Decenas de aficionados hacen noche junto a la falla municipal a la espera de su cremà 'secreta'

El mundo fallero se mueve por rumores, por noticias susurradas en los casales. Una de ellas empezó a correr con fuerza el jueves por la noche: la cremà de la falla municipal iba a llevarse a cabo a las 4 horas de ayer viernes, con nocturnidad y alevosía. Desde medianoche, en una madrugada particularmente clara por la niebla que cubría la ciudad y reflejaba las luces de Valencia, decenas de aficionados hicieron guardia en la plaza del Ayuntamiento hasta pasadas las 4, junto a un no poco numeroso grupo de periodistas, para ver la cremà del monumento de Manolo Martín y José Ramón Espuig.

Cierto es que no hubo ningún movimiento en el entorno de la plaza en toda la noche, más allá de la llegada de dos coches de policía en torno a las 2.30 horas que despertaron las esperanzas de los aficionados (un agente se acercó a la prensa, preguntó por qué estaban allí y cuando los informadores le dijeron que les habían dicho que se iba a quemar la falla, respondió: «Pues ya sabéis más que yo»).

En la plaza no había nada de movimiento, pero en una noche tan larga como esa, todo vale como señal. Por ejemplo. Alguien se dejó una luz del edificio consistorial encendida. En concreto, la del gabinete de comunicación. Pues sobre esa luz orbitaron buena parte de las esperanzas de los aficionados, que pensaban que si estaba encendida es porque había alguien en el edificio. «Está Galiana y las cortes cenando dentro», decían, mientras fuentes municipales insistían en que la falla no iba a arder.

Claro que no es la única falla sobre la que circularon rumores. «En Cuba están quitando las vallas», se escuchó en la plaza. Incluso hubo quien aseguró que Na Jordana ardía a las 3. Nada de eso pasó. «Açó també passarà» no había pasado al amanecer. La primera cremà secreta en la historia de las fallas tendra que esperar, al menos de momento.