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Imagen digital del proyecto, que se está construyendo a escala real junto a la Facultad de Bellas Artes de la UPV. LP
Una segunda vida para la barraca valenciana
Proyecto

Una segunda vida para la barraca valenciana

La vivienda diseñada por estudiantes de la UPV es autosuficiente, se abastece principalmente con energía solar y optimiza los recursos

Rafa Honrubia.

Jueves, 28 de marzo 2019, 00:14

Construcción emblemática, símbolo del paisaje valenciano preindustrial. La barraca vuelve a renacer de la mano de un grupo de 43 estudiantes de 16 titulaciones de la Universidad Politècnica de València (UPV). Son los padres del proyecto Azalea, una casa inspirada en las barracas valencianas pero convertida en una vivienda energéticamente eficiente y sostenible. Esta propuesta competirá en el Solar Decathlon Europe, el mayor evento de viviendas sostenibles del mundo, que se celebra este verano en Szentendre (Hungría).

«Lo que buscamos con esta propuesta es demostrar que tradición e innovación pueden ir perfectamente de la mano, y que podemos dar una segunda vida a un símbolo valenciano que está cayendo en desuso», señala Carmen Mullor, coordinadora de comunicación de este equipo de trabajo. Azalea fue seleccionada en diciembre de 2017 junto con otras 15 propuestas de universidades de todo el mundo para participar en la cuarta edición europea del Solar Decathlon. Esta competición estudiantil busca promover la investigación y el desarrollo de viviendas eficientes y sostenibles.

La historia de este evento comienza en el año 2002 en Estados Unidos. En 2010, la primera edición europea tuvo lugar en Madrid gracias a la colaboración entre el Departamento de Energía de los Estados Unidos y el Ministerio de Vivienda de España. Tras tres exitosas ediciones -2010, 2012 y 2014-, la dirección de la competición recae en la Energy Endeavour Foundation y el SDE Council of Experts. En cada edición, universidades de todo el mundo compiten para presentar un proyecto de vivienda bioclimática que funcione principalmente con energía solar.

La vivienda diseñada por los estudiantes valencianos es autosuficiente, se abastece principalmente con energía solar y optimiza los recursos con estrategias pasivas que requieran una demanda energética muy baja. Una de estas medidas es el estudio de la posición de las ventanas para crear las corrientes de aire óptimas para que la ventilación artificial sea mínima. Además, explica Mullor, «la casa cuenta con todas las tecnologías necesarias que hacen que la casa se comunique con el usuario, manteniéndole siempre informado tanto de la demanda y la producción de energía y dando consejos de actuación en función de cada situación».

Huerta y vida en familia

La barraca tradicional valenciana es una construcción pequeña, con un tejado muy inclinado a dos aguas, donde vivían familias de agricultores o pescadores. Normalmente estas viviendas se levantaban al pie de la huerta con los materiales que brindaba la naturaleza: barro, juncos, cañas y carrizos. «La competición proponía varias tipologías de casa, y una de ellas era la remodelación de la casa típica de la región. Cuando vimos esa posibilidad no dudamos: optar por darle una segunda vida a nuestra barraca iba a ser una apuesta muy fuerte. Al final la barraca representa lo que ha sido siempre Valencia: la huerta y la vida en familia. Nosotros queremos rescatar eso, evitar que se pierdan cosas típicas como la paella de los domingos o la unión y el cultivo de la huerta al lado de la propia casa», destaca Mullor.

Pero este equipo va más allá de la cuestión arquitectónica y hablan de una vivienda que «redefina» la ciudad, que ayude a abordar la desaparición de la huerta en Valencia. «Las necesidades de la gente han cambiado con el tiempo y la vida se ha trasladado a la ciudad. Con esto, la casa típica valenciana también está desapareciendo. Sin embargo, nosotros creemos que volver a recuperar ese estilo de vida pero con todas las necesidades de hoy en día cubiertas es posible», asegura la estudiante. Y adelanta: «Nuestro proyecto es una propuesta para un concurso pero que se ha pensado y desarrollado para aquí, para poder poner solución al problema que supone la división que se ha creado entre la ciudad y la huerta valenciana. Lo que pasará después del concurso todavía es una incógnita, pero estamos barajando varias opciones de cara al futuro».

Cómodamente

«Nuestra propuesta pretende recuperar una vivienda tradicional como es la barraca valenciana y darle una segunda vida que incluye todas las técnicas, tecnologías y diseños que permiten adaptarla a la vida y a las necesidades de hoy en día. Lo que Azalea busca es ser la propuesta de nueva vivienda tradicional en la que se pueda vivir cómodamente», indica.

Los materiales principales de la vivienda son la madera y el corcho natural, usado como aislante. Para este último, se lanzó hace varios meses una campaña de recogida de tapones de corcho, llamada 'Save Your Wine Cork', con el objetivo de conseguir la mayor cantidad posible de corcho reciclado. «Desde el principio quisimos cuidar cada detalle y que nuestro proyecto tuviese el mínimo impacto medioambiental posible, buscando materiales que fuesen respetuosos en todas las fases, desde su fabricación a su instalación y posterior traslado. Por ello, también trabajamos con Passivhaus, Breeam, Ecómetro y Verde, certificados que aseguran la sostenibilidad de nuestro proyecto», resalta Mullor.

El equipo Azalea visitó Budapest (Hungría) hace unos meses para presentar al jurado del concurso la maqueta de la barraca, que quedó destrozada durante el viaje en avión. Los estudiantes levantaron de nuevo la maqueta en un tiempo récord y todo quedó en un susto. Actualmente están terminando de ensamblar la barraca en un solar del campus de Vera de la UPV, justo detrás de la Facultad de Bellas Artes. «Esperamos en para principios de abril esté todo listo», apunta esta miembro de Azalea. Luego la desmontarán para llevársela a Hungría. Su viaje a la final comenzará el 26 de junio, cuando dispondrán de 14 días para montar la vivienda en Szentendre y 14 más para competir, hasta que el 28 de julio se conozca el equipo ganador de la Solar Decathlon Europe 2019.

Vivienda prefabricada

Los encuentros de la vivienda prefabricada se han concebido de modo que mantenga las capacidades mecánicas y no se interrumpa la continuidad del aislante y el carácter de estanqueidad y hermeticidad. La barraca modular es completamente sostenible, desde la producción energética mediante placas solares, hasta los huertos ecológicos que suministran alimento de temporada. La estructura está soportada con vigas y pilares de madera laminada y herrajes metálicos, lo que permite que sea una estructura ligera, construida en seco y preparada para ser montada y desmontada. La madera proviene de bosques de explotación sostenible cuyo análisis de ciclo de vida cumple con creces con el medio ambiente ya que puede ser reutilizada y reciclada hasta convertirse en biomasa.

¿Por qué bautizarla con el nombre de azalea? La respuesta está la naturaleza. «Estas flores de color naranja no son muy comunes y requieren de muchos cuidados. Sin embargo, una vez se consiguen cultivar son preciosas. Nos pareció muy interesante la analogía entre estas flores y nuestro proyecto, ya que es una iniciativa de más de dos años de desarrollo, que ha costado mucho esfuerzo por parte de todo el equipo pero que al final esperamos que tenga un resultado precioso. Además, el hecho de ser el nombre de una flor también resalta la relación que nuestro proyecto tiene con la naturaleza, ya que buscamos ser totalmente respetuosos con el medio ambiente y proponer nuevas soluciones constructivas que tengan el menor impacto posible en el entorno», concluye Mullor.

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