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LOLA SORIANO
Martes, 2 de octubre 2018, 00:42
Tocar con la varita a las falleras mayores de Valencia de cada año no es nada fácil. Por un lado, las preseleccionadas tienen que ser capaces de destacar en menos de un mes entre las 73 compañeras y, por otro lado, el jurado ha de saber captar el 'gen' fallero y la personalidad y naturalidad de las candidatas.
Tan difícil es estar en un lado de la barrera como en el otro, algo que sabe muy bien Estefanía López, que fue fallera mayor de Valencia en 205 y que fue jurado de Rocío Gil y su corte el pasado ejercicio fallero.
Como joven que ha pasado dos veces el proceso, porque ha sido corte infantil y fallera mayor, asegura que lo importante es «la naturalidad. Mostrarse tal cual y no engañar a nadie, ya que te eligen por lo que eres, no por lo que quieres aparentar ser», indica Estefanía López.
En el casal de Malilla-Isla Cabrera deben tener desde hace unos años la clave del éxito, ya que han tenido ya tres cortes infantiles, dos falleras mayores (Ariadna Galán y la propia Estefanía) y dos cortes mayores, contando a Andrea López, que está ahora en plenas pruebas.
Pero no sólo cuenta la naturalidad, los sentimientos y gestos también tienen peso, «como saber transmitir que quieren ese sueño», añade. Entre las cualidades que cuentan para Estefanía también está que «se vea que la persona tiene aspiraciones en la vida, inquietudes».
La clave está en exprimir en algo más de un mes las pruebas. «Sobre todo en nuestro año valoramos mucho las pruebas de cercanía, es decir, la entrevista personal, la opción de hablar con ellas cuando estuviera relajadas, en los supuestos donde realizan un discurso o en las preguntas sobre cultura general», afirma Estefanía López.
Lo que más se busca, según explica la fallera mayor de Valencia de 2015, es que «sean chicas muy falleras, pero sobre todo con calidad humana, para hacer un grupo estupendo y que haya buen ambiente».
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Estefanía recuerda que el día de la llamada del alcalde y el posterior «son duros para la chicas que no han salido, pero deben de tener en cuenta que ser corte es un premio enorme, ya que otras 380 falleras mayores de comisiones lo hubieran deseado también». El secreto en este caos, según Estefanía es «hacer grupo pronto y apoyar a su fallera mayor de Valencia».
Cualidades como ser agradecida y próxima a los falleros «es fundamental porque igual sólo pueden compartir a lo largo del año un acto contigo». Lógicamente la formación profesional y los idiomas son poner más azúcar. Y estar disponible es esencial «porque es un año que regalas al mundo de las Fallas».
Amparo Chova, fue jurado de corte infantil en 2007 y también en 2017. «Recuerdo que fuimos los primeros jurados en seguir todo el proceso, es decir, en valorar a las preseleccionadas que optaban a corte y a las trece aspirantes a fallera mayor infantil».
Para esta fallera de la Plaza del Negrito, que ha colaborado muchos años en la Junta Central Fallera, es importante que tanto la niña como la mayor «tengan don de gentes, que sepan desenvolverse y saber estar en cualquier acto».
También tiene valor que «tenga cierto conocimiento de la fiesta porque va a acudir a muchos actos y tener la capacidad de saber llevar desde eventos que sean más cortos y sencillos a actos más protocolarios y que puedan durar más tiempo», explica Amparo.
Lógicamente, apunta que «todas las niñas tienen encanto y, aunque sean niñas, para el cargo precisan un punto de madurez, porque en muchas ocasiones estará entre adultos. Aunque eso no quiere decir que deje de ser niña».
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En el caso de la corte infantil, también cuenta y mucho el entorno familiar, es decir, que los padres puedan dedicarse a la apretada agenda fallera y que «se vea un nivel de educación». Saber desfilar, ser simpáticas, evitar ser tímida pero son llegar a ser un terremoto incontrolable también es importante.
Cristina Estévez, profesional del protocolo, que llevó esta cartera varios años en la Junta y que ha sido jurado de 2012 y 2018, afirma que se busca a la persona «más completa y que refleje todo lo que se espera de una fallera mayor». Algunas de las cualidades que opina deben acompañarle son el saber estar, la educación, «conocer el entorno fallero, aunque durante el reinado descubra nuevas cosas».
Cristina Estévez afirma que como falleras mayores «se van a enfrentar a días maratonianos y hay que tener aguante para jornadas largas». También considera importante que sean personas «con carácter, para llevarse bien con toda la corte y saber agrupar».
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