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Jueves, 31 de enero 2019, 01:35
Las personas que conviven en casa con un gato lo saben. El placer de vivir con un animal que es más que una mascota se multiplica por más de dos cuando se decide adoptar un nuevo felino en la familia. Eso sí, no siempre es un proceso fácil y, dependiendo de varios factores, hay que sobrellevar una serie de claves para que más de un gato pueda convivir de forma cómoda y sencilla en nuestro hogar.
Los expertos recomiendan marcar bien los pasos a realizar desde la misma presentación. Lo ideal es que el nuevo miembro de la familia sea presentado al resto de felinos que ya viven en casa paso a paso, en brazos de los dueños y con la ayuda de un transportín.
La llegada de un nuevo gato puede acarrear algunos problemas al principio. Los más comunes son peleas por la comida o el territorio, pero siguiendo un protocolo básico se puede lograr que tanto los gatos más veteranos como el recién llegado tengan una relación cordial, casi familiar.
Antes de nada, es esencial que el nuevo gato pase por el veterinario. Una pequeña revisión permitirá descartar cualquier dolencia o mal que puedan ser contagiado a sus nuevos hermanos adoptivos, como la leucemia o la inmunodeficiencia felina. Además, también permitirá descartar parásitos tanto externos como internos.
Una vez pasado por el veterinario, ya pueden comenzar las presentaciones. Durante los primeros días se recomienda encarecidamente que el nuevo felino disponga de una habitación para él solo y con todo lo que necesite: agua, comida, arenero, juguetes, etcétera. De esta forma, podrá aclimatarse a su nuevo hogar de forma independiente y la sensación de seguridad llegará antes. Tras esa fase inicial, el gato deberá comenzar a relacionarse poco a poco con el resto. Un truco efectivo es compartir juguetes ya usados por los felinos veteranos para que el novato pueda ir acostumbrándose a su olor y, después, devolvérselos a los primeros para que también comienzan a acostumbrarse a su nuevo compañero. Los primeros días es normal que el nuevo miembro de la familia intente esconderse bajo muebles o tras las cortinas al ser presentado al resto de gatos. Por eso, lo ideal es llevarlo durante un primer momento en brazos sentándose en un sofá o en el suelo para que el resto pueda interactuar y podamos acariciarlos.
La llegada de un nuevo gato a nuestra casa puede ser un motivo de conflicto con el resto de miembros felinos, por lo que estos encuentros de los primeros días siempre se deben hacer en compañía humana. Los gatos, como parte de su propia psicología, tienden a organizarse socialmente ellos mismos y a repartirse el espacio, por lo que la figura humana servirá de mero árbitro ante posibles disputas y como autoridad latente mientras cada uno de los nuevos peludos encuentra su lugar en la casa.
A partir de ese momento, los gatos podrán olerse, acariciarse, jugar e interactuar todo lo que quieran. Dependerá del carácter de cada uno de ellos lo mucho o poco que lo hagan.
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