«Necesitamos recuperar el trato cercano que nos caracteriza»

En este 2020 en el que la muerte está más presente que nunca, debido al aumento de los fallecimientos a causa del Covid-19, es de recibo reconocer la labor de un sector al que, tal vez a raíz de esta pandemia, se le empieza a valorar como se merece. El sector funerario, que es un eslabón más de la cadena de salud pública, ha visto incrementado su volumen de trabajo desde marzo, así como ha sufrido las mismas preocupaciones, incertidumbres y colapsos que el resto de sectores.

Según datos proporcionados por la Asociación Nacional de Servicios Funerarios (PANASEF), asociación que representa a las empresas prestadoras de más del 70% de los servicios funerarios en España, en su 'Radiografía del sector funerario 2020', «en 2019 fallecieron en España 417.625 personas (datos provisionales del INE), un 2,4% menos respecto al año 2018, que fue el año con mayor defunción en España desde que existen datos oficiales». Sin embargo, el mismo documento señala que, «según los datos oficiales, el incremento de fallecidos durante el primer semestre de 2020 a causa del Covid-19 se sitúa en 44.651, más de un 20% de incremento de fallecidos respecto al mismo periodo del año anterior».

Con este punto de partida y las consecuencias que ese aumento ha tenido para el sector, LAS PROVINCIAS quiso celebrar este día de Todos los Santos juntando a expertos del sector para contar sus experiencias durante estos meses de 2020, lo que se ha aprendido y como ven el futuro próximo.

La mesa de expertos comenzó hablando del baile de cifras sobre las defunciones que el Covid-19 ha provocado. Todos estuvieron de acuerdo en señalar que la falta de indicaciones y los cambios de criterio por parte de las administraciones ha complicado este recuento. Según precisa la Asociación Española de Profesionales y Servicios Funerarios (Aesprof) en su 'Estudio de mortalidad real en España por la pandemia de coronavirus', «en el país 43,985 ciudadanos perdieron la vida a causa del virus».

«Cuando todo empezó se nos dijo que solo computaban los positivos por Covid, luego que también los posibles, pero no se realizaban PCR... ha sido todo muy caótico», apuntaba Judit Martínez, directora Territorial de Funespaña. A lo que Jorge Bort, gerente de Funeraria Bort, añadía que «el Colegio de Médicos autorizó a que en el certificado de defunción se pusiera posible Covid-19. Independientemente de eso, todos seguíamos el protocolo de protección para prevenir y protegernos nosotros mismos».

En cuanto a la incidencia de la mortandad por la pandemia, Javier Ayuso, consejero delegado de servicios funerarios de Nuestra Señora de Atocha, señaló que «los cálculos hay que hacerlos en función de la población de la zona. Está claro que Madrid, al igual que las grandes ciudades ha muerto mucha gente, pero el cálculo hay que hacerlo entre el número de habitantes y los fallecidos. Los resultados son dantescos en algunas poblaciones».

Ente las quejas que los siete expertos señalaron está la del cambio de criterio a la hora de actuar y que en cada comunidad autónoma se tenga normativa diferente. «Nosotros que trabajamos en diferentes comunidades autónomas vamos locos porque en cada una se permite un número diferente de personas en los velatorios y, además, lo cambian constantemente», señaló Ayuso, a lo que José Caritg, presidente del Gremio Provincial de Pompas Fúnebres de Valencia y director Territorial de Aragón-Navarra-Valencia del Grupo Mémora, añadió que «el trabajo se hace muy difícil, como decía el compañero, cuando cada comunidad tienen unas normas. Además, la ley en muchas cosas no es clara y se deja a la interpretación. La administración debería dictar unas normas comunes para todo el territorio nacional y, sobre todo, hacerlo con tiempo para que podamos reaccionar».

Otro de los comentarios escuchados a lo largo de la charla fue el hecho de las noticias falsas que se publican. Según comentaron, además de complicar las labores que realizan, generan malestar en la sociedad. «Hay que tener en cuenta las noticias falsas que circulan por diferentes medios. Por ejemplo, no es cierto que fuera obligatorio incinerar a los fallecidos por Covid y muchas familias creyendo que eso era cierto optaron por esta fórmula, a pesar de que sus deseos hubieran sido inhumar a su familiar».

