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Valencia
Miércoles, 16 de septiembre 2020, 23:56
La doctora Pilar Argente Navarro es jefa de Servicio de Anestesiología y Reanimación, directora del rea Clínica Anestesia-Reanimación y Bloque Quirúrgico del Hospital Universitari i Politècnic La Fe y del Departamento de Salud Valencia-La Fe. Además, da clases como profesora asociada en la Universitat de València (UA) y es vicepresidenta de la Sección de Anestesia Ambulatoria de la Sedar (Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor).
-Eventos como Talento Mujer buscan poner en valor la figura de la mujer en ámbitos de responsabilidad y liderazgo. ¿Estamos en el buen camino?
-Efectivamente, creo que cualquier foro que de visibilidad a la labor profesional y social de las mujeres en cualquier ámbito es bienvenido. Como se mencionaba en un artículo de 'El País' en marzo del 2020: «Una niña nacida hoy tendría que vivir más de 202 años para experimentar qué significa tener las mismas oportunidades, salario, derechos, poder, voz... Que los hombres»…, por lo que al ritmo actual, se tardarán 202 años en cerrar la brecha de género y «todavía en 2020, un 47,4% de la población del mundo dice que los varones son mejores líderes políticos y un 41,4% cree que son más idóneos para mandar en los negocios». Otro artículo de 'La Vanguardia' también de marzo del 2020, hace la reflexión de que «la diversidad de género empieza a ser estratégica ya en muchas empresas e incide positivamente en sus resultados anuales. Además, a nivel global, las mujeres participantes en los comités ejecutivos y consejos de administración representan el 20% y el 23% respectivamente». Pero todavía queda mucho trabajo por hacer y mucho camino por recorrer, los cambios no suceden a la velocidad y escala necesarias. No debemos olvidar que los sesgos de género son inhibidores de oportunidades.
-En su sector, desde su experiencia profesional, ¿se valora el talento de la mujer por igual?
-Partamos del hecho de que creo que el talento en general no se valora correctamente en nuestra sociedad, ni en los hombres ni en las mujeres. Pero, sin duda el ser mujer es un plus negativo en este caso. El ser mujer sí me ha condicionado a lo largo de mi carrera académica, profesional y familiar. Soy feminista porque soy mujer, no hay ninguna connotación política en ello. La igualdad aun hoy en día no existe. Tenemos que estar demostrando constantemente nuestra valía, no se nos permite la mediocridad. He tenido presiones por ser mujer desde que era estudiante de medicina, aunque en estos momentos gracias a mi trayectoria los profesionales de ambos géneros respetan mi trabajo diario y admiten el criterio y la autoridad de una mujer. Pero sigue siendo muy complicado… Pienso que los puestos no tienen sexo y que las capacidades son individuales. Pero no somos iguales, ni estamos igual tratadas. Aunque un homólogo mío cobre lo mismo que yo, he de soportar comentarios y reacciones que entre ellos no se consentirían. Nos cuesta más mantener el principio de autoridad, pero tanto entre los hombres, como entre nosotras mismas. Estos prejuicios no son solo cosa de hombres. De hecho, las mujeres también tienen incorporadas estas ideas machistas en sus pensamientos que acaban paralizando el progreso de todas y también de sí mismas.
-¿Qué se le puede pedir a la sociedad civil, al mundo de la empresa o a las instituciones para que la mujer tenga más y mejor participación en ella?
-Según mi opinión los cambios tangibles, como lo están siendo los cambios en las políticas sociales y en las políticas educacionales, son más sencillos. Lo verdaderamente complejo es materializar todo esto, hay que cambiar las mentalidades más arraigadas en nuestra sociedad para que la brecha se cierre. La igualdad de género debe convertirse en un objetivo y en un compromiso más allá de los partidos políticos, más allá de las fronteras. La comunidad internacional debe trabajar y ejecutar, liderando el cambio para poder conseguir la igualdad. Evidentemente todo pasa por la educación, no solamente desde el acceso a la misma de las niñas, sino también debemos cambiar los comportamientos, las actitudes, debemos invertir en conciliación familiar, impulsar los permisos de paternidad, en visibilidad.
-¿Qué mensaje se le puede lanzar a las mujeres jóvenes que pueden ver en figuras como la suya perfiles de liderazgo a imitar?
-Que el cambio empieza por nosotras, y que debemos perseverar para alcanzar nuestro objetivo: la igualdad.
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