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LOLA SORIANO
Viernes, 16 de marzo 2018, 00:48
La composición de las fallas y los remates que las coronen sumarán muchos puntos a la hora de valorar los riesgos, pero el acabado de las juntas, la pintura y abalorios serán la guinda del pastel en estas Fallas 2018.
En Convento,Pere Baenas cuenta con un nutrido equipo que ha mimado hasta el más mínimo detalle la pintura. «Si bien todo el trabajo está coordinado por mí, cada uno tiene su especialidad. Así, por ejemplo, yo me he encargado de la parte de la fantasía con piezas como la chica del fuego que seduce al hombre árbol porque me encantan los tonos de las llamas. La parte clásica de los trajes de época, las puntillas o las caras son la especialidad de José Lafarga», según Baenas.
«Las corazas de los guerreros con dibujos de animales o los ojos del hombre árbol donde se reflejan las llamas del fuego llevan el detalle de Jorge Gil, que es experto en aerografía. Las escenas de los ninots y los elementos más meticulosos son de Jesús Grao», añade Baenas.
En la plaza de Na Jordana, el diseño de José Gallego se une al arte y pintura de Toni Pérez. «El contraste de azul y blanco de la cara de Wallace llama la atención y para la tela escocesa, no hemos querido poner tonos oscuros sino rojos, verdes y el amarillo», comenta Pérez.
La figura de Jaume I está repleta de complementos. «Hemos utilizado goma eva para hacer círculos y crear la malla que cubre la cabeza y la hemos pintado de plata», añade.
Este artista cuenta en la pintura con la colaboración de Carmen Camacho. «Hay contrastes como el color bronce del toro de Wall Street sobre el que está subido Trump. Y en la parte donde hay un verdugo, hemos empleado tonos más tipo cómic o trazos negros de ilustración».
Una escena muy curiosa de Na Jordana es la del rebaño de ovejas donde Toni Pérez representa a las diecisiete comunidades autónomas y el pastor es el rey Felipe VI. «El animal de Ceuta y Melilla lleva el gorro de la Legión; el de Galicia, es una oveja con los símbolos del peregrino y el de la Comunitat Valenciana va con la peineta, pero está trasquilado para denunciar los problemas de financiación», añade.
En este rebaño hay una oveja que trata de salirse del redil, que es la de Cataluña y el rey emérito está ordeñando la oveja de Mallorca. Lo llamativo es que el pelo de las ovejas «está hecho con doscientos mochos blancos. Hemos puesto en cada uno bridas para formar ramilletes».
En La Nova d'Orriols, el artista David Sánchez Llongo ha conseguido recrear una fiesta mexicana. «He elegido colores muy puros. He aplicado el oro y la plata para fajines y los gorros de los mariachis y los chalecos llevan dibujos y chinchetas», indica Sánchez Llongo.
La chica que aparece bailando con un traje típico de volantes «lleva una puntilla hecha a mano con tiras de pasteta (arcilla). Hemos utilizado 130 kilos», añade Sánchez Llongo.
En El Pilar, Paco Torres sigue fascinando con los detalles de los trajes de valenciana. «Una vez hemos pintado las faldas se han creado las manteletas imitando tramas de hilo y se hace con pasta para hacer el efecto del lino». Torres explica que las escamas de la serpiente «llevan su faena, por los contrastes de claro y oscuro». Este año ha contado con Miguel Santaeulalia como dibujante y en la pintura incorporó ya el año pasado a Zvonimir ostoic (Z).
Manolo Algarra también ha puesto toda la carne en el asador en Almirante Cadarso y Maestro Gozalbo. «En Almirante, los conquistadores llevan colores fuertes para crear la atmósfera de misterio y los tonos dorados o plateados van en las armaduras y en el oro de los nativos y en las plumas destaca el colorido».
En Maestro Gozalbo, la capa del rey Sol, con el contraste del tono azul y la flor de lis llama la atención. «Es una época de puro barroquismo y la falla se prestaba a eso», indica Algarra. En la pintura cuenta con la colaboración de Paco López Albert; en el boceto ha participado Miguel Santaeulalia y Alejandro Santaeulalia en el diseño de las escenas, además de Miguel Prim y Manuel Andrés Zarapico en el guión.
En Linterna-Na Robella, José Luis Platero ha buscado la originalidad en la pintura. La pieza central es el busto de Barón de Cárcer «y hemos buscado un colorido diferente para la cara, que no fuera en tono carne, sino creando una fantasía en azul y morado. Y el traje de fondo berenjena lleva un adomascado en negro.
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