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Las Fallas vuelven a cambiar de pareja de baile. Entre marzo y junio son tres los concejales que habrán estado al frente de la fiesta, ya que Pere Fuset tuvo que dejar temporalmente el cargo en febrero de 2020 por el fallecimiento de un trabajador durante el montaje de un escenario en Viveros y no regresó hasta el 24 de marzo de 2023, cuando se aclaró su situación judicial. Entre febrero de 2020 y marzo de 2023 la fiesta ha estado gobernada por el hasta ahora concejal Carlos Galiana con una pandemia histórica que canceló las Fallas y la aprobación de continuas ayudas para reflotar la fiesta; y ahora, tras sólo tres meses del regreso de Fuset, y como resultado de las elecciones municipales, será el PP el que tome el mando de las Fallas.
No va a ser una tarea fácil, porque el gobierno de Compromís ha abierto muchos debates y también ha dejado muchas patatas calientes por resolver que el nuevo equipo de gobierno tendrá que coger por los cuernos. Eso sí, al menos partirán de una situación menos hostil en las asambleas, ya que Fuset y Galiana se han encontrado estos años con asamblearios que no han dudado en frenarles los pies o plantarles cara cuando planteaban proyectos que consideraban que podía afectar a las fallas. Los temas que habrá que abordar son muchos, pero destacan los siguientes.
A la espera de la confirmación de que Santiago Ballester sea nombrado concejal y responsable de la Junta Central Fallera tendrá que elegir a la nueva directiva o ver si mantiene alguno de los cargos nombrados por Fuset en abril. Veremos si el tema no se prolonga hasta julio.
Faltará ver si el nuevo concejal mantiene el nombre de la concejalía que 'bautizó' Fuset como 'Cultura Festiva' o regresa al nombre de 'Fiestas'.
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Lola Soriano
El edil se encontrará con unas normas de elección de las falleras mayores de Valencia donde no ha tenido ni voz ni voto, ya que es un proceso que llevó a asamblea Fuset poco antes de la campaña electoral. Los presidentes no quisieron que en el proceso intervenga la suerte (los bombos) ni que se exija el valenciano, sí hay novedades que tendrá que asumir como la figura del observador de JCF o que falleros con bunyol de plata puedan ser jurado.
Fuset pidió a las comisiones que entregaran unas fichas con las incidencias y cosas mejorables de la fiesta y faltará ver si el nuevo edil mantiene la petición.
En la última asamblea de presidentes, Fuset dejó claro que se corría el riesgo de no poder hacer un estudio económico del impacto de las Fallas porque muchas comisiones no estaban facilitando datos de los gastos que realizan y que, sin no tenían un número de casos representativos, tendrían que aparcar el tema. Quizá algunas comisiones, con el antecedente de la polémica encuesta fallera donde se preguntaba por la religión y la tendencia política, hayan preferido no entrar en charcos. Faltará ver si ahora las comisiones responden al nuevo edil y si éste valida el proyecto o lo aparca.
Compromís insistió en varias ocasiones que era necesario hacer un congreso fallero para modernizar el reglamento fallero y antes de las Fallas de 2023 abrió el melón. Las mesas para establecer la composición de los equipo y las normas y los asuntos a tratar ya están perfiladas, pero el nuevo edil se encontrará con el arranque del proceso que no será corto, ya que hay que elegir a representantes de fallas y empezar las reuniones, algo que puede llevar meses o un año.
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Una de las primeras medidas que tomó Fuset tras regresar a la cartera de Cultura Festiva fue crear una mesa de artistas, una comisión de trabajo con representación de artesanos y colectivos falleros para ver cómo ayudar a los artistas para que puedan vivir de su oficio y, a la vez, que las comisiones pudieran encontrar profesionales que les planten falla. Sólo hubo una o dos sesiones, pero toda la patata caliente sigue sobre la mesa.
En el mandato de Compromís se creó una mesa de trabajo sobre el Patrimonio Inmaterial de las Fallas para estudiar medidas para fomentar este reconocimiento. La cuestión es que sólo se convocó una vez y nunca más se supo y en momentos vividos en las Fallas de 2023, con unas fiestas masificadas, hubiera venido bien una reflexión.
En 2015 el portavoz de Ciudadanos, Fernando Giner, consiguió que todos los grupos políticos se pusieran de acuerdo en la necesidad de actuar en la Ciudad Fallera antes de que acabaran por desaparecer los artistas falleros de este polígono. Se hicieron inversiones con la remodelación museística del gremio o la colocación de un ascensor, pero poco más. El gobierno ahora en funciones hizo estudios, propuso crear un Distrito Cultural único basado en los artistas falleros y en los carroceros, pero no ha llegado nada y siguen a la espera de ver si consiguen fondos europeos.
En marzo de 2022 el alcalde Joan Ribó reconoció que al museo fallero de Monteolivete le quedaban cuarto años para que darse sin espacio para los ninots indultados. Ahora quedan menos de tres años y no se han tomado decisiones: ni se traslada la sede de la JCF a otro sitio para ampliar el museo de Monteolivete ni se ha llevado el museo a otro punto. En principio, la idea del PP es pedir al Consell el antiguo edificio de Correos de la plaza del Ayuntamiento para ese fin.
Hace años que se observa que hay gente que va a la Crida con botellas de alcohol. Este año Fuset, visto lo visto, dijo que había que repensarlo. Veremos cómo se resuelve porque tener dos horas previas con ambientación musical puede hacer pensar a más de uno que es una verbena y que todo vale.
Sergio Carrero, el artista que monta el cadafal de la Virgen para la Ofrenda, lleva tiempo diciendo que hay que restaurar la estructura de madera y de falla para garantizar la seguridad, pero no se ha hecho. La última ocasión fue en 2014, con el edil Francisco Lledó. Precisará una inversión importante. En cuanto a la Ofrenda, en las Fallas de 2023 no se pusieron pasarelas para el paso de viandantes en puntos como San Vicente, la Paz y se pudo comprobar que es necesario retomar este asunto, al igual que mejorar la iluminación.
El nuevo edil que capitanee el barco de Cultura Festiva tendrá que ver si tiene suficiente presupuesto para acabar todas las fiestas que quedan de aquí a final de año. De hecho, el concejal Pere Fuset ya tuvo que pedir en abril una modificación presupuestaria de 220.000 euros por la «imposibilidad» de licitar la Feria de Julio, la Batalla de Flores y los festejos de Fin de Año. Veremos si es suficiente. Además, hay otra patata caliente importante: la Junta Mayor de la Semana Santa Marinera sigue esperando la ansiada reforma del museo. Se tienen que eliminar las oficinas de la parte expositiva y trasladarlas a un edificio adjunto. La cuestión es que se tiene que hacer con fondos europeos Edusi y tiene que estar liquidado antes de final de año. El nuevo concejal tendrá que resolver este atasco para no perder el dinero. Hay otros interrogantes, como si la Senyera volverá a entrar al Te Deum en las fiestas del 9 d'Octubre; si la cruz de mayo se volverá a plantar en la puerta del Ayuntamiento o si se mantendrán en Navidad los personajes de la cartera Caterina o el Señor Carbó que incluyó Fuset. Además hay fiestas que tienen demandas, como Amcis del Corpus, que quiere que se restauren las once rocas; o los vicentinos, que recuerdan que nunca han recibido subvenciones por promocionar los milagros y tampoco se les ha cedido un teatro. Además, las entidades de San Vicente Mártir siguen esperando que se le dé un fin vicentino a la Roqueta y que se respete el festivo en el día que caigan.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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