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Corrida de este sábado en Valencia. Txema Rodríguez

Contra el frío, el viento y los novillos

Peñaranda abrió la puerta grande de Valencia en una tarde desapacible

Sábado, 9 de marzo 2024

Frenazo climatológico en la apertura de la feria de fallas. Tres horas de novillada en tarde tan desapacible es mucha tralla. Tanta que a punto estuvieron de llevarse las ilusiones de chicos y mayores a cambio de algún catarrazo. Con ese frío marcero los ... espíritus de la inspiración torera eligen manta, chimenea y copazo, así que no acabaron de aparecer en el ruedo donde privó la ilusión y el empeño por encima de otros perfiles.

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En ese ambiente más allá de la ilusión de los chicos la primera de feria se pareció como una castaña a un huevo en lo que se supone que es una tarde de toros en Valencia. En lo artístico queda resaltar el oficio y cuajo de Peñaranda, a punto para pruebas mayores; las decisión y firmeza de Navalón que sigue creciendo que es lo mejor que se le puede decir; y no se puede obviar los chispazos de toreo bueno de Donaire que todavía necesita de tiempo para macerarse. Todo eso contra el frío y los novillos de Chamaco de los que se esperaba más.

Peñaranda, de Iniesta, paisano de Chicuelo II, interpretó unas chicuelinas vulgaronas de recibo a un colorado precioso, berreón y de poca entrega en los primeros compases de su lidia, que aunque noble fue a menos en el tercio final. Peñaranda tiró de oficio y asiento. Ahí estuvo el secreto de su actuación. Lo más lucido lo logró sobre la mano derecha, pero lo mejor fue la entrega y la ejecución de la estocada final que acabaría poniéndole un trofeo en las manos. Fe y técnica fue la receta.

T. Rodríguez
T. Rodríguez
T. Rodríguez
T. Rodríguez
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La novillada en conjunto tuvo más fachada que fondo y a su segundo, cuarto de la tarde, corretón de salida y desentendido, le corrió la mano, amarró la embestida huidiza y el trasteo cogió cuerpo hasta que el oponente dijo hasta aquí hemos llegado. Todo el mérito para el torero. Volvió a manejar la tizona con contundencia. Está para empresas mayores. Le concedieron una oreja, la que le abría la puerta grande. Está bien, se la pidieron, pero la impresión que dejó estuvo por encima de los trofeos. Torerísimas las verónicas de Navalón a su primero, manos bajas, pecho por delante y cintura rota para darle profundidad al lance.

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Ahora que tanto celebramos el toreo bonito y alado, que está muy bien o mejor que bien, viene la mar de oportuno el toreo sólido y enmacizado que también puede ser bonito. Ayer se vio en dos, tres verónicas y una media muy enroscada del torero de Ayora. Si fuese capaz de repetirlo con frecuencia se pondría en torero caro. Arranque novilleril, de rodillas y en los medios. Quiero y quiero y vuelvo a querer fue el espíritu de la faena. Se lo hizo a un novillo burraco, fuerte de los cuartos delanteros, con hechuras muy de Torrestrella y pelo Nuñez, con más poderes que clase. Tampoco le sobró la bravura así que cuando se vio podido entregó la cuchara y se largó del reto que le planteaba el torero. Es fácil entender que tuvo más suerte el novillo que el novillero.

En quinto lugar, saltó otro toro desclasado al que Navalón le aplicó otro bonito arranque de faena, ahora por estatuarios, firmes y elegantes. Le dio distancia, no le agobio y aprovechó las inercias para exprimirlo. Entró a matar de manera muy particular, poco ortodoxa pero cada cual tiene su fórmula y mientras los mate… nada que decirle. Otro que se postula como más poderoso que artista, más técnico que distinguido, que no está mal. Le concedieron una oreja, hubo petición de la segunda y lio en la comparativa con otros trofeos. La vara de medir en esta plaza sigue siendo de difícil comprensión.

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Castaño con hechuras de torete, mansón y desclasado. Se emplazó de salida el tercero. Topó que no embistió, dramática diferencia para los chicos que quieren hacer el buen toreo y no andan sobrados de oficio como es el caso de Donaire. Le faltó un puyazo y sobre todo clase y sobró el viento que para entonces se había empeñado en desencuadernar la tarde. Aun así, en el tramo final Donaire le robó naturales de mucha enjundia que dejaron atisbar la buena clase que atesora. Faena a más diría el clásico. Lo mató bien. En el sexto, otro novillo deslucido, volvió a apuntar detalles del toreo que quiere y puede ser. La faena también fue a más que es detalle que da esperanzas. Buen torero al que hay que cuidar.

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