Al hilo de esto cabe señalar que, según los datos estadísticos, el 55,46% de los fallecidos en 2019 fueron inhumados frente al 44,54% que fueron incinerados, cifra que supone un incremento del 3,32% respecto al año anterior. Y que este año se verá acrecentada por lo comentado con anterioridad por los ponentes.

Respecto a los velatorios y entierro, José Luis Burguete, gerente en Valencia de Albia Servicios Funerarios, apuntó que «la sociedad está más concienciada con el tema de las distancias, el uso de la mascarilla, lavado de manos y demás. Esto lo vemos en como se comporta la gente cuando acude a los tanatorios o entierros, las personas se han autorregulado en este sentido. Ahora mucha gente llama por teléfono para dar el pésame en lugar de acudir presencialmente».

Esta afirmación la corroboró Enrique Flaquer, supervisor de la Zona de Levante de Albia Servicios Funerarios, quien añadió que «los entierros no es una reunión ni evento social. Con estas limitaciones no permiten que la familia asuma el duelo y la pérdida. Ahora mismo en los tanatorios acude la familia más directa».

Además, los siete expertos de la mesa, que en esta ocasión se celebró de manera virtual, señalaron que todas las empresas del sector se habían adaptado para cumplir la normativa de higiene y seguridad. Por ello, según enumeraron, habían eliminado los caterings de los tanatorios; las botellas de agua son individuales; se les toma la temperatura al entrar, etc.

De hecho, para la celebración de Todos los Santos «hemos observado que la gente está acudiendo escalonadamente a los cementerios. Además de todas las medidas de seguridad necesarias, por ejemplo, hacemos tocar las campanas cada 45 minutos para generar una especie de turnos durante las visitas», señalaba Lucas Palmero, gerente de Parque de la Paz. Todos estuvieron de acuerdo en señalar que la gente «se están acostumbrando a llamar para saber cuál es el protocolo que se sigue, si hay turnos, horarios, etc.».

Respecto a la situación del sector y de las perspectivas de futuro o innovaciones que se pueden realizar, los ponentes señalaron que el sector se mantiene en las mismas condiciones que en anteriores ocasiones, a pesar de que en este 2020 se han visto desbordados en muchos momentos y que la facturación, a pesar de que pueda parecer lo contrario, se ve afectada por el incremento de gastos derivados de las medidas de seguridad adicionales que hay que tomar. «El principal problema del sector en las grandes ciudades fue la acumulación de fenecidos a la espera de sepultura. Esto fue debido a la trazabilidad del difunto. La UME los recogía del hospital y los trasladaba sin comprobar la documentación por lo que luego teníamos que realizar la gestión y se relentizaba todo», señaló Burguete. A lo que Caritg apuntó que «lo bueno es que a pesar de haber ciudades colapsadas en el sector hubo mucho compañerismo y nos ayudamos unos a otros».

El sector funerario aseguró haber aprendido de estos meses y estar preparados para lo que pueda venir. «Todos hemos preparado las instalaciones, hemos contratado y formado personal con el fin de afrontar una segunda ola», apuntó Judit Martínez.

Respecto a como habían vivido estos meses, todos señalaron que habían sido muy duros y que entre los nuevos servicios que el sector había puesto en marcha había estado el del apoyo psicológico no solo a la familia sino también al personal de las funerarias. «No poder despedir a los familiares es muy duro y hemos tenido que hacer esa labor nosotros», comentó Bort, a loque Ayuso añadió que «incluso hemos tenido familiares que nos han pedido que les grabáramos el momento del entierro porque no se les permitía estar».

A esto Flaquer añadía que «la asistencia se ha realizado igual, aunque por vía telefónica. Pero no es lo mismo. Queremos y necesitamos recuperar el contacto con las familias, dar ese trato cercano que nos caracteriza. Mientras les explicas los trámites están en estado de shock y en muchas ocasiones no te entienden. Necesitamos estar cerca para poder ayudarles en este duro trance que supone despedir a un familiar».