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Rafa Honrubia
valencia
Miércoles, 23 de enero 2019, 01:12
Fue el azar el que llevó al padre jesuita Emmanuel Nkeng a la Clínica de Urología y Andrología Doctor Rubio en Valencia, aquejado de una dolencia previamente tratada en Camerún pero no resuelta. Era el verano de 2013 y aquella casualidad derivó en una invitación. El padre Emmanuel quería mostrarle a José Rubio los hospitales de su país y surgió la posibilidad de colaborar juntos. Un año después el médico valenciano cumplió su promesa y viajó a Camerún.
Llevaba tres maletas repletas de material médico y un diario en blanco. «La razón de escribir este diario es explicar este país a mi familia y amigos por si algún día volvemos (…). La idea es conocer las necesidades y, sobre todo, la infraestructura que tienen los tres hospitales que me van a mostrar, la salubridad, la seguridad, el alojamiento, etcétera, con el objetivo de poder plantear si veo posible una ayuda más sistematizada y provechosa», escribe el doctor Rubio en la primera entrada de su cuaderno.
Esa ayuda sistematizada y provechosa se llama Surg For All, la entidad sin ánimo de lucro que germinó a consecuencia de esta aventura. Además de llevar a cabo intervenciones quirúrgicas, la misión principal de la ONG es formar personal sanitario. Cuando Rubio propuso fundar la organización a otros profesionales, no solo sanitarios, todos coincidieron en lo mismo: «Ir a operar al Tercer Mundo es una experiencia personal maravillosa, con sus riesgos y sinsabores, incluso adictiva. Pero la sensación de grano de arena en el desierto te empequeñece y te hace pensar que lo más práctico es formar a los locales». Bajo el lema 'Ayúdanos a enseñar' se pusieron a trabajar. Cinco años después, Surg for All ha formado a 25 profesionales sanitarios de distintas partes del mundo. Miércoles, 10 de septiembre de 2014, Hospital de Shisong, Kumbo, región del noroeste de Camerún. «Un oasis en este país de caos, suciedad y anarquía, en donde si tuviera que resumir mi corta visita lo haría recomendándolo a cualquier colega médico si quiere ayudar en el Tercer Mundo de forma útil, segura y provechosa (…). Me recuerda un poco al Hospital del Hermano Pedro en Guatemala, donde he ido dos veranos a operar, pero la gran diferencia es que aquí lo que más quieren de ti es que les enseñes, que les ayudes a progresar, que sumes a esta gran infraestructura sanitaria. Sin duda, de lo mejor del país», escribe el urólogo y presidente de Surg For All en su diario.
Actualmente, este centro sanitario cuenta con unos «incipientes» servicios de Urología y de Oftalmología gracias al empeño de Surg For All y a la entrega de los sanitarios locales. Es el proyecto que Rubio destaca por encima del resto. La organización formó a dos médicos locales que capitanearon el desarrollo de ambos servicios. «Ello genera una corriente de optimismo en el Hospital de Shisong que arrastra a otras personas a unirse al proyecto», señala el doctor Rubio, y también advierte: «Siempre depende, como en otros aspectos de la vida, de la persona en cuestión, pues con los mismos recursos, ganas y formación, en otros lugares de Camerún hemos fracasado en la génesis de servicios quirúrgicos debido a los males endémicos de la sanidad camerunesa, como son la corrupción, el desencanto y la costumbre de que determinadas metas no se puedan conseguir o que sean realizadas por las oenegés extranjeras, sin implicarse en su aprendizaje y desarrollo».
La especialización de los trabajadores en el ámbito sanitario es uno de los males endémicos de África debido a la falta de recursos humanos y a las elevadas tasas de exclusión educativas por las condiciones de vida y la precariedad. «Tanto la formación básica, y sobre todo la continuada, es inexistente en el Tercer Mundo. La gran carencia de recursos básicos asistenciales hace que el personal sanitario dedique el 100% de su tiempo a resolver problemas con los medios que puedan tener. O lo que es más grave, a no resolverlos por incapacidades no solo de material, sino formativas», destaca el médico, quien también ha viajado como cooperante a Guatemala en varias ocasiones.
La entidad prepara los proyectos formativos a conciencia. Escrutan las solicitudes que les llegan a través de unos formularios estandarizados para conocer la formación del interesado y su capacidad de vinculación con el proyecto sanitario en cuestión. Los elegidos son becados para venir a Valencia a aprender durante seis meses. Para conseguir esto se les exije presentar un proyecto de una o varias técnicas concretas que no se hagan en su hospital de origen. Se estudian cada uno de los casos, su viabilidad técnica y económica y se les ofrece el 50% de su financiación, su hospital paga el 50% restante. Por supuesto, Surg For All exige una fidelización del implicado con el proyecto firmada por contrato para evitar que lo aprendido se aplique exclusivamente en la sanidad privada.
Con la docencia como piedra angular del proyecto, la entidad ha conseguido, entre otras cosas, sufragar la carrera de Enfermería a una chica nativa que no se la podía pagar en la Escuela del Enfermería del Hospital de Shisong en Camerún y la de otra enfermera en la Universidad de Bamenda, cerrar un Máster en Cirugía Urológica para Cooperantes, en colaboración con la Universidad Católica de Valencia, para formar a un médico general camerunés como cirujano urológico, formar a dos enfermeros como asistentes en intervenciones de urología endoscópica. También se llevó a cabo una Semana Urológica en el Hope Parma Hospital de Kumba en 2015 y en el Hospital de Shisong durante el año 2016.
En los últimos dos años, Surg For All ha colaborado con otras oenegés para intentar objetivos más ambiciosos. Durante 2017 y 2018 trabajó mano a mano con Visió Sense Fronteres para atender las necesidades en Oftamología y Optometría, y con la Fundación Recover para formar a cuatro profesionales sanitarios de distintos hospitales y especialidades. La dotación de material es otro de los pilares de su actividad como complemento a la formación.
La salud depende en un alto porcentaje del lugar de nacimiento y de los recursos. Rubio asegura que es difícil revertir esta situación sin una macroinversión coordinada por organismos internacionales, auditada y controlada por estamentos como la ONU. «Pero todo ladrillo hace pared, y formando a la gente local, la potencialidad de las mejoras que puedas enseñar y aportar, se multiplica exponencialmente», destaca.
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