Un plan de trabajo distinto cada día

El entrenamiento básico del crossfit se basa en una gran variedad de ejercicios funcionales que combinan resistencia, fuerza, elasticidad y técnica. Así lo define el ‘crossfitter’ Abel Torres, que reconoce que una de las cosas que más le gustan de esta modalidad es que «cada entrenamiento es diferente, no da pie a la monotonía y siempre hay algo que aprender o mejorar, por eso el nivel de motivación es siempre alto». «Si eres constante, notas mejoría en poco tiempo y esa progresión hace que constantemente vayas superando tus pequeñas metas; además, la variedad de pruebas hace que se alcance una condición física muy completa», explica.

Al llegar al ‘box’, la pizarra marca cada día un WOD, la tarea de cada día, que se realiza en grupo, normalmente en grupos inferiores a 15 personas. Previamente se hace un calentamiento (’warm up’) dirigido por el entrenador y luego se trabaja la fuerza y/o técnica (’strench/skill’). Finalmente, se realiza el WOD que se adapta a las capacidades de cada persona del grupo. «Todos lo hacemos a la vez pero el entrenador adapta ciertos ejercicios a aquellos a los que por sus condiciones tengan ciertas limitaciones», añade Torres. Es decir, que «puedo tener a mi lado, sudando y sufriendo como yo, tanto a un fornido chaval de 20 años como a un señor de 50 con tripita». «Este deporte no tiene edad ni restricciones», señala.

Los WOD pueden ser de diferentes tipos, como por ejemplo el AMRAP (’As many repetitions as possible’), que consiste en hacer las máximas repeticiones posibles de varios ejercicios dentro de un tiempo determinado; el EMON (’Every minute on the minute’), en el que se realizan alguna serie de ejercicios en cada minuto durante una cantidad de minutos determinada; o el ‘For time’, cuyo objetivo es hacer varios ejercicios y repeticiones en el menor tiempo posible.