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Valencia
Miércoles, 18 de julio 2018, 18:24
«Soñaba que me iba a quedar sin dientes. Y un día mi pesadilla se hizo realidad». Cuando con poco más de 40 años una persona con una higiene bucodental impecable descubre que tiene una patología que le está generando una pérdida ósea en la boca que a medio plazo se traducirá en la pérdida de los dientes, el impacto es total.
Lola Aguilar, maestra de la localidad valenciana de Alaquàs, hoy vuelve a sonreír sin miedo a qué pasará con su boca. Su historia es un ejemplo de cómo el coraje y contar con el apoyo cercano de un equipo de profesionales de la salud son fundamentales para superar una experiencia traumática. Y de cómo la red de odontología y medicina estética Vivanta ha puesto en la atención al paciente el principal pilar de su filosofía.
«Todo empezó con un diente que se me movía», comenta Lola. Tras acudir a una de las clínicas del cirujano maxilofacial Luis Senís Segarra, el diagnóstico fue tan demoledor como inesperado: periodontitis agresiva y un pronóstico nada bueno. La pérdida ósea que estaba sufriendo se traduciría con el tiempo en la inevitable pérdida de otros dientes.
«No me lo podía creer», recuerda: «Siempre he sido muy cuidadosa con mi boca, ni siquiera he tenido una caries. Con poco más de 40 años y cuando aparentemente tu boca está perfecta, supone un trauma». En ese momento Lola se recuperaba de otra cirugía importante, un trasplante de córnea. Su madre reconoce que tuvo «miedo de que se derrumbara y le sugerí esperar. Pero es una persona muy valiente y quiso afrontar el problema». En su decisión jugó un papel muy importante el apoyo mostrado por el equipo de odontólogos y auxiliares del doctor Senís en clínicas Vivanta. «La relación con ellos fue casi familiar. Contar con una plantilla de profesionales estable, bien cualificada y la confianza que me transmitieron desde el primer día ha sido fundamental para sobrellevar un tratamiento tan complejo».
Lola vivió durante su tratamiento la integración de las clínicas del doctor Senís dentro de la nueva red de odontología y medicina estética Vivanta, que con cerca de 300 clínicas en toda España ha apostado por una fuerte inversión en equipamiento e I+D pero manteniendo el personal y el trato de siempre de cada clínica. Solo cambia el nombre«La clínica, los profesionales y la atención al paciente, nada cambió», destaca Lola: «Seguir disfrutando de mi odontólogo y mi auxiliar de confianza y ver a mi lado hasta el final al mismo equipo de trabajo en una situación tan compleja como la mía, me transmitió mucha tranquilidad».Maestra y madre de dos niños, va más allá. «He visto una complicidad que me ha ayudado mucho. Para mí era muy importante no llegar a casa sin dientes y que me vieran mis hijos. En la clínica no miraron el horario y me esperaron hasta las nueve de la noche para ponerme la dentadura provisional. Incluso al día siguiente, sábado, mi auxiliar me llamó para ver cómo había pasado la noche y aconsejarme sobre mi medicación. Son pequeños detalles que hacen que te sientas bien cuidada».
El único cambio visible que han visto con la llegada de Vivanta ha sido, según sus palabras, «el rótulo de la clínica». El resto son imperceptibles a simple vista para los pacientes, pero igualmente importantes en tanto que afectan a la calidad y la inversión en equipamiento y desarrollo, como la creación de un área de regeneración ósea con hueso y materiales autólogos -del propio paciente- que permiten rehabilitar oralmente a pacientes con poco hueso en apenas unos días o incluso horas, o la obtención del sello de calidad ISO 9001/2015 y la norma UNE-EN 179001, certificaciones reconocidas internacionalmente que aportan a sus clínicas un valor diferencial en lo que a calidad y atención al paciente se refiere.
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