LOLA SORIANO
Miércoles, 10 de mayo 2017, 00:33
valencia. Un Leonardo del siglo XXI. Así se podría describir a Manolo García, el artista y carpintero que ha sabido conquistar la plaza del Ayuntamiento con cuatro fallas municipales. Todo aquel que tiene la oportunidad de entrar en su taller es de inmediato consciente de que es un genio del dibujo y del cálculo de volúmenes y no es de extrañar que deje con la boca abierta a los arquitectos que han descubierto su 'laboratorio' de pruebas.
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El artesano de la vareta, que ha dado protagonismo a la técnica que ya usaban grandes maestros como José Martínez Mollá o Vicente Luna, ha sabido demostrar que se puede triunfar haciendo grandes piezas al desnudo, sin corcho o cartones que oculten la naturalidad de la madera. Precisamente esas listas de vareta han permitido a los valencianos y turistas disfrutar de una cremà limpia y con el crujido de la madera como sonido de fondo.
A Manolo García no le gusta decir que cierra una etapa en la plaza del Ayuntamiento, sino que hace un punto y aparte, puesto que no se despide de repetir esta experiencia.
De hecho, hasta dos días antes del cierre del plazo estuvo pensando presentar proyecto para 2018, pero no le salieron las cuentas. A pesar de ello, no duda en confesar su proyecto 'non nato'. «Quería hacer en vareta la escultura del Atomium de Bruselas, que es todo un símbolo de Europa». Y añade que no tiene problema en hacerlo público porque «iba a ser un diseño muy a mi estilo». Lo deja para el futuro.
Una de las palabras que describe a Manolo García es su genialidad, pero él añade otro calificativo: «Soy cabezón y cuando me propongo algo, insisto». Reconoce que «antes de que me dieran la primera falla municipal, me presenté cinco veces. Tenía que plasmar mis ideas en la falla de todos los valencianos».
Parte de toda la 'culpa', la tiene la comisión de Na Jordana y su presidente Pere Borrego, ya que le dieron la oportunidad de plantar una falla de vareta. «Había plantado el campanario del Carmen en Na Jordana en 2005 con Vicente Almela, pero Borrego me dio la oportunidad de hacer una de vareta en 2012».
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Y es que el ejercicio anterior, «presenté el proyecto de Leonardo Da Vinci para la falla municipal, pero no lo cogieron y a Pere Borrego le gustó y se plantó en Especial». La impresionante cabeza de Leonardo y los inventos que se podían conocer en el interior de la falla calaron hondo y hubo una segunda falla de vareta en Na Jordana, la del caballo de Troya. «Montamos la pieza en la otra orilla del río y los falleros hicieron la movida de ir vestido de época para trasladar el caballo a la plaza», comenta el artesano.
Esas mismas fallas volvió a optar a la falla municipal con el diseño del Moisés, «pero no fue elegido. Creo que cuando vieron el espectáculo que se hizo en Na Jordana con el caballo de Troya ya cogieron conciencia en el Ayuntamiento de que podían contar conmigo».
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García no duda en afirmar que el concejal Francisco Lledó «fue el que confió en mí» y también reconoce la apuesta del concejal Pere Fuset por el proyecto de este año que se levantó al tombe.
El maestro confiesa que desde la década de los 90 tenía en mente hacer un Moisés. «Cuando yo estaba trabajando con José Martínez Mollá, mi maestro, que estaba montando el David en la plaza del Ayuntamiento, ya le dije que algún día habría que hacer el Moisés». Como anécdota, el primer año que presentó el proyecto y no fue elegido, en las escenas planteó un decálogo sobre la paella y al año siguiente, que es cuando la eligieron, las cambió por el decálogo del valencià.
Si en 2014 triunfó el Moisés, en 2015 el león de las Cortes que combinaba la vareta con toques que simulaban el bronce convenció al mundo fallero. En 2016 el artesano gigante, que era un homenaje a todos los gremios artesanos de la ciudad, resultó un éxito y fue la pieza que se plantó justo el año en que las Fallas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad. La proyección de los carteles de Ibán Ramón y la iluminación interior con el corazón que latía sorprendieron al público.
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Para 2017, tenía claro que quería una pieza muy vertical «y que se levantara al tombe. Estuve dudando entre el Parotet o la torre de Telecomunicaciones y Paco Pellicer me animó a hacer la segunda». García espera que no sea la última falla del Ayuntamiento. «He hecho proyectos arriesgados que no se podían poner en otro sitio que no fuera la plaza del Ayuntamiento», indica.
A pesar de ello, no duda en admitir que los cuatro trabajos y, sobre todo el último, le han costado dinero. «Igual que muchos de los artistas que plantan en Especial y quieren podio acaban poniendo más falla de la que toca, yo he invertido mucho». Haciendo cuentas, detalla que entre «la compra de la madera, los talleres para guardar las piezas, lo que cuesta una plantà y otros gastos y escenas, cuando empecé a hacer la falla ya había gastado 94.000 euros y quedaba hacer la falla».
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Escaparate
Reconoce que ha sido un orgullo hacer cuatro fallas municipales, «pero me han costado dinero. Opino que la falla de todos los valencianos debería de tener un presupuesto mayor del actual, como los más altos de Especial, para que pudiera ser la mejor falla de Valencia».
Su última falla municipal pasará a la historia por la plantà al tombe y porque certificó ante notario que era la más alta, medía 42,89 metros. «Opino que en la falla del Ayuntamiento hay que empezar a buscar retos para que nos conozcan, como entrar en el libro Guinness».
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Tras estos retos, afirma que «me tengo que mentalizar en hacer proyectos para ganar dinero». Aunque años atrás ya ha hecho grandes encargos, como la decoración de una pastelería de Paco Torreblanca; un gran atún para el restaurante Nacional de Barcelona o la quilla del restaurante Contrapunto del Palau de les Arts, con un diseño de José Ramón Tramoyeres, explica que el escaparate de las fallas municipales le han servido para que se fijen en él diseñadores y arquitectos. Ahora mismo, está haciendo un gran expositor de vareta para el diseñador José Ramón Méndez (Bolmen Muebles y proyectos de Altea) con el que la empresa Funcotex de Torrent viajará a la feria Interzum de Colonia (Alemania). «Vi sus trabajos en las fallas municipales y me encantaron. Luego conocí la vareta que hizo para el edificio de Las Cigarreras de Alicante y me quedé impactado. Hay que exportar el valor de lo valenciano», afirma Méndez. En estos dos últimos años también ha creado una beluga y medusas de vareta para l'Oceanogràfic.
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