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Domingo, 29 de noviembre 2020, 00:39
Los cambios en la sociedad y la economía no solo se están dando a raíz de la pandemia del coronavirus. Desde hace varias décadas, empresas y universidades aúnan esfuerzos para lograr llevar el talento y el conocimiento a los diferentes sectores productivos. Claro ejemplo de ello son las Cátedras de Empresa, ya que son la fórmula para establecer una cualificada colaboración entre compañías, fundaciones y otras entidades con las universidades.
Las empresas que deciden invertir parte de su capital en llevar a cabo una cátedra contribuyen a la formación de futuros profesionales en áreas de conocimiento de interés común para ambas partes. También suponen una oportunidad para que el mundo económico tenga un estrecho contacto con la vanguardia de la investigación y del conocimiento generado en las universidades. A la vez que los alumnos, profesores e investigadores tienen acceso a la realidad empresarial que se está viviendo actualmente. En las cátedras se realizan actividades de investigación, formación, difusión y divulgación de conocimiento. Además, las compañías asocian su marca a las universidades valencianas con lo que su prestigio y reconocimiento aumenta considerablemente.
De lo que suponen las cátedras para empresas y universidades, de cómo se han adaptado a la nueva normalidad surgida de la pandemia del Covid-19, de la gestión de las actividades y eventos en este 2020 o de los nuevos retos que trae la digitalización, la formación online, etc. hablaron los responsables de diferentes universidades valencianas en la mesa de expertos organizada por LAS PROVINCIAS.
Encarna Mazón Ballester, directora de la Cátedra de Cultura Empresarial de la Universitat de València; María Dolores Real García, vicerrectora de Innovación y Transferencia de la Universitat de València; y José Millet, vicerrector de Empleo y Emprendimiento de Universitat Politècnica de València, fueron los encargados de explicar la relevancia de las empresas que participan en sus respectivas universidades y la importancia que tiene ese 'mecenazgo' y los retos de futuro.
Este 2020 ha supuesto un cambio para el normal funcionamiento de las universidades y también de las cátedras. El confinamiento, la reducción de los aforos, el teletrabajo y la teleformación, etc. ha provocado que todo se haya adaptado al online. «Nosotros seguimos haciendo algo presencial, pero con aforos reducidos y en el menor de los casos. Nuestros alumnos de cátedras echan de menos el contacto y el networking que estar con los empresarios les aporta», señalaba Encarna Mazón a lo que María Dolores Real añadía que «las Cátedras se han reinventado. Estamos percibiendo que hay cosas que han venido para quedarse, pero que cosas como el contacto directo retornarán porque es vital en estas actividades».
A lo dicho por sus compañeras de mesa, José Millet añadió que el cambio había sido abrupto porque las acciones se tienen programadas a un año vista. «Muchas de ellas pudimos pasarlas al online, pero otras tuvimos que suspenderlas. Esto ha supuesto que nos reinventemos y generemos actividades nuevas. Creo que el éxito en los próximos meses y años va a estar en lograr equilibrar la balanza entre lo presencial y lo virtual». Millet se mostró convencido de que cada caso y sector es diferente, pero «debemos sacar lo mejor de cada uno de ellos. Lo cierto es que deberíamos haber estado adaptados a lo digital desde hace tiempo, así que esto ha supuesto un acelerón».
De hecho, los tres ponentes señalaron que al realizar muchos de los foros de manera online se han abierto a todo el entorno de las cátedras independientemente del sector, por lo que han podido aprender los unos de los otros. Real apuntó que «en un principio el verdadero problema fue encontrar una plataforma en la que pudieran conectarse todos aquellos que habían solicitado acudir a los webinars, charlas, ponencias, etc.».
En el caso de la Cátedra de Cultura Empresarial de la UV son 50 las empresas que tienen en marcha cátedras con diferentes alumnos. «Desde que comenzó la pandemia hemos doblado la asistencia a las sesiones que organizamos y, además, las hemos abierto a los alumni (antiguos alumnos). De hecho, los propios empresarios se conectan a sesiones de otros compañeros de empresas que no son ni competencia».
Formar parte de las Cátedras de Empresa permite a los alumnos entrar en contacto con grandes empresarios de los que aprenden, pero las empresas también aprenden de estos jóvenes innovadores que aportan ideas para solucionar los problemas y tareas del día a día. «Creo que los empresarios se dan cuenta del valor añadido y la oportunidad que tiene el hecho de colaborar con los diferentes programas y actividades que se organizan desde las cátedras» explicaba la directora de la Cátedra de Cultura Empresarial de la Universitat de València y añadía que «algunos de los alumnos alucinan porque no se creen que puedan contactar con estos empresarios y el feedback que ambos reciben es muy enriquecedor».
Además, los tres ponentes señalaron que el hecho de realizar las actividades online tiene como ventaja que importantes personalidades de la economía tanto nacional como internacional puedan estar en contacto con los alumnos a través de actividades, webinars o aperturas de curso. «Este año la encargada de hacerlo fue la directora General de Twitter España, Nathalie Picquot. Lo más seguro que si hubiera tenido que hacerlo presencialmente no hubiera sido posible. Sin embargo, al hacerlo de forma virtual pudimos contar con su presencia», señaló Mazón.
