Seguir dando valor a la tierra

Aunque la fundación de Bodegas Riko data del año 1921, su linaje con el campo alicantino se remonta varios siglos atrás. La familia de Óscar Mestre, quien encabeza desde el año pasado el proyecto la bodega, que está inmersa en un cambio de imagen y en la modernización de unas instalaciones que consideraba «obsoletas», se lleva dedicando al campo de la zona desde el año 1600, con la repoblación de la zona de mallorquines. Su bisabuelo y su abuelo fundaron lo que es hoy en día Bodegas Riko en lo que era la cochera de su casa. En 1988 la bodega creció y el padre de Óscar renovó la bodega hasta casi hoy en día.

El proyecto nació desde la curiosidad e inquietud intrínseca en Óscar y gracias a la inspiración que encontró mientras estudiaba en Cataluña, donde descubrió una cultura y una viticultura concienciada y respetuosa y diferente a la de la Comunitat Valenciana. Empezó a entender cómo piensan los pequeños productores de la zona con pequeñas bodegas que hacen vinos fantásticos y pensó: «Aquí tengo unos viñedos excepcionales, empiezo a tener nociones de como cuidar el campo bien y a hacer vino de calidad, tengo en casa bastantes herramientas como para arrancar esto y hacer lo que me llena a mí como persona».

Sus padres le han apoyado en todo momento en el proyecto y la intención de Óscar es llegar a separar las dos bodegas aunque de momento se encuentra cómodo en casa. «El tema elaboración es una parte de ese bonito proyecto que se avecina pero puede ser que el proyecto que más me emocione es el de volver a darle valor a la tierra», explica Mestre, quien añade que «tenemos un patrimonio que no sabemos ni lo que tenemos hoy en día, pero se está perdiendo año tras año con la pérdida de la gente mayor y las nuevas generaciones que no tienen interés ninguno».