El cierre del ejercicio de las Fallas de 2022 va a suponer un antes y un después no sólo por las maltrechas economías de los casales, tras organizar dos fiestas en siete meses y perder 6.302 falleros respecto a enero de 2020, sino también ... para algunos de los talleres que bajan las persianas.
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De momento son tres los artistas de Valencia con taller propio los que han plantado y quemado sus últimas fallas y pasan a estar inactivos, al menos temporalmente, porque van a dedicarse a otros sectores, dada la crisis que viven los artistas falleros. De momento, los tres artesanos que han decidido hacer un alto en el camino en el mundo de las Fallas como actividad principal son Pedro Rodríguez, José Luis Pérez Ballester (Novel) y Óscar Villada.
Pedro Rodríguez aprobó en 2018 una oposición de subalterno de la Generalitat y está ejerciendo de funcionario en un centro de menores de Godella. En estas Fallas de 2022 tenía este último proyecto por plantar, pero de momento ya no va a combinar su nuevo oficio con la firma de fallas nuevas para 2023. «No voy a firmar contrato para hacer ninguna falla. Lo único es que como tengo moldes para figuras de cartón y muchos de manos y lo que haré es continuar con estos ingresos que reciba de compañeros».
Otro compañero que ha cerrado el taller que tenía en la Ciudad del Artista Fallero es José Luis Pérez Ballester (Novel). «Hoy en día el trabajo de sólo hacer fallas es deficitario y hay que volver a los orígenes, cuando nuestros antecesores lo combinaban con ferias, carpintería, eventos y otras tareas para poder tener beneficios», indica. También ha pedido la excedencia en el gremio y ahora mismo trabaja en una empresa con sede en Paterna que se dedica al interiorismo y escaparatismo para firmas de ropa a nivel mundial.
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Quien también dice adiós al menos por un año es el artista de fallas infantiles Óscar Villada, después de plantar con éxito en San Vicente-Periodista Azzati y Rois de Corella, en Gandia, donde ha quedado primero en Ingenio y Gracia y segundo de sección.
Se va a replantear si seguir firmando proyectos en próximos años pero no en 2023. En este caso, cabe destacar que Villada trabaja en un laboratorio creando colores para el sector gráfico y de serigrafía y las fallas eran un trabajo más. A pesar de ello, detalla que «la pandemia me ha servido para reflexionar y de momento cambiar el ritmo de las tareas, pero además, después de dos años con un presupuesto de 75% cada ejercicio, es decir, con menos ingresos, prefiero esperar un año a ver cómo va la cosa y luego ya me lo replantearé».
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Un artista que ha cerrado el taller, pero en este caso por haber llegado a la edad de jubilación es José Ramón Espuig, que precedió en el cargo de maestro mayor del gremio a Paco Pellicer. El pasado 9 de marzo cumplió 65 años. Este artista, que junto con Manolo Martín y Escif firmó la Meditadora de la falla municipal, a los 12 años después de ir a clase iba por las tardes al taller de José Martínez Mollá. Su padre ya trabajó con carrozas Guaita y él con 14 años ya empezó a hacer infantiles. Espuig confiesa que el sector «está pasando una época criminal. Veremos qué pasa después de la cremà».
Otro que se ha jubilado es Fernando Urios. Este artista siempre trabajó como secretario en un colegio y lo combinaba con la profesión de artista fallero y ha llegado a plantar casi 200 fallas. En septiembre vio arder las fallas de Puebla de Valverde, Vivons y Pianista Martínez Carrasco y en la Exposició del Ninot entró por tercera vez una de sus piezas de cartón, una figura de Chaplin que había creado para la falla Humanista Mariner, comisión que decidió no hacer fiesta en septiembre.
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Uríos comenta que la profesión no se encuentra en su mejor momento «y para las Fallas de 2023 van a tener que bajar los volúmenes para adecuarlo al coste real por la subida de materiales».
También ha llegado a su edad de jubilación tras 40 años de oficio Manuel Guitarte. «Me tenía que haber jubilado en 2019, pero como se cancelaron las Fallas de 2020, me tuve que esperar a quemar las de septiembre. Sus últimas fallas han sido Pere Martía Orts i Bosch (antigua Eduardo Marquina) y Norte-Dr. Zamenhoff.
Al artesano que también le queda poco para llegar a la merecida jubilación es José Vicente Vendrell. «Me queda año y medio para jubilarme. Comencé en el oficio con 13 años. Estuve primero con Ángel Azpeitia, también muchos años trabajando con los hermanos Ferrer y desde 2006 por mi cuenta». Y precisamente también se jubiló hace un año el carrocero Ángel Azpeitia.
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