lola soriano
Lunes, 13 de marzo 2017, 00:12
Caminar por la calle María Cristina, plaza del Mercat, Bolsería o plaza de la Virgen se convirtió ayer casi en una misión imposible. Una marea humana tomó el centro de Valencia, tanto los puntos donde se concentran las fallas más grandes, como en el entorno de monumentos como la Lonja.
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En comisiones como Sueca, Cuba, Convento, El Pilar y Na Jordana estaban contentos de ver tanto público en sus demarcaciones. Jaime, fallero de Sueca, explicó que Ruzafa había recibido la visita de turistas de Ciudad Real, País Vasco y muchísimos madrileños. «Nos ha comentado un grupo de madrileños que les había gustado tanto el ambiente, que tenían pensado volver el próximo fin de semana».
En la plaza de Cuba, Jesús e Inma Calvo, Olga Gago y Juan José López, segovianos afincados en Madrid explicaron que procuran venir todos los años «una semana antes de Fallas porque hay menos agobio. El año pasado nos encantó la falla de Maléfica (LAntiga) y nos han impresionado mucho los espectáculos de las luces. Cambia mucho de verlo en la televisión a vivirlo», indicaron.
Una turista francesa, Corinne Guillot, dijo que ayer quedó impresionada «por el trabajo de montaje de las fallas. Me encantan los volúmenes y la pintura. Y tengo muchísimas ganas de probar los buñuelos de calabaza».
En la plaza de Convento, Monika Dybalikova, residente en Barcelona, estará una semana en Valencia, en casa de su hermana. Ayer detalló que le pareció «impresionante el disparo de la mascletà. Vibra el suelo entero». Ayer por la noche acudió a ver el encendido de luces de Ruzafa y el jueves tiene previsto acudir a una comisión del barrio del Carmen para participar en una jornada de paellas.
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Michelle Castillo, Maitrai Agarwal y Mariska Seldenrijk, de México, la India y Holanda respectivamente, que están haciendo un intercambio de estudios en Murcia se desplazaron este fin de semana a Valencia para conocer las Fallas. «Hemos hecho un tour donde nos han explicado las tradiciones y nos ha interesado conocer la cultura y enterarnos de que llenan el cadafal de la Virgen de flores», comentaron.
También hubo casos, como Eugenio Miralles y Ramón Santiago, que decidieron salir de Bétera andando y recorrieron más de 20 kilómetros para ver la mascletà.
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