El autor de la Meditadora carga contra el Ayuntamiento: «Lo que se quemará no es una falla»

Como publicó LAS PROVINCIAS, el Ayuntamiento se gastará 73.700 euros en la restauración de la parte de la falla que no ardió en marzo de 2020, debido a que fue imposible trasladarla a la Base, en la Marina. El presupuesto incluye todo lo relativo a la plantà de la cabeza y parte del busto, además de un caballete de 2,60 metros cuadrados que servirá para alzar el conjunto hasta los 12 metros y terminar el cabello de vareta en la figura.

Esta decisión obliga a dejar para 2022 la plantà de la falla elegida en el concurso para este año, de Alejandro Santaeulalia y el artista urbano Dulk, en una carambola que reducirá los ingresos en el sector de los artistas. Ocurre igual en el monumento infantil, con lo que los 233.500 euros previstos pasarán a las comisiones. La medida provocó las críticas de la oposición por el perjuicio que causa a los artesanos.

«Sorprendido ante la nueva de que los restos de la Meditadora se presentarán como falla municipal de 2021 y, visto que he tenido que enterarme de esta noticia por la prensa, me ha parecido oportuno escribir esta nota con la que poder dar a conocer mi opinión al respecto», inició el artista un duro comunicado.

Escif recordó que el proyecto de la Meditadora se vio interrumpido por el estado de alarma. «Ante la inesperada situación de la crisis del Covid, el Ayuntamiento de Valencia decidió quemar, a puerta cerrada, el cuerpo de la Meditadora, dejando huérfana la parte alta del monumento».

«La Meditadora no pudo terminar de montarse. Se quedó a medias. Cuerpo y mente quedaron separadas. Afortunadamente su mensaje trascendió la forma, llegando al corazón de muchísima gente, ocupando portadas de los principales medios del mundo, inundando las redes con mensajes de paz y esperanza. Todo pasa todo el rato. El Universo es cambio y movimiento. También esta crisis mundial pasará. Paciencia», añade en un alegato que incluye una figura con una espada en una mano y una cabeza en la otra, simbolizando la pandemia y la Meditadora.

Los restos del monumento, la cabeza y los hombros, quedaron «atrapados en un tinglado del puerto, abandonados al devenir de una realidad completamente imprevisible. La cabeza y los hombros no son la Meditadora. Son las ruinas de un proyecto, las brasas que resistieron, el recuerdo de lo acontecido. La Meditadora abandonó su cuerpo el día que fue incinerado».

Por esa razón, opina que este año, en la plaza del Ayuntamiento «no tendremos nuestra falla. No. No se planta la Meditadora. Sí un fragmento, una alusión, un mausoleo. Es un acto simbólico, pero no es una falla».

Fuentes conocedoras del proceso señalaron que se insistió al Ayuntamiento nada más suspenderse las Fallas reconstruir la Meditadora y volver a plantarla este año, descartando un concurso. Esto fue rechazado por la concejalía de Cultura Festiva.

«Ojalá esta cabeza, que resistió la pandemia, siga catalizando el mismo sentimiento de paz y esperanza. Ojalá la Meditadora se recuerde meditando y no como una cabeza cortada, cual trofeo de Perseo. Ojalá toda esta crisis nos permita concederle a la cultura el inmenso valor social que tiene como base de todo lo que somos, pero sobre todo, como cimientos de lo que queremos ser», continúa.

«Quemar la cabeza de una mujer en la plaza del Ayuntamiento no es el proyecto que presentamos hace dos años. No, no es la Meditadora. Es el recuerdo simbólico de una falla, ya histórica, que se quedó sin plantar», finaliza el artista urbano.

Escif es autor de la falla junto con los artistas José Ramón Espuig y Manolo Martín. El Ayuntamiento ha aprobado un gasto para reparar los desperfectos de las piezas que subsisten y acometer la plantà con ellos. Las piezas que faltan, fundamentalmente piernas, brazos y parte del cuerpo, no serán reconstruidas, lo que obliga a modificar el proyecto de repartir la escenas de ninots por la plaza del Ayuntamiento y agruparlos todos para que tengan algo más de empaque.