La digitalización de la gestión de residuos, el camino hacia la sostenibilidad

«La sostenibilidad ya no es un capricho. No es una decisión que puedan o no adoptar todo tipo de entidades porque, además, la normativa así lo va gestando. Entras a las buenas o a las malas. Y, si entras a las buenas, lo haces con una diferencia en competitividad sobre otros que no quieren dar el paso». Así arrancó el pasado miércoles la mesa de expertos organizada por LAS PROVINCIAS, con la colaboración del Consorcio Valencia Interior, sobre la importancia de la digitalización de los residuos y los nuevos retos, posibilidades y oportunidades que brinda la conciencia medioambiental a todas las esferas de la sociedad.

La sostenibilidad ha dejado de ser algo practicado por unos pocos y una 'moda' para convertirse en un compromiso necesario, tanto de las empresas como de los consumidores, y es por ello que la gestión de los residuos es un tema clave en el camino hacia la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático.

Vivimos en un momento de cambio y de ello hablaron Antonia Gil, responsable de Sistemas y Medioambiente de Power Electronics; César Aliaga, responsable de la Unidad de Envases y Economía Circular de ITENE; Isabel Giménez, directora general de la Fundación de Estudios Bursátiles y Financieros; Nuria Portillo Poblador, directora Càtedra Dades Obertes, Catedrades; y Robert Raga, alcalde de Riba-roja de Túria y y presidente del Consorcio Valencia Interior.

Que el cambio de mentalidad tanto en la sociedad como en las empresas e instituciones no es una opción lo dejaron claro los ponentes a lo largo del encuentro. «Las instalaciones del Consorcio Valencia Interior recibieron más de 192.000 toneladas de residuos en 2021, casi un 3% más que en el año anterior. De ellas, 120.000 toneladas fueron de residuos mezclados y casi 72.000 toneladas proceden de la recogida separada. Nuestro gran reto es reducir las toneladas todo lo que podamos, porque la nueva ley de residuos que se está tramitando en Cortes obligará a pagar entre 30 y40 euros por tonelada, lo que la tasa de los vecinos aumentará si no somos capaces de reducir al máximo esta cantidad con digitalización y nuevas tecnologías. Esto lo tiene que saber la ciudadanía», manifestó el alcalde de Riba-roja del Túria.

«El cambio de paradigma en el ámbito de los residuos es total tanto a nivel social como legal. En el ámbito legal los cambios son muy llamativos a nivel europeo, nacional y regional y a nivel social estamos viendo que las expectativas cada vez son mayores. Hay una mayor concienciación. Nosotros trabajamos embalaje, y este campo tiene mucho que decir en el ámbito residuos, una parcela en la que buscamos repensar el embalaje para mejorar, motivar, involucrar, informar al ciudadano y hacerlo partícipe de este reto», expuso Aliaga.

Isabel Giménez explicó que la Unión Europea tildó estos años veinte como «la década de la sostenibilidad», una década en la que están muy presentes los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Agenda 2030, lo que supone una oportunidad histórica para cambiar el modelo de negocio gracias a los impulsos europeos como el fondo Next Generation EU.

«Las empresas se preocupan ahora por su impacto en el entorno», continuó Giménez, que explicó que en la carta de accionistas anual de BlackRock, la principal gestora de fondos mundial, del año 2020 decía que había que invertir solo en empresas con propósito mientras que en 2022 la carta de accionistas ha indicado que solo van a invertir en empresas sostenibles: directamente el cien por cien de su inversión va a ir a finanzas sostenibles. Esta es una inversión rentable, porque con la pandemia cayeron las inversiones en el mercado financiero, pero las finanzas sostenibles no sufrieron ese descenso, sino todo lo contrario: subieron», explicó.

La información también ha de ser digitalizada para avanzar con firmeza y decisión en la gestión de los residuos, una tarea que defendió Portillo mediante la ciencia ciudadana «porque tiene un potencial muy grande para involucrar a la ciudadanía en que empiece a recoger datos. Si la información sobre residuos se sistematiza, cada familia podría recoger sus datos, una acción con la que el ciudadano se siente importante, se empodera y se puede comparar con el resto. Cuando los datos están abiertos hay muchas interpretaciones y se forma una inteligencia colectiva brutal».

«Los datos nos ayudan a tomar decisiones para hacer cambios en la sociedad. Al organizar los datos obtengo información que me permite tomar decisiones y tener conocimiento de lo que sucede en el entorno. Tener la información cuando esté ocurriendo es básico para que poder trabajar en el momento adecuado el plan que quieres conseguir: producir cambios reales en la sociedad», agregó.

Mientras, Raga también expuso que la divulgación es fundamental para que se sepa qué pasa desde que se deja la bolsa en el contenedor, una tarea que trabajan desde el Consorcio Valencia Interior. «El residuo es aquello que tú no quieres, que hace mal olor... Es el gran desconocido y la gran oportunidad», afirmó.

La formación y conciencia ciudadana es otro de los aspectos considerados claves dentro de la gestión de los residuos para todos los ponentes, una formación a la que todos le dedican tiempo en sus respectivos sectores y es que Gil apuntó que «ilusionar a los ciudadanos y que se sientan empoderados es importante. Una vez que te acostumbras no vuelves a los usos, tenemos unos malos hábitos que generan adultos inmaduros y sociedades inconscientes. Debemos focalizarnos en los pequeños sin olvidarnos de los mayores. La gestión de residuos es muy importante porque los países avanzados no podemos tener como vertedero a los países en desarrollo».

Por su parte, Robert Raga añadió que «el consumo tiene que ser responsable. Queremos ser una sociedad potente, pero hay unos deberes importantes: regular a través de las leyes, obligaciones como ciudadanos y buscar fórmulas para innovar y mejorar mediante la investigación. Que la economía no se caiga, pero que el consumo sea responsable y legislar para potenciar comportamientos cívicos».

En este sentido, todos coincidieron en que las iniciativas encaminadas a premiar las buenas prácticas ciudadanas ayudan.

«El momento de cambiar es ahora, porque tenemos los fondos para hacer que las empresas puedan conseguir con toda la tecnología que sean viables, desde ahora hasta 2027 vamos a tener fondos que nunca hemos tenido, hay que aprovecharlo», dijo Nuria Portillo durante la mesa de expertos.

Las tres 'R' (reducir, reutilizar y reciclar) es el reto planteado por César Aliaga: «reducir, con un consumo responsable y productos sostenibles; reutilizar productos y envases con una gestión que module tasas y motive al ciudadano; y el reciclado, que tiene que ser efectivo y viable económicamente».

«Tendríamos que cambiar la mentalidad de que el residuo sea como un deshecho, sino un recurso. Es el cambio de paradigma que tenemos delante», continuó explicando Aliaga, una afirmación a la que Portillo añadió que «hay que cambiar el nombre de residuos por materia prima».

A este respecto, Antonia Gil dijo que «tenemos que conseguir que todos los factores implicados sean solidarios, que nos apoyemos unos en otros, sumemos sinergias y nos apoyemos. Desde la empresa privada, focalizar el esfuerzo en reducir el impacto económico es muy importante. El compromiso en todas las partes nos puede dar el empujón que necesitamos para estar en 2030 en los niveles planteados».

Por último, Robert Raga aportó una visión positiva para finalizar la mesa de expertos. «Pienso que las cosas van a mejor, hay muchos foros como este que están debatiendo cómo puede lo público-privado ganar al cambio climático, que es un reto complejo que tiene efectos brutales en la economía y en las personas. En Europa hay mucho financiamiento, que es muy importante para llevar a cabo las ideas de innovación».