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Lola Soriano
Valencia
Jueves, 11 de marzo 2021, 00:09
Alicaídos e indignados con los agravios comparativos que sufren. Así se encuentran los colectivos falleros que ven cómo se permiten las reuniones de cuatro personas o se abren las terrazas de bares, pero ellos siguen con las persianas de los casales bajadas.
Tras cumplirse un año desde la suspensión de las Fallas de 2020, aseguran que «siempre hemos cumplido las normas, pero seguimos con las sedes cerradas, cuando pedimos poder usarlas para fines administrativos, y los pirotécnicos no pueden disparar castillos tras el toque de queda», explica el presidente de la Interagrupación, Guillermo Serrano.
Afirma que «a las fallas nos ponen normas muy estrictas. No nos dejan hacer nada cuando se pueden reunir cuatro personas en la calle, por qué hay esa diferencia cuando son cuatro con carnet de fallero», se pregunta, en referencia a que podrían avanzar tareas administrativas. Por eso comenta que «a unos se nos ponen normas muy estrictas y a otros no». Por este malestar, han convocado hoy a los medios para expresar cómo se sienten.
Asegura que, cumpliendo las normas que marquen las autoridades, «necesitamos volver a poner la maquinaria en marcha cumpliendo los protocolos», y matiza que no habla de hacer pasacalles ni juergas. Serrano recuerda el shock de hace un año «cuando llegó el mazazo de que se cerraba todo».
El presidente de la Federación de Especial, Rafa Mengó, confiesa que «somos conscientes de la situación que hay y no podemos hacer más que cumplir, pero tenemos incertidumbre y no podemos planificar. Se está haciendo largo». Dice que «no concebimos que unas cosas se puedan hacer y en otras no dejan nada y si huele a fallas todavía menos cuando somos responsables».
Mengó indica que «en el metro va mucha gente y en un casal no pueden estar cuatro. Estamos atados de pies y manos» y recuerda que el fallero se está cansando «y se borrarán más».
Francisco Romero, presidente de la Federación de Primera A, explica que en este aniversario está triste «por todo lo que ha pasado y con ganas de que acabe». Reconoce que «ya es mucho tiempo sin actividad ni económica, ni social e incluso los sentimientos se resienten». Añade que los falleros «somos escrupulosos en el cumplimiento de las medidas, pero mantener así una estructura es complicado».
Añade que «se han permitido concentraciones de atletismo y concentraciones y a los falleros nos podrían dar aliento para sustentar lo justo porque nada durante un año y sin mucha ayuda no se puede aguantar».
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