Prevención, diagnóstico precoz de la fibrilación auricular y tratamiento, claves para evitar el ictus

'Más vale prevenir que curar'. Este refrán tan típico se puede aplicar a todos los aspectos de la vida, pero tenerlo en cuenta con la salud se convierte en fundamental. No solo por el momento de pandemia en el que vivimos, sino porque los médicos y expertos señalan que la prevención puede evitar muchas enfermedades o complicaciones derivadas de las mismas.

En enfermedades referentes al corazón o al cerebro, aquellas que no son congénitas, la prevención se convierte en vital porque no existen pruebas para detectarlas con anterioridad. Los controles rutinarios y evitar las posibles causas de las mismas serán la mejor prevención. Ejemplo de ello es la fibrilación auricular y el ictus, que suponen un alto índice de mortalidad tanto en España como en la Comunitat Valenciana.

La fibrilación auricular es un ritmo cardiaco irregular y anormal que, por norma, causa latidos cardiacos muy rápidos. Está considerada como una enfermedad grave debido a que puede producir coágulos de sangre que pueden viajar desde el corazón hasta el cerebro y causarle un infarto cerebral. Cabe señalar que el ictus, o accidente vascular cerebral, produce unas 400.000 muertes al año en España y anualmente se detectan unos 120.000 nuevos casos. Al año, se estima que mueren más de 2.830 personas en la Comunitat Valenciana debido a este accidente cerebrovascular, lo que lo sitúa como primera causa de fallecimiento en la región.

Para hablar de estas enfermedades, de la prevención de la misma, del diagnóstico, de las consecuencias y de cómo detectar y afrontarlas estuvieron presentes en el encuentro online, organizado por LAS PROVINCIAS en colaboración con Alianza BMS-Pfizer, el doctor Lorenzo Fácila, presidente de la Sociedad Valenciana de Cardiología y cardiólogo del Hospital General de Valencia; José Miguel Pons, jefe de Neurología del Hospital General de Valencia; Vicente Gasull, presidente SEMERGEN Comunitat Valenciana; y Rafael Martínez, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN).

«Un diagnóstico precoz en referencia a la fibrilación auricular y el hecho de ser muy exhaustivos en pautar la anticoagulación o no es fundamental para evitar males mayores. Lo importante es comenzar con los tratamientos cuanto antes para evitar llegar al ictus», señaló Lorenzo Fácila en el encuentro en el que José Miguel Pons como explicó que «si a pesar del esfuerzo que se realiza a nivel cardiovascular en cuanto a la prevención, el ictus se llega a producir lo más importante es detectarlo en su fase inicial y actuar en consecuencia».

José Miguel Pons apuntó que entre los síntomas iniciales del ictus se encuentran un trastorno en el lenguaje, sentir debilidad en los brazos, cierta asimetría facial, un importante dolor de cabeza. Por ello, «cuando se notan estos síntomas no se debe pensar que en un rato se pasa. Es mejor acudir a un centro sanitario y recibir una valoración facultativa con el objetivo de si existe el problema tratarlo lo antes posible, evitando así consecuencias mayores. De esta forma se evita sufrir una mayor discapacidad y la mortalidad».

Por su parte, el presidente de SEMERGEN Comunitat Valenciana, Vicente Gasull estuvo de acuerdo con sus compañeros e hizo hincapié en la importancia que tiene la atención primaria respecto a la prevención. Además, señaló que esta pasa por luchar contra los factores de riesgo cardiovascular existentes (obesidad, tabaquismo, el alcohol, una vida sedentaria, una mala alimentación, etcétera). Además de esto, «hay una medida básica como es la de tomar el pulso y la tensión arterial. Actualmente se disponen de diferentes dispositivos que lo facilitan mucho y no hace falta acudir al centro de salud para llevar un control. Desde los relojes inteligentes que miden el ritmo cardíaco hasta los aparatos de presión arterial», apuntó Gasull indicando también que los baremos normales en cuanto a la tensión arterial «es estar por debajo de 14 y de 9, aunque lo ideal es llegar a estar en 12 y 8».

