Rafa Honrubia
Valencia
Jueves, 24 de mayo 2018, 02:10
Uno de cada 100 españoles es celíaco. El gluten, el conjunto de proteínas que causa esta enfermedad y que contienen las semillas de cereales como el trigo, la cebada, el centeno o la espelta, daña las vellosidades intestinales y dificulta la absorción de los nutrientes de los alimentos. Esta patología autoinmune es más frecuente en mujeres que en hombres con una proporción de dos a uno. Pero el dato más sorprendente es que un 75% de celíacos no está diagnosticado, según datos de la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE).
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«La enfermedad celíaca puede presentarse de muy diferentes formas, existiendo una importante variedad de pacientes», avisa María Mora, médico especialista de digestivo del Hospital de Manises. El abanico de pacientes abarca desde los paucisintomáticos, es decir, sin apenas sintomatología, hasta los que presentan una clínica clara y florida. «Además, la edad de presentación también es muy variable, pudiendo diagnosticarse ya en pacientes adultos. Esa variedad, tanto en la clínica como en la edad de presentación, hace que en ocasiones no se piense en esta patología como primera opción diagnóstica, retrasándose, o incluso no realizándose el diagnóstico», destaca la doctora Mora. El próximo domingo 27 de mayo se celebra el Día Nacional del Celíaco y entre otras reivindicaciones este colectivo alzará la voz para mejorar el diagnóstico precoz de una patología que, si no se trata, puede derivar en otras enfermedades como un linfoma intestinal, que aparece tras 20-40 años de desarrollo de la celiaquía; la yeyunoileitis ulcerosa, entidad rara y grave que se caracteriza por la aparición de úlceras y estenosis en el intestino delgado; o el esprue colágeno, que se caracteriza por la aparición de una banda de colágeno bajo el epitelio del intestino delgado, con mala respuesta a tratamiento.
La FACE estima que en España hay 450.0000 celíacos, datos extrapolables a todo el ámbito europeo. Esta cifra aumenta cada año porque cada vez hay una mayor sensibilización sobre esta enfermedad y se produce un diagnóstico más temprano. Inicialmente, señala la doctora Mora, «el diagnóstico de la enfermedad celíaca se basaba en la existencia de síntomas clínicos y biopsias duodenales compatibles». «Con la disponibilidad de los marcadores serológicos y el estudio genético se ha mejorado el diagnóstico de forma significativa. Asimismo, el mejor conocimiento de la enfermedad, teniendo en cuenta sus formas paucisintomáticas y silentes, ha permitido realizar el diagnóstico de una forma mucho más precoz», afirma.
La enfermedad celíaca tiene formas muy variables de presentación. La digestiva es más frecuente en niños, mientras que las manifestaciones extraintestinales son más prevalentes en adolescentes y adultos. Una mayoría de pacientes sufre síntomas digestivos, aunque no tienen porque ser la manifestación prevalente. Aunque la diarrea se conozca como el síntoma clásico de la celiaquía, más del 50% de los pacientes están libres de este signo. Los síntomas digestivos más frecuentes son la distensión abdominal, la flatulencia y el dolor abdominal. Los extraintestinales más frecuentes son el trastorno del crecimiento y de desarrollo, los déficits nutricionales y la anemia ferropénica, lesiones cutáneas como la dermatitis herpetiforme o la estomatitis aftosa, la osteoporosis o la elevación de enzimas hepáticos.
LA ELASTICIDAD DEL GLUTEN
El gluten es el responsable de la elasticidad de la masa y dota de consistencia y esponjosidad a los panes, la pasta y la bollería. Por esta razón, es un elemento muy apreciado en alimentación. Durante el horneado, el gluten retiene los gases de la fermentación en el interior de la masa y evita que se desinfle. «El gluten no tiene un elevado valor nutricional. Por este motivo la retirada el gluten de la dieta no comporta ningún riesgo nutricional. En caso de presentar molestias con la ingesta de gluten se puede retirar sin presentar efectos secundarios o complicaciones por su retirada», explica la doctora Mora.«En el último siglo ha existido una evolución de los cereales, especialmente del trigo, que ha aumentado su cantidad de gluten hasta ser el 50% del producto», resalta la especialista. Las especies primitivas de cereales no permitían elaborar pan, tal y como lo entendemos hoy. La escanda salvaje, el cereal del que surge toda la familia del trigo, solo daba para hacer tortas. El ser humano ha seleccionado y cruzado las variedades de trigo más ricas en gluten para conseguir los panes más óptimos. En los últimos años este proceso se ha acelerado: el mayor porcentaje de gluten de las nuevas harinas ha permitido la explosión del comercio de bollería.Conocimiento de la enfermedadHace unos meses un estudio de la Universidad de Chicago publicaba que el origen de la celiaquía reside en un virus cuando hasta ahora se creía que tenía una base genética. La doctora Mora se muestra cauta respecto a esta investigación, ya que «aunque es un ensayo en estadios iniciales y aún quedaría la confirmación en humanos, es posible que el reovirus esté implicado en la patogénesis de la celiaquía». En cualquier caso, como sucede en otras enfermedades inmunomediadas, «existe un origen multifactorial de la enfermedad, variando el grado de implicación, según los pacientes, de los factores ambientales, genéticos o infecciosos».Un mejor conocimiento del origen de la enfermedad «puede conducir a una mejoría del diagnóstico y el tratamiento», aclara la doctora. De momento, el único tratamiento de esta patología es una dieta sin gluten durante toda la vida. «Actualmente, se están estudiando nuevas moléculas que modulen la inmunidad, pero por ahora, el principal tratamiento sigue siendo la dieta sin gluten. Probablemente en un futuro existan alternativas eficaces, sobre todo para tratar los casos refractarios que no tienen respuesta a la dieta sin gluten», explica.
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Cada vez existen más personas no celíacas que padecen alergia al gluten o intolerancia al gluten. La alergia al gluten «es una entidad bien conocida» con un cuadro clínico claro y estudiado, afirma la doctora. Sin embargo, en cuanto a la intolerancia al gluten «nos encontraremos con una clínica inespecífica que cursa principalmente con síntomas digestivos como distensión abdominal, dolor, diarrea o flatulencia, aunque pueden asociar, asimismo, síntomas tan inespecíficos como dolor de cabeza o cansancio y que mejoran con la retirada del gluten de la dieta sin haber causado ninguna alteración estructural en la mucosa del intestino delgado», relata la doctora.
Alimentos sin glutenUna de las grandes reivindicaciones del colectivo es la equiparación de precios de los productos 'gluten free'. Aunque el consumo de un producto sin gluten no debería ser un lujo, es cierto que hay determinados productos que requieren tecnologías, instalaciones y controles de proceso muy exhaustivos. Cada año la FACE hace un informe de precios donde compara los productos básicos de la cesta con y sin gluten. Este estudio muestra de manera progresiva un descenso en las diferencias, aunque siguen siendo todavía muy notables.
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«Aunque es cierto que existen muchos alimentos con gluten, la oferta de alimentos sin gluten es cada vez más variada y en los últimos 10-15 años hemos presenciado un desarrollo importante de este sector, también en relación con una mayor visibilidad de la enfermedad y un número en aumento de diagnósticos. En los próximos años probablemente se iguale la oferta de alimentos con y sin gluten, pasando a tener precios más competitivos», concluye la doctora.
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