ciudadano y desde Conselleria se entendió la importancia de ellas y ahora hay oficinas en multitud de poblaciones.

A lo dicho, Begoña Serrano apuntó también la relevancia de la formación de los profesionales en estas materias. «En definitiva, el ciudadano debe entender las etiquetas de eficiencia energética como entiende el etiquetado de los alimentos. De esta forma son conscientes que esto no es un gasto, sino una inversión en su bienestar y ahorro», apuntó.

A esta idea del etiquetado se sumó Carballo al señalar que «cuando compras un electrodoméstico ahora te fijas en la eficiencia energética, lo mismo hay que hacer cuando compras una vivienda nueva o de segunda mano o alquilas». Además, se habló de la importancia de trasladar a la ciudadanía no solo los beneficios, sino los pasos a seguir y actuar como entidades de asesoramiento. Dar las soluciones y explicar como se aplican. «Nosotros somos los que debemos poner en contacto a la ciudadanía con los profesionales. Así como hacer accesible las diferentes ayudas existentes para lograr subvencionar parte del coste o las ventajas fiscales que tiene ponerlo en marcha».

A este respecto, Diego Cordón explicó la labor de las entidades financieras como BBVA. «Cierto es que este tipo de actuaciones conllevan una considerable inversión. Hace algún tiempo, las comunidades de vecinos solo podían financiarlo a través de derramas y mediante el ahorro. Actualmente, entidades como BBVA pone a disposición de las fincas y comunidades de propietarios diferentes préstamos en función del tiempo de amortización de la inversión necesaria para alcanzar la eficiencia energética. Con servicios 'llave en mano' se facilita la rehabilitación de fachadas, ventanas, la instalación de placas en los tejados, todo lo que implique electrificar y eficientar los edificios. De hecho, se tienen en cuenta las subvenciones existentes y se ayuda a la tramitación de la misma con la facilitación de personal técnico».

«Lo cierto es que debemos facilitar al ciudadano todo este complejo proceso. Por ello, debemos apostar por productos 'la llave en mano'. Es decir, apostar por el rigor y la profesionalidad, así como el acompañamiento en todo momento». El proceso puede ser parecido en tiempos, pero cada intervención tiene su propia idiosincrasia. «Por ello, empresas como Iberdrola apuestan por esta fórmula y consideramos tanto las necesidades de los edificios y viviendas, como gestionamos el proyecto, supervisamos la ejecución, incluso, se puede realizar un adelantado de la subvención concedida», apuntó Carballo.

En cuanto a las ayudas, Laura Soto señaló que para esta próxima convocatoria «se ha aumentado el trabajo con la Federación de Municipios y Provincias y se ha reforzado el trabajo conjunto con los ayuntamientos, ya que son los responsables de los cascos antiguos de los municipios y de facilitar las licencias energéticas en ellos. En esta nueva etapa el objetivo es una alianza con los municipios para que se agilicen los planes, es decir, que haya un marco facilitador y no fiscalizador».

Todos los ponentes coincidieron en señalar que el camino se demuestra andando. No hay mejor manera de evangelizar y concienciar a la población que el hecho de que tus vecinos hagan una intervención subvencionada en las fachadas de sus edificios para alcanzar una mayor eficiencia energética. «Para ello es importante que las ayudas y los trámites sean rápidos», señaló Diego Cordón, a lo que Laura Soto añadió «que del mismo modo que se ve a los vecinos, la administración debe mostrar las actuaciones que realiza en los edificios públicos y el ahorro que esto conlleva».

Además, todos señalaron la importancia de la colaboración público-privada para alcanzar estos objetivos de sostenibilidad energética en los edificios y viviendas.