El gas renovable, un elemento clave en la economía circular

La economía circular es una de las iniciativas clave que forman parte de la estrategia Europa 2020 impulsada por la Unión Europea y que tiene por objetivo generar un desarrollo sostenible e integrador. La transición a un modelo económico eficiente en el uso de los recursos y de bajas emisiones de carbono permitirá no solo impulsar los resultados económicos del continente, sino también contribuir a la lucha contra el cambio climático, limitando los impactos ambientales del uso de los recursos.

El concepto de economía circular afecta directamente a la generación de residuos, uno de los grandes problemas ambientales a los que nos enfrentamos hoy día. En este sentido, la Unión Europea se ha marcado como objetivo para los próximos años alcanzar el «vertido cero», lo que implica dos grandes medidas: por un lado, reducir al máximo la generación diaria de residuos, y por otro, aprovechar los recursos que pueden extraerse de estos mismos, utilizándolos como nueva fuente de energía. En otras palabras, lo que hasta ahora denominamos residuo empezar a verlo como un recurso.

En este contexto, el gas renovable juega un papel clave y es, sin duda, uno de los máximos exponentes de la economía circular. Se trata de un combustible generado a través de los procesos de degradación de materia orgánica -aguas residuales, residuos orgánicos urbanos, rurales, agroalimentarios, etcétera- que, una vez tratado, se transforma en biometano, un combustible renovable que se considera neutro en emisiones de CO2. Este combustible puede inyectarse directamente a la infraestructura gasista ya existente para poder utilizarlo con las mismas aplicaciones en nuestras casas, en la industria o en el transporte.

El uso del gas renovable como fuente de energía es una solución que se encuentra plenamente implementada en Europa, con más de 18.000 plantas. Alemania, Reino Unido, Suecia o Dinamarca son países referentes en el uso de este combustible alternativo. Actualmente, la producción de biogás en Europa equivale aproximadamente a 14 bcm de gas natural. De este biogás, 1,5 bcm se convierte en biometano en las más de 300 plantas distribuidas por los distintos países y se inyecta en las redes de gas o se utiliza en automoción. El objetivo fijado por la Unión Europea sitúa en el horizonte de 2030 la producción de entre 18 y 20 bcm de gas renovable, lo que equivaldría al 3% de su consumo de gas natural.

NEDGIA está convencida del indudable potencial que tiene el gas renovable y está apostando por el desarrollo en España de esta energía. Por ello, la compañía distribuidora del Grupo Naturgy está trabajando en el impulso de proyectos de demostración para innovar en los procesos de producción de este tipo de combustible y reducir sus costes.

Actualmente, NEDGIA Cegas, compañía que lleva desarrollando su actividad más de 170 años en la Comunitat Valenciana, está trabajando en el estudio y análisis de viabilidad de proyectos de gas renovable en la Comunitat. En concreto, se están estudiando las posibilidades de aprovechamiento de recursos que habría en las plantas de tratamientos de residuos y las estaciones de depuración de aguas existentes en la Comunitat para conseguir que el gas renovable pueda circular en un futuro por los cerca de 9.000 kilómetros de red que tenemos instalados en la Comunitat Valenciana.

Asimismo, NEDGIA Cegas está inmersa en un proyecto para tratar de convertir los residuos provenientes de la paja del arroz en biogás. Para ello, junto con el Instituto Tecnológico Ainia y una ingeniería valenciana especializada en este tipo de proyectos de valorización, está trabajando en la puesta en marcha de una prueba piloto que permita validar la tecnología existente para, en fases posteriores, estudiar el montaje de una planta a escala industrial.

El compromiso con el medio ambiente es uno de los objetivos básicos que definen la filosofía de NEDGIA Cegas. En la práctica, este compromiso se traduce en la apuesta por la investigación y el desarrollo de proyectos de energías limpias y renovables que contribuyan al proceso de descarbonización progresiva de la economía y a la mejora de la calidad del aire que nos rodea.