Por su parte, el presidente de la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados (FEASAN) pidió tanto a los presentes como al personal sanitario en general que «siendo la fibrilación auricular una enfermedad tan frecuente y con tan graves consecuencias como el ictus y sus graves secuelas de discapacidad o muerte, se hace necesaria una mayor información a los pacientes. No solo de los hábitos para su prevención, sino una vez se ha sufrido, de lo que conlleva la enfermedad, la medicación, las consecuencias... y todo ello los facultativos deben hacerlo de forma entendible, sin tecnicismos».

Los presentes en esta mesa de expertos señalaron que la información y el conocimiento de estas enfermedades por parte de la sociedad ha mejorado mucho en los últimos diez años. De hecho, José Miguel Pons señaló que el detectar los síntomas del ictus y actuar en consecuencia reduce drásticamente las consecuencias y las secuelas del mismo. De hecho, explicó que «realmente no hay muchas causas, consideramos que tres o cuatro son las más frecuentes. Entre ellas está la aterosclerosis, que es cuando el vaso sanguíneo se emboza porque se produce placas de colesterol. Lo cierto es que el infarto cerebral en un 80% se considera embólicos. Es decir, hay un coágulo que viene de otra parte del cuerpo y se impacta en una arteria del cerebro hasta que la tapa».

Al señalar esto, Pons volvió a repetir la importancia de diagnosticar, tratar y controlar la fibrilación auricular.

Durante la jornada se hizo referencia tanto al estilo de vida ajetreado y a la actual situación provocada por el Covid-19. el presidente de SEMERGEN Comunitat Valenciana explicó que el estrés que actualmente padecen muchas personas puede ser un factor desencadenante. «No es lo mismo un momento puntual de estrés provocado por alguna situación, que vivir continuamente inmersos en esas prisas y ansiedad. El estilo de vida sí que influye porque a ello va ligado la alimentación, que muchas veces se consume comida rápida con muchos hidratos, etcétera».

En cuanto a la pandemia y la situación que se está viviendo desde 2020, los ponentes señalaron que lo que más habían notado era el aumento de los casos graves, tal vez, debido al miedo a acudir con los primeros síntomas a los centros sanitarios. «Realmente no disponemos de datos. Es una apreciación personal, pero sabemos que el diagnóstico de estas enfermedades en su mayoría se hace de manera casual. Es decir, el paciente va al centro de salud y tras una auscultación o una toma de tensión se detecta la fibrilación auricular. Con las consultas no presenciales se complica este tipo de asistencia por lo que consideramos que hay un infradiagnóstico», señaló Lorenzo Fácila.

Por su parte, José Miguel Pons señaló que en lo que respecta a neurología han detectado una disminución de enfermos con casos leves en urgencias cuando «sabemos que estos casos leves, con signos de ictus transitorios, son los más importantes al evitar el agravamiento de la enfermedad».

A este respecto, el presidente de SEMERGEN Comunitat Valenciana señaló que ese «diagnóstico temprano lo tenemos que hacer desde atención primaria, pero con la pandemia estas posibilidades se han reducido porque no se explora al paciente de forma presencial. Por ello hay que educarlo».

En referencia al hecho de no acudir a urgencias antes las sospechas, Rafael Martínez, explicó que «hay miedo a acudir al hospital por lo que la detección precoz es complicada. Además de formar a los pacientes con riesgo para que acudan con los primeros síntomas, se debería realizar un protocolo de prevención. Con ello se evitaría el alto coste que genera la persona que sufre un ictus y la discapacidad que le queda debido a las secuelas».

Los ponentes también señalaron la importancia y necesidad de una adecuada coagulación en las personas con fibrilación auricular. En caso de no estar anticoagulados o de estarlo inadecuadamente, tal y como se comentó durante el encuentro, estos pacientes se encuentran entre los de mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.

Para reducir este riesgo de tromboembolismo y complicaciones asociadas tradicionalmente se cuenta con una familia de fármacos conocida como Antagonistas de la Vitamina K (AVK).

Así mismo, indicaron que se cuenta en la actualidad con otras líneas terapéuticas que igualmente previenen la formación de coágulos y que se agrupan dentro de la familia de los Anticoagulantes Orales de Acción Directa (ACOD).