Tanto el vicerrector de Empleo y Emprendimiento de Universitat Politècnica de València como la vicerrectora de Innovación y Transferencia de la Universitat de València señalaron que, a pesar de que el networking se pierde en la parte virtual, tiene muchas ventajas y es posible que a partir de ahora se apueste por un modelo híbrido con el mayor número de asistentes posibles.
Los expertos en Cátedras señalaron que tiene diferentes enfoques y que por tanto ofrecen soluciones a todos los sectores y todos los ámbitos. «El enfoque de la Cátedra de Cultura Empresarial es diferente al de las Cátedras convencionales. En nuestro caso tenemos casi 70 Cátedras con una proporción del 50% institucionales y otro 50% patrocinadas por empresas y esta proporción ha variado poco en los últimos años. Tengo que decir que tenemos la asignatura pendiente con el hecho de conseguir más cátedras relacionadas con el mundo científico. Sí tenemos mucha demanda relacionada con las nuevas tecnologías y, en los últimos años tienen una orientación más hacia las personas, hacia el territorio. Ejemplo de ello es la Cátedra de la ciudad de Cullera que realiza actividades que tendrán impacto en el ámbito social y cambia la imagen típica que tenemos de esta ciudad turística», señaló Real.
En cuanto a lo que las universidades buscan a la hora de formalizar cátedras, José Millet señaló que deben tener cabida varios aspectos y no solo la idea de mecenazgo puro y duro. «Buscamos entablar una relación más amplia, con la propuesta de que todas las acciones que se realicen tengan un enfoque en la sociedad». Ejemplo de ello en la Universitat Politècnica, según señaló su vicerector, son el grueso de empresas tecnológicas de la rama ingenieril o en la Universitat de València aquellas que tienen temáticas de interés social. «Aquí entran desde Aguas de Valencia, Bayer, el centro seguridad nuclear, etc. También tenemos Cátedras con el apoyo de la administración pública. Nosotros también disponemos del Aula Empresa para poder desarrollar diferentes proyectos».
Tanto Mazón, como Real y Millet señalaron que en este inicio de crisis económica provocada por el Covid-19 no han visto disminuido el número de Cátedras que ofertan ni han notado reticencia alguna por parte de las empresas para seguir con sus respectivas cátedras o invertir en nuevas.
Según las experiencias que explicaron los tres ponentes, en ocasiones las empresas se acercan a la universidad con el objetivo de crear una cátedra, pero no saben concretamente lo que quieren. Los empresarios explican a los responsables de las cátedras los objetivos que quieren conseguir y entre los dos se realiza el programa o se llega a un consenso. En otras ocasiones, las empresas tienen muy claro lo que buscan y desde la universidad lo único que hay que hacer ponerlo en marcha. Todos coincidieron en indicar que encontrar un buen director de Cátedra, una persona que tenga un entendimiento completo con el empresario es clave para que la cátedra consiga sus objetivos.
Entre los sectores que los ponentes señalaron como aquellos que más apuestan por las Cátedras están el agroalimentario, el alimentario o el turismo inteligente. Según explicaron se debe al peso específico que tienen en la economía valenciana. Sin embargo, las empresas tecnológicas, las biotecnológicas cada vez más entran a formar parte de este ecosistema.
La flexibilidad de las cátedras fue también un tema que se puso encima de la mesa. Los tres presentes apuntaron que el encorsetamiento al que están sometidos no es bien entendido por los empresarios, ya que tienen una mentalidad más ágil. «No entienden como para realizar cualquier acción se deben realizar tantos trámites burocráticos. Hay que tener en cuenta que cuando el dinero de las cátedras entra en la universidad se convierte en dinero público y debe seguir todas las normativas vigentes», apuntaron los ponentes y añadieron que «si hubiera una mayor flexibilidad el mecenazgo se entendería como en otros países y se mejoraría el funcionamiento de estos programas».
Como conclusiones, los ponentes hablaron de la flexibilización, del cambio producido durante estos meses y realizaron un llamamiento a las empresas para que sepan que no están solas en estas nuevas formas de trabajar y que vean el mecenazgo de las cátedras como una inversión y no como un gasto, ya que el retorno que reciben es mucho mayor de los que finalmente aportan.
Del mismo modo, alentaron a aprovechar lo bueno que ha traído la pandemia para aprender y seguir creciendo. «Las cátedras son un instrumento excepcional para llevar a cabo la tercera misión de las universidades que es la transferencia del conocimiento y la tecnología tanto a la sociedad como al mundo empresarial. Sabemos que en esta línea nos queda un largo camino por recorrer, pero también es un camino ilusionante. Las universidades están cada vez más próximas al tejido empresarial», señaló vicerrectora de Innovación y Transferencia de la Universitat de València.
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