Espíritu fallero y buen humor para hacer frente a un último puesto

La comisión, que está ubicada a tan solo un par de calles de la plaza del Pilar, vive un gran momento a pesar del resultado de este año. Lejos queda aquella complicada época en la que la histórica falla estuvo cerca de desaparecer. Su presidente, Carles Berriales, está orgulloso. Y no es para menos, ya que de los menos de treinta falleros con los que contaban en el año 2013 han crecido hasta superar el centenar: «Estuvimos a punto de desaparecer, pero hicimos un llamamiento y volvió gente que había formado parte de la comisión años atrás. Vivimos un crecimiento tremendo y ahora somos 130 falleros».

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Todos tienen algo en común: el espíritu fallero que les permite vivir con pasión la fiesta por excelencia de la ciudad. Este sábado, jornada completa con recogida de premios por la mañana, ofrenda por la tarde y torrà por la noche. Nadie se acuerda del jurado de la Junta Central Fallera, que al igual que este año ha decidido que la céntrica falla sea la última clasificada de la última categoría en otras ocasiones ha premiado a esta comisión con galardones mejores. «Hace dos años nos dieron el primer premio, el año pasado no nos dieron nada y este año ha tocado el último, pero eso es lo que menos nos importa», explica uno de los falleros que acaba de terminar la ofrenda a primera hora de la tarde.

Cierto es que los miembros de Guillem Sorolla-Recaredo se lo toman con humor y desbordan simpatía a pesar de que esperaban «un poquito más» en esta ocasión. El monumento diseñado por Artdefoc Creaciones Artísticas refleja bien el sentimiento de los falleros de la comisión. El lema 'Amor per sempre' lo resume, ya que es amor lo que sienten los componentes de Guillem Sorolla-Recaredo por su falla. Un fallero señala a una niña de dos años y explica que desde hace un tiempo trata de seguirse la tradición de apuntar a los familiares que van naciendo: «Mi abuelo era de esta falla, mi padre era de esta falla y ahora mi hija es de esta falla. Hubo una época que nos fuimos del barrio y fue a menos, pero ahora venimos todos a propósito, porque es nuestra falla».

Amparo Vergara, su fallera mayor de este año, también vive con ilusión la semana a pesar de la clasificación de su comisión. De hecho, no lo tiene casi ni en cuenta. Ella prefiere destacar la emoción que ha sentido al recibir los piropos de su gente antes de pasar por delante de la Virgen en la ofrenda o la felicidad que le aporta formar parte de la comisión desde hace un par de años, cuando recibió la llamada del presidente para formar parte del resurgir de Guillem Sorolla-Recaredo.

Con los malos momentos que han pasado, un último puesto en Octava C no va a arruinarle las fallas a un grupo de amigos que lo da todo por mantener vivo el espíritu y la tradición de una falla con mucha historia.